Capítulo 38: Pigania amani

267 30 135
                                    

¡Lectores! ¡Aviso!
Este capítulo puede que resulte fuerte para algunos.

Nunca imaginó eso Kion, ni Bunga, ni Janja, ni Mfuasi... e incluso Akili...
Bunga caía lentamente hacia el vacío del acantilado... sabiendo que una muerte lo esperaba...
No sobreviviría a tal altura... tal vez podía salvarse si tenía en cuenta de que iba a caer, así iba a estar preparado para el impacto; pero en este caso, no lo estaba...
Parecía que todo esto sucedía rápidamente, pero no... todo pasaba lento... y los recuerdos venían a Kion...
Kion se tiró a suelo... sintiéndose derrotado viendo como su amigo caía...

—Y... ¡yo soy bunga! ¿Y tú? —preguntó con alegría.
El león se sorprendió, se olvido de presentarse.
—Oh, perdón, soy Kion, príncipe de las praderas —dijo con orgullo.

— ¡Oye! ¿Quieres jugar conmigo?
Primero, el cachorro de León dudo, pero decidió aceptar la invitación.
—Si —respondió sonriendo.

—No Zazú, nosotros deberíamos disculparnos... no debimos haberte asustado de esa forma —se disculpó bebé Kion con las orejas agachadas.
—Si... no estuvo In-Bunga-creíble... —se rascó un poco el cuello mientras se lamentaba un poco.
Zazú les dedicó una sonrisa... disculpándolos.

—Tranquilo Kion, es una gran idea, un poco loca... pero se que funcionará, y yo siempre estaré para apoyarte —sonrió.
Kion también sonrió.
—Gracias Bunga —agradeció.
—Hakuna Matata Kion —dijo.

—Ah... sobre los gusanos jeje... —rió nerviosamente, pero luego suspiró —son para Janja...
—Ohh... entiendo... te sugiero llevarlo todo en una hoja, como yo lo hago, ten —le entrego una hoja mediana, donde podrían entrar todos los gusanos.
—Gracias Bunga —agradeció Kion; fue una buena idea contarle a Bunga sobre su secreto.

—Hakuna Matata Kion... sin preocuparse —le sonrió Bunga.
Kion también le sonrió mientras los dos veían la puesta del sol...
"Zuka zama..."

Cerró sus ojos, fuertemente, y todo se convirtió en un gran silencio. Parecían minutos, pero eran segundos...
De pronto, Janja sentía cómo si su amigo se levantara lentamente, y era cierto.
Al voltear a verlo, lo vio abriendo sus ojos rápidamente, con el ceño fruncido, enojado, furioso.
En sus ojos se veía la furia que tenía, y no lo podía culpar, pues Akili acababa de lanzar a su amigo, a su mejor amigo, al acantilado.
Se paró y se puso firme, mirando directamente a Akili.

Akili sintió como si alguien lo miraba fijamente, y al voltear a atrás —pues él miraba a Bunga cayendo, mientras disfrutaba de la situación —, vio a un cachorro de León en posición de ataque.

Eso le sorprendió, no esperaba que Kion se levantara... pensaba que acabando con su mejor amigo lo derrotaría y Kion se rendiría ante el, pero no... Kion seguía firme, con un gran poder dentro de él.
Veía a Kion firme, y lo iba a atacar.

Janja se alejaba un poco de Kion sabiendo lo que iba a hacer... y lo dejaría... con dolor...
Mfuasi hizo lo mismo y se alejó de Akili. Era la batalla de Akili, no la de el.
Puede de que lo haya ayudado a ser la hiena que era ahora, que le haya dado un hogar y comida, pero aún así, no era su pelea, era de Akili contra Kion.

Janja aprovechó de que Kion estaba concentrado en Akili por ahora, en como lo atacaría, para entonces correr abajo del acantilado —con cuidado —, lo más rápido que podía, y cuando llego al suelo, miro hacia arriba, se sentía pequeño al estar en tal gran acantilado.
Y ahí caía Bunga... justo saltó y con sus dientes —sin hacerle daño —lo cogió.
Lo salvó.

Mientras, Kion y Akili se encontraban frente a frente, Akili sintiendo el miedo, pero si quería ser un verdadero enemigo, iba a actuar como un verdadero enemigo.
Iba a luchar por la victoria.
Las nubes empezaron a ponerse grises poco a poco, unos leones se iban formando en el cielo.
Akili se asustaba poco a poco... cada vez más y más... y...

Tú Puedes Cambiar | La Guardia Del León Donde viven las historias. Descúbrelo ahora