Capítulo 18: Comiendo a escondidas

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Kion y Janja ya estaban llegando a las lejanías, no les faltaba mucho, no es un camino corto ir desde las praderas hasta las lejanías, si vas corriendo, tal vez logres llegar rápido a las lejanías, pero decidieron caminar, además, el suelo estaba mojado por la lluvia, y no querían resbalarse.

La hiena tenía el daman entre sus dientes.
No habían dicho ni una sola palabra, y cuando llegaron a las lejanías, Kion notó, o mejor dicho, olió, algo familiar, que por un lado lo puso alegre, pero también nervioso.
Janja, noto esto y le preguntó:
—Eh... ¿no vienes? —Kion se había quedado ahí parado pensativo, oliendo el lugar con una expresión seria, examinando el lugar — ¿todo esta bien?
Kion lo miro rápidamente y empezó a asentir rápidamente con la cabeza nerviosamente acercándose a Janja.
—Si, si, solo que... eh... hoy fue un día difícil, para los dos, ¿te adelantas? Creo que quiero estar solo un rato —dijo Kion a la hiena con una media sonrisa.
Janja entrecerró los ojos, sospechando.
Pero decidió confiar en el, aunque igual le pareció raro esto.
Ya se iba a retirar, pero volteó a verlo.
—No ocultas nada, ¿no? —preguntó levantando una ceja.
—No, no te mentiría, eso arruinaría nuestra amistad... ¿no? Todo lo que nos esforzamos para nuestro propio bien, el de las hienas y los leones —dijo Kion forzando una sonrisa, ya que estaba muy nervioso.
Janja le sonrió un poco y siguió caminando hasta llegar a su cueva en su territorio.

Kion espero mirando de reojo a que Janja ya se vaya, y que quede completamente solo, o algo así...
Dio un suspiro y habló, pero con pausas, nadie debe saber lo que está pasando ahora...
—Kiara... ya puedes salir...

...

— ¡Fuli! ¡Espérame! —gritó Bunga mientras corría rápidamente persiguiendo a la cheetah, que esta corría rápidamente, pero por cada paso que Bunga daba corriendo se cansaba más y más... no la iba a alcanzar, la única forma de poder hablar con ella era que ella se detuviera, pero eso era muy poco probable.
Fuli, ya harta de que Bunga lo persiguiera, se detuvo rápidamente, pero Bunga seguía corriendo y se chocó con ella, y cayó al suelo con cansancio de tanto correr.
—Ah... —suspiró Bunga cansado.
—Ya, ya me paré, ¿ahora que quieres? —preguntó Fuli poniendo su cara muy cerca de Bunga mirándolo con el Eli fruncido y una mirada que te puede dejar sin palabras, Bunga iba a decir algo pero Fuli lo interrumpió —si es algo sobre tus secretos con Kion, no quiero más, pero si tienes la respuesta soy toda oídos.
Bunga cerró la boca de golpe y pensó un rato pensando en las palabras correctas que diría, no quería una discusión con Fuli y menos en estos momentos.
—Fuli, no te puedo decir la verdad, pero te quería decir que te calmes, estás muy nerviosa, molesta y asustada por Kion, pero... yo sé que esta bien y está haciendo lo correcto... para todos, aunque su idea sonara loca —susurró —y volverá... tal vez pronto —sonrió Bunga.
Fuli suspiró y luego lo miro.
Bunga tenía razón, Fuli estaba muy asustada, pero no lo expresaba, no era de los animales para expresar mucho como se sentía.
Sonrió un poco y rio entre dientes.
—Tienes razón Bunga, ah... —suspiró sentándose a su lado —estoy asustada por el... pero al oír estas palabras tuyas sabiendo de que él está bien, me... ayudaron —río un poco —gracias Bunga... digo, Bunga el sabio —sonrió a su amigo, pues la había ayudado mucho.
Bunga soltó un "¡Si! Otro problema resuelto por Bunga el sabio", dijo para luego retirarse bailando y Fuli retirándose para ir a correr, pero, ¿en dirección a las lejanías?
Zuka zama Bunga el sabio soy, Zuka zama Zom Zom Zom...

...

