Capítulo 7: El volcán

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Kion encontró a Janja hablando con Cheezi y Chungu.
Le daba curiosidad escuchar lo que estaban hablando. Pero decidió no espiar, ya que en realidad estaba mal, y se acercó lentamente al trío de hienas.
—Eh... ¿Janja? —interrumpió Kion llamando la atención de las tres hienas.
Janja volteo para ver al león y sonrió.
—Hola Kion —saludó y luego miró a Cheezi y Chungu que estaban temblando de miedo, todavía les daba un poco de miedo Kion.
Tenían miedo de que les ruja, como lo había hecho antes.
—Cheezi, Chungu, no hay porque tener miedo, no les haré daño —dijo Kion acercándose un poco a ellos con una sonrisa amable.
—Ah... está bien —dudó Cheezi, miró a su jefe que le dio la señal para que se retirara junto a Chungu, y lo hicieron rápidamente, dirigiéndose a su cueva junto a las demás hienas, dejando a solas a Kion y Janja.
—Parece que todavía me tienen miedo —dijo Kion con la cabeza agachada cuando las dos hienas ya se habían ido.
—Jajaja —rió —claro que si, luego de todas las veces que nos lanzaste con el rugido de los ancestros —bromeó Janja.
Kion suspiró.
—Ahh... si... y en realidad estuvo mal lo que hice... —dijo Kion.
— ¿Que? — ¿acaso Kion estaba diciendo que estaba mal haberles rugido? Puede que a Janja no le guste el rugido, pero sabe que el rugido era necesario para ahuyentarlas por no respetar el ciclo de la vida. Estaba sorprendido.
—Nada se debe solucionar a golpes, ni con guerras... solo debíamos haberlo hecho como lo estamos haciendo... ofreciéndote mi amistad —dijo Kion con una sonrisa.
—Eh... si —asintió dudando.
—Pero bueno, ¿que tienes planeado hacer? —preguntó con curiosidad el cachorro de León.
Janja sonrió.
—Jajajajaja —rió Janja —Tenía planeado llevarte al volcán.
— ¿Al volcán? —repitió Kion algo confundido.
— ¡Si! Ven —lo dirigió hacia la entrada para subir al volcán.
Kion lo siguió.
Caminaron por un sendero que los llevaba hasta la cima.
Era la primera vez que Kion subía a un volcán, por eso se le dificultaba, en cambio a Janja se le hacía más fácil.
"¿Como se te puede hacer tan fácil subir?" Preguntaba Kion.

Al final, lograron subir, claro, Janja llego primero y Kion luego.
Janja lo esperaba en la cima mientras tenía una sonrisa en su rostro y Kion hacia un gran esfuerzo por llegar.
Kion llegó y se dejó caer al suelo por cansancio.
Dejó salir un gran suspiro.
Janja rió.
—El líder la la guardia del león cansado —bromeó.
Kion frunció el ceño pero Janja no le tomo importancia.s
El volcán desde las praderas se veía pequeño, pero cuando estabas ahí adentro... era otra cosa... era grande.
Janja camino hasta llegar cerca donde se encontraba el cráter del volcán.
Se sentó y miró hacia el ojo del volcán.
Kion se acercó a él lentamente y se sentó a su costado.
— ¿Me trajiste aquí para aventarme ahí a la lava? —preguntó dudando Kion, aunque no creía que lo haga.
Janja le levantó una ceja y luego gruñó.
En realidad sería un gran plan, pero tengo que seguir con el anterior —pensó —no, ¿por que lo haría? ¿No era que querías que cambiara?
—Pues si, pero... eh... olvídalo —negó Kion, y luego se acordó sobre su pregunta a Janja, era el momento Perfecto para preguntarle —Janja... —hizo una pausa — no es porque te he estado espiando... solo que... el día en que te ofrecí mi amistad, vi que te dirigías al volcán... pero era de madrugada... ¿por qué ibas?
Janja gruñó y miró un rato el cielo, que en realidad estaba gris, negro...
Mientras, Kion esperaba que Janja respondiera.
—Me gusta ver las praderas ¿si? Me tranquiliza... subo aquí porque tengo la mejor vista de las praderas... y subo a estas horas porque... —no podía creer que le estaba contando esto a su "enemigo"... —no quiero que mi clan me viera haciéndolo...
— ¿Pero que tiene de malo? —preguntó el leon.
—Soy una hiena, y las hienas son malvadas... por eso es algo raro que alguien como yo haga... eso... —soltó un suspiro.
—Para mí es algo normal —dijo.
Janja le sonrió y se paró.
—Ven —le dijo y se acercó a una parte del volcán donde tenía toda la vista de las praderas.
Kion lo siguió y lo que vio lo dejó con la boca abierta.
—Guao... —dijo asombrado.
— ¿Tienes una vista así en las praderas? —preguntó levantando una ceja.
—Pues... si subo hasta la cima de la roca del rey, tengo una vista parecida a esta, pero sin duda esta es mejor —respondió el león contemplando el paisaje.
—Si algún día lograba conquistar las praderas, viviría allá, y lo único que extrañaría de las lejanías... sería esta vista... —confesó.
Kion le dio una sonrisa.
Y así se quedaron, mirando el bello paisaje que las lejanías y las praderas en la noche.
No se lograban ver muchas estrellas, pero si algunas.
Era un hermoso paisaje.
Nunca había compartido esto Janja...

