¿Quedarse...? Las imágenes de las últimas horas volvieron a Casio. Recordó lo que había vivido en la cascada, la blandura de la piel de Dion cediendo a su agarre, sus labios cálidos encontrándose con los suyos. Se imaginó por unos momentos teniendo todo eso a su alcance cuando quisiera, y se le hizo agua la boca. Encontrar la voluntad para negarse fue difícil. Las palabras se le resistieron.
—Me honra que me lo ofrezca, pero no puedo. Me necesitan afuera.
—¿Afuera? —preguntó la reina, frunciendo el ceño—. Si no fuera por mi ayuda, no habría un afuera para ti, ni un adentro. No hace falta que vuelvas.
Casio apretó los puños. Sus manos, antes frías, rebosaban calidez. Si era cierto que las hadas no trabajaban gratis, ¿qué clase de precio tendría que pagar por la oportunidad de sobrevivir a una muerte segura? ¿Tendría derecho a negarse? A la reina no le sería muy difícil retenerlo, si quería; Casio no tenía idea de cómo salir de aquel lugar.
—¿Soy un prisionero, entonces?
—No. Estoy apelando a tu buena voluntad y a tu sentido común.
—¿Por qué quiere que me quede? —preguntó Casio.
—Porque si te vas, no creo que pueda evitar que Dion se vaya contigo. Suficiente me ha costado mantenerlo cerca antes, y ahora que está motivado por más que curiosidad, me será imposible. Y si se va contigo, terminará de nuevo en problemas. Sé que fue herido cuando estuvo en tu mundo. Sé que tu reino está en crisis y me imagino que quieres recuperarlo, pero no quiero que arrastres a mi hijo a tus problemas. Si te quedas, eso se soluciona.
¿Significaba aquello que al haber aceptado su ayuda debía vivir ese tiempo extra de acuerdo a sus términos, aunque afuera esperasen por él y su reino estuviera cayéndose a pedazos? La mirada de la reina caía sobre él; no había crueldad en ella, pero sí firmeza.
—Haría lo que fuera por mantener a salvo a Dion —dijo Casio, su voz más grave que de costumbre—, y sé que estoy en deuda con usted, pero no puedo quedarme. Tiene que haber otra manera.
La reina se acercó, dejando un rastro de flores a cada paso. Se detuvo justo frente a él; sus ojos verdes le recordaron a los de Dion.
—La otra manera es que te vayas asegurándote de que él no quiera seguirte. Decirle que no tienes interés en continuar relacionándote con él, sin dejar abierta una posibilidad de reencuentro.
—No podría hacerle eso —se apresuró a decir Casio.
Sin embargo, cortar con la conexión entre los dos era lo que había considerado hacer en el castillo, cuando estaban cercados por Rufus, y Casio había querido instar a Dion a escapar. En esa ocasión, le había parecido la mejor salida, la única. Ahora tenía una nueva oportunidad de implementarlo, aunque el corazón se le arrugara de solo pensar en eso.
—¿Pero sí te parece bien ponerlo en peligro?
La pregunta le revolvió el estómago. La reina debió notarlo, porque sonrió por primera vez, no de una manera siniestra ni soberbia, sino compasiva. Los dos querían lo mismo, le decía en silencio.
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El príncipe de las hadas (completa)
Fantasy(LGBT+) Un joven rey invoca a un príncipe hada para realizar un ritual mágico que mejore su suerte. ¿Qué tan mal podrían salir las cosas cuando el amor surja entre ellos? Fantasía/aventura/romance. Ganadora de un par de premios en los Wattys 2021...