Janja llegó a su cueva, arrojó el daman muerto en el piso y empezó a comerlo.
Comía lentamente, sabiendo de que de seguro Kion se tardaría en entrar a su territorio o simplemente no entraría y lo vería a la mañana siguiente.
Suspiró un rato.
Esa noche fue una de las más complicadas que había tenido.
¿Decirle a su mayor enemigo uno de sus mayores secretos? Vaya, qué día duro.

Terminó de comer al daman y dejó algunas sobras (huesos), se los daría luego a su clan o a los buitres, aunque no era mucho, eso lo entristeció.

Kion todavía no llegaba, así que se puso a repasar todo lo que había pasado en la cascada, de nuevo.
Estaba feliz, molesto al recordar todo eso, su pasado, Kion ahora sabe la gran mayoría de su pasado, pero eso si: no todo.
Tiene un recuerdo oscuro... que no cree contárselo a Kion... todavía... o de repente ese secreto jamás saldrá a la luz...

...

Una leona salió de unas altas rocas con una pierna de gacela entre sus dientes.
—Gracias Kiara —agradeció Kion acercándose a ella con una sonrisa.
Kiara soltó la comida, que esta cayó al piso, sin emitir un sonido raramente.
—De nada Kion... —sonrió Kiara.
Kion miró la presa y se sorprendió.
—Casaste esto... ¿sola? —preguntó impresionado el líder de la guardia del león, en sus ojos se veía esto.
Kiara asintió lentamente mientras reía bajo.
—Vaya Kiara, que bien —sonrió Kion.
A Kiara le gustó que su hermano la haya felicitado, si no fueron sus padres, sería su hermano.
Los dos hermanos compartieron sonrisas, hasta que Kion habló.
—Y... ¿como van las cosas en las praderas? —preguntó.
Kiara suspiró.
—La guardia del león y nuestros padres te están buscando, no los veo muy felices, pero sí preocupados —dijo Kiara mirando la roca del rey de reojo con lástima —no ha habido ataques... bueno de hienas no puede haber, pero de chacales tampoco —dijo pensativa.
—Mmm... —pensó Kion —Kiara, necesito que me hagas un favor —pidió Kion.
Kiara lo miro confundida pero asintió.
—Necesito que ayudes a la guardia a proteger las praderas, tienes razón, los chacales no han atacado mucho, puede que estén planeando algo —dijo — ¿podrías?
Kiara le sonrió.
—Si Kion, lo haré, haré mi mayor esfuerzo...

Luego de que Kiara regresara a las praderas, Kion agarró la pierna de gacela y empezó a comerla, tenía hambre, pero solo alcanzaba para el, no para Janja, estaba comiendo a escondidas.
Estaba tan concentrado en lo que le diría a sus padres cuando le contara toda la verdad, que no se dio cuenta del error que estaba cometiendo en ese momento.
Si, le había dado un daman a Janja, pero eso no le llenaría.
Ese día, Kion no entró a dormir al el territorio de Janja, no se sentía listo.
Ya en la mañana lo vería.

...

Fuli llegó a las lejanías, miró a todos lados para ver si había alguien observándola, pero por suerte no había nadie.
Se dirigió al territorio de Jasiri, no es que sea impaciente, Bueno en realidad si, pero estaba muy ocupada por Kion y necesitaba cualquier noticia.
Se encontró con la hiena y le preguntó si lo había visto o si tenía alguna noticia.

Jasiri sabía dónde estaba o qué tramaba Kion, pero no debía decirle, le había prometido a Kion.
No dijo ni una palabra.

Fuli no sospecho nada y con un suspiro se dirigió de vuelta a las praderas.

...

Mientras, en las praderas, amanecía, y la manada de cebras de Thurston corrían asustadas.
— ¡Pánico y corran! ¡pánico y corran! —gritaba el líder asustado.
Las cebras huían de chacales.

— ¡Hasta el fin de las praderas! ¡Guardia del león defensa! —gritaron apareciendo una cheetah, un tejón mielero, un hipopótamo, una garza, y una leona, no un león, una leona...

Tú Puedes Cambiar | La Guardia Del León Donde viven las historias. Descúbrelo ahora