Capítulo 1: Idea

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El sol empezaba a levantarse poco a poco... Un nuevo día en las praderas.
Una gran luz amarilla y anaranjada aparecía, y la oscuridad de la noche se iba, como pasaba todos los días...
Las praderas, reconocida por sus enormes pastizales, grandes árboles, de baobab, de acacia, y otros más, y deliciosas frutas. Con sus animales majestuosos e increíbles, jirafas, cebras, y claro, los leones, gobernantes de las praderas.
Aparte, también era reconocida por su gran historia, representada en las pinturas de los Majuzis reales en la cueva de la guardia del león.
En otros reinos, siempre hablaban sobre la historia de las praderas.
Todo animal de las praderas se sabía la historia completa, y más sobre el reinado de Mufasa, el mejor rey que haya habido en las praderas, pero lamentablemente, fue asesinado por su hermano menor Scar... pero al final todo se logró solucionar, cuando Simba, el hijo de Mufasa derrotó a su tío y subió al trono.
Desde ahí todo ha estado en paz, bueno... no completamente...
Al costado de las praderas, donde todo era oscuridad, y la luz nunca llegaba a tocar esa parte, habitaban los animales que habían traicionado a las praderas. El lugar se llamaba: las lejanías.
Un lugar donde no hay suficiente agua ni comida, donde es una lucha para sobrevivir, y donde la mayoría de los animales que habitan ahí tienen la meta de conquistar las praderas y destruir el ciclo de la vida...

En la roca del rey, un cachorro de león se levantaba, se estiró y dio un gran bostezo. Era Kion, hijo del rey Simba y de la reina Nala, y hermano menor de Kiara, la futura reina de las praderas.
Mayormente dormía en su guarida de la guardia del león, pero esta vez decidió dormir junto a su familia.
Llamo a su guardia, que apareció rápidamente.
— ¿Listos para el patrullaje matutino?— preguntó Kion con una sonrisa.
Los miembros de la guardia asintieron con una sonrisa.
— ¡Entonces vamos! —gritó Kion mientras se ponía enfrente de sus amigos— ¡Hasta el fin de las praderas!
— ¡Guardia del león defensa! —gritaron los demás.
Empezaron a correr, alejándose de la roca del rey.
— Ono, vigila desde el cielo por si ves algún problema —ordenó Kion.
—Afirmativo —asintió la Garza.
Ono voló sobre las praderas, usando su vista aguda, empezó a vigilar.
Todo estaba normal, veía cebras pastando, elefantes en el valle Kilio, los cocodrilos descansando... hienas escondidas en los arbustos... ¿¡Hienas escondidas en los arbustos!? Eso no era una buena señal.
Hapana... —se dijo Ono para sus adentros —avisaré a Kion.
Voló rápidamente de regreso con la guardia del león, mientras ellos ayudaban a los gálagos a subir a sus árboles, ya que se habían resbalado y en eso se cayeron.
— ¡Kion! ¡Kion! —gritó desesperado Ono, como siempre actuaba cuando veía peligro.
— ¿Que pasa Ono? —preguntó el cachorro de león acercándose hacia su amigo, que él aterrizaba al frente de el.
—Las hienas, están escondidas en los arbustos, ¡al parecer planean atacar algo! —informó Ono mientras movía sus alas de forma desesperada.
— ¿Hay alguna manada cerca de ahí? —preguntó Kion, tratando de descifrar el plan de Janja, el líder de las hienas.
—Hay una manada de cebras pastando cerca, es la única manada cerca de ellas —explicó Ono.
—Entonces ese debe ser el plan de Janja, planea cazar a las cebras —dijo Kion —vamos guardia del león, tenemos que detener a las hienas.
El grupo de animales se dirigieron a donde se encontraban las hienas, mientras ellas susurraban en el arbusto, preparándose para atacar.
Muy bien cerebros de paja, solo tenemos que saltar hacia las cebras y cazarlas, cuando diga "ya" atacan, cacen todas las cebras que puedan —ordenó Janja con una sonrisa.
Esto será fácil —susurró Chungu confiado.
¿Listos? Una... dos ... tres... ¡ya! —gritó Janja mientras todas las hienas saltaban listas para atacar a las cebras, pero no las lograron cazar, ya que la guardia del león se encontraba al frente de las hienas.
Las hienas pararon y se quedaron como estatuas con los ojos abiertos, asustadas. y sorprendidas.
En eso, Kion se abalanzó contra Janja, y le gruñó. Janja trataba de quitárselo de encima, pero no podía.
— ¡Te dije que te alejaras de las praderas Janja! —gritó Kion con una mirada molesta.
— ¿A si? Pues se me olvidó —dijo Janja entre risas.
Kion se quitó y cuando se paró lo pateó, haciendo que el caiga sobre los demás miembros de su clan, haciendo que todas las hienas se caigan al piso.
— ¡Fuera! —gritó Kion rugiendo a las hienas, haciendo que se vayan directo a las lejanías.
Ya se habían ido.
Las cebras por suerte no se asustaron, ni se dieron cuenta de todo esto.
No era necesidad preguntarles si estaban bien o no.
—Poa Kion —dijo el hipopótamo acercándose hacia su líder.
— ¡Eso fue In-Bunga-creíble! —gritó el tejón mielero dando saltos alrededor de Kion.
—Gracias chicos —agradeció Kion.
—Cada vez los ahuyentamos más rápido —dijo Ono parándose en el lomo de Beshte —hasta hoy ni necesitaste nuestra ayuda.
—¿Será por qué las ahuyentamos casi todos los días? —dijo Fuli rodando los ojos, ya cansada.
—Tienes razón Fuli, las hienas no se cansan y nunca se cansarán hasta tener las praderas bajo su poder... —dijo Kion pensativo.
—Entonces... ¿que haremos? —preguntó Bunga — ¿seguir combatiendo?
—Pues... si... —respondió Kion sin darle importancia a la pregunta de Bunga, estaba concentrado con lo que había dicho Fuli y él mismo... —tómense el resto del día libre, de seguro las hienas no volverán a atacar, pero igual Ono estate atento por cualquier ataque de ellas o de otros.
—Eh... esta bien —dijo Ono inclinando la cabeza un poco en señal de confusión, Kion nunca había hecho eso, no es que esté mal, solo que era... extraño...

