Capítulo 19: Llegó la hora

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¿Ahora que?
¿Que tenía que hacer la princesa ahora?
Pensaba que esto iba a ser más fácil... pero no.
Llegas ahí, frente a una manada de animales asustados, gritando desesperadamente, dando círculos o corriendo por ahí sin sentido, y frente también a unos desterrados, que harán todo lo posible por causar caos o cazar.
Ahora entendía el duro trabajo de su hermano como líder de la guardia del león, protector de las tierras del reino.
Tenía que pensar en un plan rápido.
Además, creo que perdía ella el tiempo pensando en esto, y no en un plan.

—Ono y Bunga, vayan y calmen a la manada de cebras, Beshte, Fuli y yo, pelearemos contra los chacales, ¿listos? —no estuvo nada mal para la primera vez.
— ¡Si! —respondieron con una sonrisa.
Como se dijo el plan: Bunga y Ono corrieron tras las cebras calmándolas, y Beshte, Fuli y Kiara pelearon contra los chacales.

Fuli peleaba contra Rei Rei y Kiara contra los demás, mientras Beshte los mandaba a volar.

A Bunga y a Ono les iba bien, Ono vigilaba desde el cielo y Bunga iba montando una cebra, que era Thurston, y gracias a esto, lograron pararlas.
"Alto, cebras cebras cebras" dijo Bunga con una sonrisa, mientras ellas dejaban de correr.

Las llevaron a un lugar seguro, y volvieron donde estaba la pelea para ayudar a sus amigos, y lo que vieron los asustó un poco —tal vez más a Ono ya que Bunga es el más valiente —Fuli, Kiara y Beshte estaban rodeados por los chacales, y se veía que Kiara tenía algunos rasguños por sus patas.

Bunga puso sus pequeñas manos en su boca por el asombro.
No pensaron más y se abalanzó Bunga contra Rei Rei en su cara, mientras le golpeaba la cabeza, y Ono empezó a picotear las cabezas de los chacales.

Fuli se levantó, sacó sus garras y le arañó la cara a Rei Rei, no mucho, y no dolió mucho.
La líder de los chacales gruñó, no le dolió mucho pero le iba a dejar una marca: una cicatriz.

Pero, gracias a este araño —por así decirlo— pudo darse cuenta de algo importante: No estaba Kion.
Ella sonrió.
—Vaya... al parecer su amigo Kion no está aquí... —sonrió Rei Rei.
La acaban de arañar, ¿y no lanzó ningún ataque?
Fuli abrió los ojos del asombro... ¿recién lo nota?
— ¿Y? Podemos nosotros contra ti y tus chacales —dijo poniéndose en posición de batalla.
Rei Rei soltó una carcajada.
— ¿En serio? ¿Sin el rugido? —volvió a reír —no lo creo... su amigo Kion... no los habrá... ¿traicionado? ¿Dejado para siempre? —sonrió burlonamente.
Fuli bajo la mirada, ¿tendría razón?
Bunga, enojado, puso su trasero en dirección a los chacales y se tiró un gran gas.
Los chacales empezaron a toser.
"Re-retirada" se escuchaba oír la voz de Rei Rei mientras los chacales huían.
—Kion jamás nos traicionará —susurro Kiara.

Mientras, en las lejanías, Janja despertaba, y Kion también.
Kion se dirigía al territorio de Janja para verlo, y Janja se encontraba buscándolo.
Al final los dos se encontraron.
— ¿Descansaste? —sonrió la hiena.
—Si —respondió Kion también sonriendo — ¿vamos a caminar? —preguntó.
Janja asintió.

Los dos se fueron a caminar por las lejanías, ya no se sentían incómodos, con el paso del tiempo, ya no sentían mucho odio...

Así pasaron caminando el resto del día, mientras hablaban sobre ellos, y reían.
La mejor forma de vencer a su enemigo, fue hacerlo su amigo...

Mientras, en las praderas, la guardia del león junto a Kiara se dirigieron donde el rey Simba a contarle lo sucedido con los chacales.
—Mmm... —pensó Simba.
—Casi perdíamos, y de seguro los chacales al darse cuenta de que Kion no está, estarán planeando algo —dijo preocupada Fuli.
—Algo grande —añadió Ono preocupado también.
—O tal vez también las hienas, o buitres —dijo Beshte asustado.
Bunga y Kiara intercambiaron miradas al escuchar la palabra "hienas".
—Tienen razón, guardia del león, tenemos que estar preparados para cualquier ataque —dijo Simba tragando saliva —cualquier problema, mis leonas y yo estaremos dispuestos a ayudarlos.
Fuli sonrió.
—Gracias, su majestad —se inclinó ante su rey.