Bajaron del volcán y era hora de despedirse.
—Bueno, me tengo que ir, me gusto mucho ver las praderas desde otra expectativa —sonrió Kion.
—Si... de nada —dijo Janja esforzándose por decirlo, no era el tipo de hiena cariñosa.
—Nos vemos mañana —se despidió Kion ya retirándose pero Janja lo paró.
—Un momento cachorro de León —dijo Janja frunciendo el ceño —no le digas a nadie sobre lo que hago ¿si?, eso de subir al volcán a ver las praderas como para tranquilizarme.
—No tiene nada de malo hacer eso, pero tranquilo, igual no le dire a nadie —sonrió.
—Bien —suspiró Janja y luego de eso Kion volvió a las praderas.
Si le dice a alguien, ya verá lo que le pasará —pensó mientras gruñía y volvía con su clan.

La guardia del león patrullaba las praderas.
No habían problemas, bueno, solo hubo uno pero era muy pequeño. Llevar a los damanes a beber agua.
Eso fue muy fácil, y luego de eso, todo estuvo tranquilo, a lo que le preocupó Fuli.
—Kion, ¿podemos hablar? —preguntó la cheetah con las orejas agachadas y una mirada preocupada.
—Si Fuli —acepto Kion y los dos se alejaron un poco del grupo.
Fuli dio un suspiro.
—Y bueno, ¿que sucede? —preguntó el leon.
—Pues... las hienas no han atacado últimamente... y eso es extraño, ¿no estarán planeando algo? —explicó Fuli con una voz preocupada.
Kion trago saliva nervioso. Sabía muy bien porque no estaban atacando, ya que él le pidió a Janja. Pero decidió seguirle la corriente.
—Mmm... no lo creo... aunque puede ser... —dudo, y luego soltó una sonrisa —pero como dice Rafiki: No saquemos conclusiones o tendremos confusiones —recordó Kion.
Fuli rió un poco.
—Tienes razón Kion —sonrió la cheetah —aunque podríamos decirle a Ono que vigile más las praderas, por si aparecen.
—Buena idea Fuli —sonrió nerviosamente Kion.
Necesitaba idear un plan, podría pedirle a Janja que haga un "ataque" a las praderas, pero que no dañe a nadie.
— ¿Estas bien Kion? —preguntó Fuli sacando a Kion de sus pensamientos.
— ¿Eh? Si, si, si —mintió Kion —creo que nos podemos volver a tomar el día libre... —dijo para todos.
—Por mi bien —sonrió Bunga para luego retirarse, igual que todos.

Esa noche, Kion volvió a las lejanías.
En el camino, mientras pasaba por el territorio de Fuli, la vió, estaba despierta, y no tardó en verlo.
— ¿Kion? —dijo sorprendida Fuli — ¿qué haces aquí a estas horas?

Tú Puedes Cambiar | La Guardia Del León Donde viven las historias. Descúbrelo ahora