Kion camino hacia la roca del rey, con un paso lento. En el camino tenía la mente en blanco, solo pensaba en la conversación que tuvo con sus amigos.
Llegó a la roca del rey y se dirigió a la guarida de la guardia del león. Entro y vio que no había nadie, ni Rafiki que mayormente se pasaba en la cueva pintando nuevas pinturas.
Decidió pasear por ahí viendo las pinturas de los majuzis reales.
Veía pinturas de animales bebiendo, comiendo, o hablando entre sí.
En las pinturas vio a él y a sus amigos, como la guardia del león defendiendo el ciclo de la vida, peleando contra hienas, chacales, buitres... protegiendo a las praderas.
Se daba cuenta de que siempre fue lo mismo... las hienas y los leones nunca se llevaron bien, solo cuando Scar las utilizó para su propio beneficio... pero luego... ya no más...
Eso molestó a Kion, cuando él y sus amigos tengan que darles el cargo de la guardia del león a otros animales, será lo mismo... todos los días...
Esto no cambiará nada... si no hago un cambio... pasará esto toda la vida... —se dijo Kion.
Entonces decidió hacer algo, que tenía prohibido, pero igual tenía que hacerlo, por el bien de las praderas y sus próximos habitantes: ofrecer su amistad al clan de Janja.
Si les ofrecía su amistad, tal vez cambien y respeten el ciclo de la vida, y quien sabe, puede que más adelante, se puedan reformar otros desterrados como los buitres o chacales.
—Es hora de cambiar todo esto... —dijo Kion con una mirada segura mientras miraba unas pinturas de la guardia del león luchando contra las hienas.
—Debería contarle mi idea a mi papá... puede que me ayude un poco —sonrió Kion y corrió rápidamente hacia la salida de la cueva y subió la gran roca hasta llegar a la parte donde se encontraba un trono, donde ahí se encontraba Simba hablándole a Kiara, que ella estaba a su costado. De seguro hablaban cosas sobre su futuro reinado.
—Mmm... ¿papá? —dijo Kion llamando la atención de Simba.
—Hola Kion —saludo Simba con una amable sonrisa — ¿tan rápido terminó el patrullaje?
—Pues sobre eso quería hablarte... —dijo Kion con nervios, no nervios hacia su padre, sino nervios por lo que iba a decir. No le daba miedo hablar con Simba, al contrario, se sentía seguro...
—Claro hijo, Kiara, ¿nos darías un tiempo a solas? —preguntó sonriendo.
—Si papá —respondió Kiara alejándose y saliendo de la roca del rey.
El rey se paró de su trono y se acercó a su hijo.
—Bueno Kion, ¿de que querías hablarme? —preguntó Simba mientras movía su cola de un lado a otro.
—Pues... he estado viendo las pinturas de la cueva... —Simba le levantó una ceja —y me di cuenta de que... las hienas y los leones siempre han sido enemigos... solo una vez se unieron por Scar...
— ¿A donde quieres llegar con esto hijo? —preguntó Simba frunciendo un poco el ceño, que hizo que Kion se asustara un poco.
—Que... creo que es hora de hacer que las hienas y los leones se unan... ofreciendo mi amistad al líder de las hienas, Janja...
Simba, de una expresión de felicidad, pasó a una de enojo.
Esto hizo que Kion se asustara más, y de pronto, las palabras de su padre salieron...

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