Habían pasado toda la tarde recorriendo las lejanías, y finalmente se sentaron en una roca alta mirando el atardecer de las praderas.
Un hermoso atardecer.
—Estoy listo para contárselos a mis padres y a la guardia del león —dijo el leon.
Janja lo miro, pero luego volteó a seguir viendo el atardecer.
— ¿Seguro? —preguntó, cómo si queriendo decirle que se tome su tiempo, es difícil hacer esto, pero en realidad la hiena ya quería vivir en las praderas, ya quería que llegara ese momento de la verdad, aunque sería difícil.
Kion le asintió sin mirarlo a los ojos.
—Entonces uh... ¿cuando? —preguntó.
Kion suspiró.
—Podría ser mañana en la mañana, tendría que ser muy temprano... así los otros animales de las praderas no nos verían, pero... tendremos que ir solo los dos... —explicó.
—Está bien cachorro de León, mi clan no se molestará, de hecho, creo que tengo que avisarles esta noticia —sonrió Janja.
Kion río un poco.
Le alegraba de que Janja se pusiera feliz de ir a las praderas.

Asintió y Janja corrió rápidamente a su territorio, donde se encontraban todas las hienas, durmiendo, o lamiendo huesos —aunque eran muy pocos—.
Las hienas vieron a su líder en la entrada, como si quisiera sonreír, pero los nervios no le dejaban hacerlo.
—Chicos, mañana iré junto a Kion a las praderas, es hora de que los leones nos acepten a vivir en sus dominios —sonrió Janja.
Las hienas empezaron a reír de felicidad y sonrieron.
—Jajajajaja, y ahí será donde traicionaras a Kion, ¿no Janja? —preguntó Cheezi con una sonrisa.
Janja borró su sonrisa de su rostro y puso una nerviosa.
—Ja-ja... si... eh... ¡Si! ... si... —dudó Janja.
Nne se acercó a él con sospecha y alzándole una ceja.
— ¿Estas seguro de esto Janja? —preguntó con sospecha.
Janja suspiró.
—Bien, creo que Kion no es tan malo cuando lo conoces —sonrió un poco recordando esos lindos momentos... pero luego sacudió la cabeza negando con una expresión molesta —pero aún no he olvidado todas esas veces que nos lanzaba con su rugido hacia las lejanías, o cuando nos expulsaba de las praderas —golpeó el suelo con su pata con fuerza, pero luego suspiró calmándose —sinceramente no sé si continuar con el plan...
Cheezi y Chungu, se pusieron al lado de Nne y le sonrieron a Janja.
—Janja —empezó Cheezi.
—Eres nuestro jefe, siempre te seguiremos, no importa la decisión que tomes —dijo Chungu.
Janja les sonrió.
—Ellos tienen razón —avanzó Nne —no importa la decisión que tomes, nosotros siempre te seguiremos —se inclinó un poco ante su líder.

¿Llorar? ¿O no llorar?
Un momento que fue muy especial para la joven hiena.
Dió un respiro rápido y... nada más.
Se logró escuchar un "Gracias" por parte del líder de las hienas con una sonrisa, para luego dirigirse a la entrada.
—Pero eso si —las hienas lo miraron —no he abandonado el plan... Jajajajajaja —rió para luego salir de la cueva, a dirigirse junto a Kion.

Mientras, alguien a escondidas volvía a visitar a Kion.
—Kion —llamó una leona.
—Kiara —sonrió el león.
Los dos hermanos se abrazaron chocando cabezas acariciándose.
—No pude cazar mucho, solo pude cazar a este daman —dijo Kiara con tristeza.
Kion miró al daman y sonrió.
—No importa, gracias, es... Perfecto —agradeció, y luego suspiró —mañana en la mañana iré a las praderas a contárselos todo a papá y a mamá y a la guardia del león —Kiara se sorprendió —avisa a Bunga, por favor, necesitaré apoyo por lo que dire mañana... —pidió.
—Claro Kion —sonrió.

Luego, la leona se retiró, de regreso a las praderas.

Janja llegaba, y solo logró ver a Kion, ni un rastro de Kiara ni de comida, pues el león cachorro ya se lo había comido todo.
— ¿Y bien? ¿Que te dijeron? —preguntó Kion.
—Están emocionados —sonrió la hiena mirándolo.
Kion movió su cola de un lado a otro con felicidad, mientras le sonreía a la hiena.
— ¿Tu crees que me acepten en las praderas? —preguntó Janja— luego de... eh... —recordó —utilizar a tu hermana para que Simba me de las praderas, casi matar a tu madre, o a Jasiri, o a tus amigos, o... —pero Kion lo interrumpió.
—Si les demuestras que has cambiado, y que en realidad es cierto, Simba te dejará entrar, además, no solo te disculparas tú, le contaré todo a mi padre —dijo Kion.
Janja le alzó una ceja algo molesto.
— ¿Sobre lo que te conté en las cataratas eh? —preguntó Janja con una mirada sospechosa.
—Si... necesito contarles sobre la historia de las hienas, él lo comprenderá, lo sé —dijo firme el leon.
Janja rodó los ojos.
—Bueno, si tú lo dices...

...

Era de mañana...
La hiena y el león se despertaban, con un suspiro, se dirigieron hacia los límites de las tierras oscuras y las praderas...

Tú Puedes Cambiar | La Guardia Del León Donde viven las historias. Descúbrelo ahora