Capítulo 37: La reunión

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— ¡Jasiri! ¡Jasiri!
Una hiena hembra corría hacia su hermana rápidamente, con una expresión preocupada.

Jasiri, que se encontraba jugando con unos cachorros de hiena, al verla se preocupó. Su hermana era una de las encargadas de decirle los informes, y al parecer este era muy grave.
— ¿Que sucede Madoa? —preguntó acercándose hacia su hermana.

— ¡Los chacales! ¡No están! —avisó Madoa.
— ¡¿Que?! —exclamó Jasiri.
—Si, los buitres se enteraron de que no se encontraban en su territorio, ni sus cachorros —explicó.
— ¿Y saben a donde se fueron? —preguntó Jasiri, ya pensando en un plan de que hacer.
—No lo saben exactamente, pero creo que iban hacia las praderas —dijo finalmente Madoa.

¿Hacia las praderas? Eso no era para nada una buena señal. Jasiri conocía el pasado de los chacales, no iban a ir por paz a las praderas, lo más obvio, era de que iban tras venganza hacia el rey.
—Madoa, quédate con los cachorros, iré a avisarle a la guardia del león —dijo Jasiri preocupada.

...

Lo último que pudo escuchar Jasiri ese día de su hermana fue un "esta bien, con cuidado Jasiri". Esa dulce voz de su hermana.

...

Tenía que llegar a las praderas, lo más rápido antes de que sea muy tarde. ¿Y si los chacales ya habían llegado? ¿Y si ya los habían derrotado? Se tardaría en llegar a las praderas de seguro. No estaban muy cerca, parecían, pero no.
Pensaba en que hacer cuando llegaba, tenía que dirigirse rápidamente hacia la roca del rey y avisar a Kion.
Ya pensaba en eso, pero ni siquiera salía de las lejanías.

Seguía corriendo, con la meta de llegar.
Pero de pronto, sintió como si alguien —o varios —la observaban.
Eso la preocupo y rápidamente freno, dejando de correr. Empezó a examinar el lugar, y olfatearlo.
Era un olor familiar —y otro desconocido —; recuerdos vinieron a su mente.
recuerdos que quería olvidar, pero iba a ser imposible.

Sentía cómo empezaban a caminar alrededor de ella.
No los veía, pero sabía que no solo era un animal.
—Vaya, pero si es Jasiri...
Conocía esa voz. Hace años que no la oía, y si que había cambiado, pero era reconocible. Aunque su tono de voz era diferente, no era tan amable como antes.

— ¿Akili? —exclamó Jasiri sorprendida, emocionada, feliz.
—Hace tiempo que no hablábamos, ¿desde que nos separamos en dos clanes? —dijo sonriente mientras se acercaba a ella con pasos lentos.
—Jaja, yo creo que si, ¡pero ahora todo está solucionado! ¡Todos somos buenos ahora! ¡Y Janja...! —no pudo terminar su oración de emoción, pues un golpe en el piso la interrumpió. Akili con su pata había pisado fuerte el suelo, haciendo callar a Jasiri.

— ¡Lo se! ¡El cambio! Todos son buenos ahora, tanto esfuerzo para cuando yo vuelva luego de un sacrificio... ¡un cachorro de León cambié a mi amigo! ¡Pensaba que en la amistad se necesitaba a veces sacrificios! —gritó mientras estaba frente a frente a Jasiri.
La hiena hembra tragó saliva. ¿El era Akili? No lo recordaba tan enojado... lleno de furia...
—P-Pero... tú eres bueno, como ahora las hienas...
— ¿¡Es que no lo entiendes!? ¡Quería estar en el clan de Janja, ser parte de su clan! ¡Pero no podía! ¡Tuve que huir! ¡No podía estar más tiempo en ese lugar! Pero un nuevo amigo me ayudo a ser la hiena que siempre debí ser... ser bueno no me trajo un buen camino... jamás fui respetado por las praderas, aunque yo las respetara... luego del cambio, siendo bueno con el clan y tratando de ayudar no gane nada... tuve que cambiar para ser respetado, ¡pero no sirvió de nada!

Tú Puedes Cambiar | La Guardia Del León Donde viven las historias. Descúbrelo ahora