35. El misterioso pacto de Doslunas

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En la reunión que Casio convocó a primera hora en la sala principal del área de huéspedes, los rostros de Nora, Drustan y Erika se desplegaron ante Dion en un arcoíris de distintos grados de confusión: Erika la mostraba más que nada en los ojos, m...

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En la reunión que Casio convocó a primera hora en la sala principal del área de huéspedes, los rostros de Nora, Drustan y Erika se desplegaron ante Dion en un arcoíris de distintos grados de confusión: Erika la mostraba más que nada en los ojos, mientras que los otros dos dejaron escapar exclamaciones de sorpresa. Arami también estaba presente; al escuchar la revelación se llevó una mano a la boca, pero no dijo nada.

—¿O sea que la que anda con la reina guerrera es un hada? —preguntó Drustan, con el ceño fruncido. Se encontraba de pie, detrás del sofá individual donde estaba sentado Arami—. ¿Entonces hay... hadas malas?

—No todas las hadas son iguales —explicó Dion—. Hay de todo tipo. Como los humanos... —Le vinieron a la mente las leyendas de hadas tan perversas que habían sido encerradas en ámbar para evitar que siguieran haciendo daño. ¿Qué tal si estaban lidiando con una de esas?

Casio resopló. Desde el comienzo de la reunión había estado dando vueltas de un lado a otro de la sala, cual león enjaulado. Ahora, de brazos cruzados frente al grupo, parecía estar haciendo un esfuerzo para mantenerse en el lugar.

—No se me ocurrió la posibilidad cuando la vi en batalla —dijo Casio—. Se veía como una persona, aunque su apariencia fuese inusual. Creí que eran excentricidades de hechiceras, no imaginé que se tratara de esto.

—¿Y a ti no se te ocurrió? —le preguntó Drustan a Arami en voz baja, dando unos suaves golpecitos en la cabeza del mago con sus nudillos.

Arami se dio vuelta de inmediato y respondió, susurrando:

—¡No estuve en la batalla! Nos dijeron que nos escondiéramos cuando ellas pasaron por la ciudad. Dalia nunca mencionó la posibilidad de que fuera un hada...

—¿Por qué un hada ayudaría a saquear reinos? —intervino Nora.

En el silencio que siguió a continuación, las miradas fueron hacia Dion, que bajó la vista y apretó los puños.

—Podría estar siendo controlada —propuso Erika—. Algo como lo que hicieron conmigo.

—Por eso queríamos que él estuviera aquí —dijo Casio, señalando a Arami, quien se hundió en el sofá cuando la atención del resto se volcó hacia él—. ¿Sería posible controlar a un hada a través del hechizo que Dalia usó con Erika?

—En teoría... —respondió Arami—. Pero un ser mágico tiene más resistencia natural. Los hechizos no los afectan de la misma manera, por eso cuando usé el de sueño, no pude mantenerlo sobre él. —Los ojos de Arami se posaron en Dion durante un segundo antes de apartarse—. Un hechizo de control sería aún más difícil, pero hay un par de magos veteranos que podrían tener el nivel en el Consejo Real de Solonia, así que también podría haberlos en otras cortes. O quizá, si más de un mago lo intentara al mismo tiempo, podría funcionar.

Casio dijo entonces:

—Quizá un mago de la corte de la reina guerrera esté controlando al hada de las nieves para su beneficio...

El príncipe de las hadas (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora