Capítulo 31: Pasado de una chacal

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El rey de las praderas miraba su reino.
Sentía que un gran peso de encima se había ido... pues hienas y leones vivían en paz.
Era lindo eso... sin guerras... sin batallas... contra ellas...
Pero ellos no eran los únicos enemigos.
Los buitres estaban ya reformándose, pues están del lado de Janja.
Aun quedan los chacales... chacales... esa palabra le traía demasiados recuerdos a Simba... muchos recuerdos...

A veces se ponía a pensar el rey: ¿todo mi pasado fue malo?
Pues así parecía... su padre murió por culpa de Scar y las hienas, era imposible para él regresar a las praderas, pues tenía un gran ejercito de hienas que no dudarían en asesinarlo. Toda su infancia la pasó ignorando su pasado, sin su familia... sin su hogar... su verdadero hogar...
Pensaba que regresando a las praderas y derrotando a Scar todo iba a cambiar, pero no fue así.
Si, soluciono el problema con las hienas —aunque no de una buena forma —, pero aún quedaban un grupo de leonas, que eran las seguidoras de Scar... dirigidas por Zira.
No dudó en desterrarlos.
Creo que la única opción que tenía era desterrar.
Desterrar.
Desterrar.
Todo desterrar.

Pero... hubo un grupo que le costó mucho desterrar. No fueron los leones, y menos las hienas.
Chacales.
Dirigidos por la mismísima Rei Rei.
Antes, amiga de Simba.
Antes de desterrar a Zira y a los suyos, hubo un día en que fue el día más duro y difícil... para la líder chacal...

...

Uno de los cachorros de Rei Rei caminaba por las praderas alegremente, sin atacar a nadie. Simplemente paseando. Como cualquiera.
Olía las flores, movía su cola de felicidad, disfrutaba hacerlo, y lo hacía casi siempre, como la mayoría de los animales de las praderas.
Pero, una leona, en posición de cazadora... se acercaba lentamente... una sonrisa se dibujaba en su rostro... de a punto de atacar...
Se abalanzó contra el cachorro chacal, y lo inmovilizó.

El cachorro chacal gritó del susto, pues estaba pacíficamente paseando y una leona se había abalanzado contra él mientras le gruñía, a punto de acabar con su vida, pero esto no dio resultado para aquella leona, cuando una madre chacal, al oír el grito de su hijo corrió a ayudarlo.

Se abalanzo contra la leona, salvando a su hijo.
— ¡Aléjate de mi hijo! —gritó mostrándole los dientes, furiosa —hijo, ¡quédate detrás de mi! —ordenó Rei Rei, mientras su hijo, asustado, no por su madre, sino por la leona, obedecía a la chacal.

Así empezó una pelea, la chacal contra la leona.
Se daban empujones, se inmovilizaban, se gruñían... esta pelea podría acabar en cualquier momento, pues la furia de aquella chacal era tan grande, que sacó sus garras para arañarle el rostro a la leona, terminando así la pelea y una chacal victoriosa.

No festejó, no rió, solo fue y se acercó a su pequeño hijo, para ver cómo estaba. No quería que nada le pasara a su hijo... lo salvó... eso es lo que importaba... pensaba qué tal vez todo iba seguir igual de bien... pero no fue así... ese fue el inicio del desastre...

La leona, asustada, huyó rápidamente a la roca del rey, a comunicárselo al mismísimo Simba.
— ¡Rey Simba! ¡Rey Simba! —gritó desesperada.
El rey la oyó y se acercó.
— ¿Que sucede? —preguntó preocupado.
— ¡Rei Rei me atacó! ¡Me arañó! —gritó mientras con su pata señalaba el araño que le hizo la chacal. Pero luego, no dijo más detalles. Lo que hizo sacar a Simba conclusiones no ciertas.

Por suerte no le había hecho daño la leona al pequeño chacal. No hubieron rasguños ni heridas, solo un recuerdo horrible que estará ahí por toda su vida.
Ya casi iban a regresar a su cueva, junto a los demás chacales, cuando Simba llegó.

Tú Puedes Cambiar | La Guardia Del León Donde viven las historias. Descúbrelo ahora