Capítulo 27: Praderas destruidas

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Las praderas estaban destruidas, árboles rotos, algunos animales heridos... como las gacelas...
No todo estaba destruido, pero la mayor parte sí...
Nada quemado... por suerte... pero nadie sabe lo que vendrá más adelante...
Nadie logró ver bien quienes habían sido, pues era de madrugada, y aquellos animales que lo hicieron, tenían una apariencia física oscura como la noche, igual que su alma ahora...

...

Antes de todo este desastre, que asustó a varios animales, una hiena macho caminaba hacia su territorio de las praderas, con pasos firmes y lentos, mientras traía una mirada de enojo, maldad y odio...
Llegó a su territorio y despertó a su clan de un grito.
— ¡Hienas! —gritó levantándolos.
Todas las hienas se levantaron de pronto. Algunas estaban medias dormidas.
"¿Que sucede Janja?" Preguntó Chungu con una expresión de sueño.
—Kion nos traicionó y...
— ¿Como lo íbamos a hacer nosotros? —preguntó Cheezi.

Janja se quedó callado, pues tenían razón: ellos también lo iban a traicionar.
—Si... ¡pero él comió a nuestras espaldas! —gritó Janja golpeando el suelo con su pata.
Luego corrió a la entrada de la cueva, donde la luz de la luna entraba por ahí y alumbraba un poco la cueva. Pues ahora Janja tapaba con su cuerpo esa luz y empezó a explicar todo lo que harían a partir de ahora.
—Continuaremos con nuestra antigua meta... —sonrió Janja.

— ¿Conquistar las praderas? —preguntó interesado Nne.
— ¡Si! —afirmó Janja, quería continuar con su explicación, pero Cheezi preguntó:
—Pero Janja, ¿no era que habíamos cambiado? —preguntó inclinando un poco la cabeza en señal de confusión y con su lengua afuera, como de costumbre.

Janja gruñó por lo que dijo la hiena y negó.
— ¡No! ¡Ya no! ¡Ahora ya no! ¡Ahora les dire mi nuevo plan! ¡Y conquistaremos las praderas! —gritó ya furioso.
En realidad, en el momento no estaba molesto con su clan, sino con Kion... solo con el... pero su ira era tan grande, que le gritaba a varios.

Dio la espalda a su clan, y volteó la cabeza a verlos.
— ¡Ahora síganme! ¡Y hagamos caos a las praderas! ¡Destruyámoslas! —ordenó, pero en un momento pausó y sonrió malvadamente —pero, no tanto, esta es sólo la primera parte de mi gran plan... —luego de eso soltó una risa.

Las hienas salieron de la cueva, y como todos estaban durmiendo, fue el momento perfecto.
Empezaron dañando algunos árboles, arañándolos, y atacando —solo un poco —a algunos animales, como las gacelas, cazaron unos cuantos y se los llevaron rápidamente a las lejanías.
Janja veía todo con una sonrisa, todo iba bien...
No podía ser tan grande el ataque, pues el plan de Janja era así: ir poco a poco...

...

Un cachorro de León, se encontraba al costado de un árbol, echado, tumbado, solo... luego de una dura discusión...
Estaba inconsciente... con los ojos cerrados, sin moverse... casi muerto...

Una cheetah pasó por ahí corriendo, y al ver al cachorro de León se asusto.

Se acercó lentamente a Kion... mientras agachaba sus orejas poco a poco... ¿era su amigo? ¿Que hacía ahí? ¡¿Por que estaba así?!
— ¿Kion? —lo movió un poco con su pata, pero nada. Ni una respuesta — ¡Kion! —volvió a llamar más asustada.

Estaba nerviosa y alterada, pero algo le faltaba a la situación.
Janja.
La hiena que supuestamente se había reformado no estaba...
Ya luego se preocuparía por eso, por ahora, tenía que ayudar a Kion, de inmediato.

No te preocupes Kion, volveré, no me tardaré —susurro Fuli mientras miraba con lástima a Kion, al costado de el, muy cerca...
Salió corriendo, haciéndole difícil dejar de mirar a su amigo inconsciente.

Tú Puedes Cambiar | La Guardia Del León Donde viven las historias. Descúbrelo ahora