Capítulo 22: Cada huella es única

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Como habían dicho, los dos amigos se encontraron en una colina, y se reunieron.
Se saludaron primero, y por curiosidad, Kion empezó la charla con una pregunta, que incomodó y puso nervioso a Janja...
— ¿Como te fue en tu primer día en las praderas? —preguntó el cachorro de león con una sonrisa amable y de curiosidad.
—Uh... eh... bueno... —no encontraba las palabras Janja, ni siquiera sabía si debía contarle o no —mejor yo te lo pregunto —sonrió — ¿Como fue regresar a vivir en las praderas?
Kion río un poco.
—Fue genial... —empezó —eso creo... no hubieron muchos problemas con la guardia del león, no hubieron problemas por resolver, a mis amigos les gusto que volviera a ser el líder —este comentario le dolió un poco a Janja —pero... hay un problema ahora... —pensó un rato —mis amigos me comentaron sobre Rei Rei...
— ¿Rei Rei? ¿La líder de los chacales? O debería decir, "la cobarde chacal", Jajajajaja —soltó una carcajada, le gustaba fastidiarla o apodarla de varias formas.
Kion solo soltó unas pequeñas risas, pero luego puso una expresión seria, lo que trataba de decirle a Janja era algo serio...

—Janja, su último ataque a las praderas, fue cuando no estuve, y por lo que me dijeron fue fuerte... está planeando algo de seguro... —estaba preocupado, ya reformó por completo a las hienas (tal vez), pero aún quedaban los buitres, cocodrilos, chacales, ¿cuantos enemigos tenía? Ser líder de la guardia del león no es nada fácil.
—Pero tienes el rugido, solo te paras al frente de esos cobardes chacales y los manda a las lejanías, y listo —dijo como si sonara tan fácil tratando de animarlo un poco.
—No es tan fácil Janja... —pero decidió cambiar de tema —aparte de esto... mi padre esta un poco estresado y triste sin Zazú... el era... muy especial para mi padre... —dió un suspiro, pero luego negó con la cabeza, le estaba dando solo puras noticias negativas, esperaba que al menos Janja le dé algo positivo.

—Pero dejemos eso a un lado, ahora si, ¿como te fue a ti? —volvió a preguntar con una sonrisa, con la esperanza de que la hiena le respondiera con un: "Fue genial, las praderas son lo mejor", "Me encanta, no se porque no me daba cuenta de esto", o "Gracias por ofrecerme tu amistad Kion, todos en las praderas me recibieron con amabilidad"...

" ¿Por que preguntaste eso?" Pensó Janja quejándose, y nervioso.
—No responderé —dijo Janja dándole la espalda un poco.
—Te fue mal, ¿no es así? —adivinó Kion.

Janja abrió los ojos sorprendidos, Kion empezaba a conocerlo poco a poco más, tal vez logre conocerlo por completo, o tal vez no, solo lo suficiente.

—Si, si, me fue mal ¿si? —dijo con un tono molesto.
Kion le pidió si le podía contar, tal vez él lo podría comprender e incluso ayudar, para que la hiena y su clan se sientan bienvenidos y cómodos en las praderas.
Pero Janja no quería, por un lado quería quedárselo para si solo, sentía que era algo personal, pero... al mismo tiempo sentía de que si le contaba a Kion... se sentiría mejor, e incluso las cosas mejorarían, tal vez...
—Kion, jamás seré bienvenido a las praderas...
—Janja... no digas eso...
— ¡Cachorro de León! ¡Entiéndelo! ¡Soy una hiena! ¡Todo mi clan son hienas! ¡Somos hienas! Cuando nos ven... —suspiró —nos ven como monstruos...
Al escuchar esto, Kion se sintió un poco mal.
Pensaba qué tal vez, al estar en las praderas todo mejoraría, ya sea para las hienas y para el...

—Están cometiendo un error... —dijo Kion, le costó buscar las palabras correctas.
— ¿Recién te das cuenta? —alzó una ceja.
—No... —fue un momento incómodo.
Janja se levantó y se acercó lentamente a Kion, que esto lo asustó.
Su mirada era seria, y con algo de odio, pero dolor dentro.
—Creo que fue un error haber cambiado, no sirvió de nada —dijo mirando fijamente a Kion.
—Janja... no digas eso...
Janja lo interrumpió rápidamente.
—No Kion, piensan que soy igual a mis padres... los errores de los padres no lo deberían pagar los hijos... y yo tuve que pagarlo, ¡sufriendo mientras tenía a un clan por alimentar y cuidar! —empezó a alzar la voz — ¡rodeado de miles de peligros! ¡Ya sean otros depredadores! ¡Y no creas que me olvide de tu padre, Kion! —el cachorro de León tragó saliva — ¡el también nos juzgó! ¡Tú lo sabes!

Tú Puedes Cambiar | La Guardia Del León Donde viven las historias. Descúbrelo ahora