Capítulo 32: Recuerdos perdidos

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Akili creía saber quién era... pero no quería creerlo... no podía ser aquella hiena con la que había pasado mucho tiempo conviviendo... la que recordaba por última vez, era una hiena malvada... con una mirada de odio... pero ahora... el veía una hiena amable, una mirada preocupada... pero este no era el Janja que una vez había conocido... tal vez el Janja del inicio, pero el del luego no...
— ¿Jan-Janja? —dijo con dificultad.

Simplemente en el momento no hubieron palabras. Solo miradas. No sabían que decir. ¡No les salían las palabras!

Akili miró a Kion, que se encontraba al lado de la hiena.
Lo recordaba. Hijo de Simba.
Sonrió y miró a Janja.
— ¡Ahí está Kion! ¡Vamos! ¡Acabemos con el de una vez por todas para conquistar las praderas! —gritó mientras sonreía.

Janja se quedó sin palabras —de nuevo—.
Sabía quien era... pero... si es quien creía que era... había cambiado... y no de la buena manera... y demasiado... mucho... ¿o es todo una exageración solo por no haberlo visto luego de mucho tiempo?

Akili veía que Janja no movía ni un músculo. Con la mirada le seguía insistiendo a Janja para que atacara, pero nada...
Se quedó sorprendido, mientras Janja solo analizaba todos los comportamientos de la otra hiena.
— ¿¡Que esperas!? ¡Kion está ahí! ¡A tu costado! ¡Asesínalo! —gritó desesperado Akili, pero ni una respuesta a lo dicho...
Al no ver ni una respuesta de Janja, Akili decidió acabar con Kion el mismo. Ya luego hablaría con Janja.

—Bueno... yo mismo lo haré —sonrió para luego ponerse en posición de pelea.
Janja abrió los ojos enormemente y se paró frente a Kion, protegiéndolo.
— ¡No! —gritó Janja —no le hagas daño —dijo —es mi amigo.

Kion quería sonreír con lo que había dicho Janja, pero no era el momento... ¡esto estaba muy confuso! ¿Quien era el? ¿Por que estaba junto a un perro salvaje? ¿Janja lo conoce? ¿¡Por que lo quiso asesinar!? ¿Janja lo volverá a traicionar?

— ¿Que estás haciendo? —preguntó sorprendido Akili — ¡es Kion! ¡Nuestro enemigo! Bueno, Simba también lo es —dijo pensativo mientras desviaba la mirada.
— ¿Mi padre? —pensó Kion sorprendido.

Basta de dudas. Tenía que saber quién era el, que hacía aquí y por qué estaba tan furioso y sentía tanto odio hacia el y su padre.
—Janja, ¿quien es el? —preguntó Kion.

Janja volteó a verlo. Ahora ya no podía esquivar esta pregunta. Ya lo había hecho por mucho tiempo. Nunca planeaba decirle a Kion. Jamás.
Quedaría como un olvido, solo un secreto entre hienas —que rara vez lo comentaban —.

Kion notó este nerviosismo de su amigo hiena, y con la mirada volvió a insistir.
—Kion... uh... —suspiró —él es... mi primer amigo...

Para Kion, no estuvo nada mal al oír eso. Un amigo... pero... aun tenía sus dudas... ¿Por que no le había dicho nada?

...

Hace muchas temporadas de sequía... cuando Simba recién era rey junto a su reina, Nala. Dos hijos, Kiara la mayor, y Kion el menor.
Todo había mejorado luego de la muerte y el fin del reinado de Scar... las hienas habían sido asesinadas... bueno... no todas... los cachorros no. Ellos viven en las lejanías, un lugar sin comida, y teniendo prohibido el ingreso a las praderas.
Eran dirigidas por Janja, un cachorro de hiena. Un clan de hienas dirigidas por un cachorro de hiena. Sin ni un adulto.
Un trabajo difícil, pero Janja hacía lo posible para que su clan viviera bien.

La pequeña hiena salía de su cueva, un nuevo día para comenzar como líder del clan.
Suspiró y empezó a caminar por su territorio.
Habían muchas hienas, ya sean hienas hembras o machos.
Entre las hienas hembras logró ver a una hiena muy curiosa, con una mirada divertida, y al mismo tiempo valiente.
Su mismo nombre lo decía, Jasiri, valiente.
Andaba mucho con las hienas hembras, como su hermana, Madoa, o a veces con Janja también.

Tú Puedes Cambiar | La Guardia Del León Donde viven las historias. Descúbrelo ahora