Capítulo 14: Vida... en las lejanías

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En la roca del rey, Simba, Nala y Kiara se encontraban cerca del trono, a punto de dormir... mañana les esperaba un nuevo día...
Pero de repente, se escucharon pasos afuera de la cueva del trono.
Simba levantó la cabeza, tratando de ver quien era, el lugar estaba oscuro, y se le dificultó ver.
Se paró y se dirigió a la entrada de la cueva, donde se dio la sorpresa a encontrarse con la guardia del león, con miradas enojadas y preocupadas... menos Bunga que tenía una mirada nerviosa.
No esperaba encontrárselos a estas horas de la noche... en la roca del rey...
— ¿Guardia del león? —exclamó sorprendido Simba — ¿que hacen aquí? —preguntó levantando una ceja, no enojado, sino sorprendido.
—Necesitamos hablarle sobre algo importante su majestad —dijo Fuli seria.
— ¿Sobre? —preguntó.
—Sobre Kion, su majestad —dijo Ono volando hacia el lomo de Beshte.
— ¿Que ocurre con Kion? ¿Todo bien? —preguntó preocupado Simba, ¿que le podría pasar a su hijo?
—No Simba —respondió Beshte triste con sus pequeñas orejas agachadas.
— ¡Nos traicionó! —gritó desesperado Ono agitando sus alas.
—Pfff... —dijo Bunga nerviosamente mirando hacia otro lado —no lo llamaría 'traición' jeje —rió nervioso.
— ¡Nos traicionó Bunga! —gritó Fuli mirando a Bunga fijamente, haciendo que este se asuste un poco.
Luego la cheetah se calmó y se acercó al rey con pasos lentos.
— ¿Que fue lo qué sucedió exactamente? —preguntó Simba, necesitaba una explicación.
Fuli empezó a contar todo, mientras la guardia añadía detalles, menos Bunga que estaba nervioso, atrás de todos.
—Kion ha actuado muy extraño, nosotros queremos ayudarlo —decía Fuli.
—Pero no nos quería decir nada —añadió Beshte.
—Siempre evadía mis preguntas, y cancelaba los patrullajes porque algo trama, los ataques de las hienas que ya no son muchos, son muy extraños —dijo la cheetah.
—Y Kion en esos momentos actuaba extraño —añadió Ono recordando.
—Hoy nos prometió que nos contaría todo, en el gran manantial en la noche, pero nunca llegó, esperamos y nada —explicó Fuli terminando con el ceño fruncido.
Aparte, le contaron las pruebas...
—Jasiri dice que lo vio en las lejanías hablando con Janja —esto asustó a Bunga respirando rápidamente por los nervios, y Simba, solo se sorprendió por lo que dijo —a recogido gusanos...
— ¡Que eran para mi! —mintió Bunga interrumpiéndola.
—No lo creo —dijo Fuli sospechando.
Fuli suspiró de nuevo.
—No queremos que nada malo le pase a Kion, es nuestro amigo, y-y... solo quiero que... lo que este haciendo... no sea nada malo... y que no le pase nada... no sé qué haríamos sin el... —dijo Fuli con la cabeza agachada.

Simba quería decirle algo, estaba súper sorprendido por las palabras de la guardia del león, pero Nala se acercó a ellos, ya que había escuchado voces.
— ¿Que está pasando? ¿Todo está bien? ¿Y Kion? —preguntó la leona al costado del rey.
—No está... —respondió Fuli.
Simba le explicó todo a Nala... y ella también se sorprendió, pero por una parte de ella, el miedo no la invadió... confiando en su hijo, sabiendo que cualquier cosa que haga... estará haciendo lo correcto...

Hubieron unos pequeños segundos de silencio... hasta que a Beshte se le ocurrió una idea.
—Puede que esté en la guarida de la guardia... y podríamos preguntarle ahí todo —sugirió el hipopótamo.
—Buena idea Beshte —sonrió Fuli.
Bunga sabía que el no iba a estar ahí... estaba en otro lado... y con alguien más...

Todos bajaron a la cueva, entraron, pero para su sorpresa... no había nadie... el silencio reinaba en esa cueva...
—Que... —dijo sorprendida Nala.
— ¡Kion! —llamó Simba.
Pero ninguna respuesta.
—No está —dijo Fuli.
— ¿Ahora que haremos? —preguntó Ono.
Fuli pensó un poco.
—Ya se, se de alguien que nos puede ayudar en esto —sonrió Fuli.

...

Kion y Janja llegaron a las lejanías, el cachorro de León se sentía nervioso... iba a vivir en las lejanías unos días... ¡las lejanías! El lugar que ¡nunca! En su vida planeo vivir.
Algo nuevo para el.

Cheezi y Chungu se encontraban... ¿golpeándose contra la pared de la cueva?
Ahora te empiezo a entender Janja sonrió Kion.
— ¿Ves con lo que lidio todos los días? —sonrió también.
Las dos hienas los vieron y se asustaron, no por ver a su jefe, sino por Kion.
— ¡Janja! —exclamó Cheezi.
— ¡Estas aquí! —corrieron a abrazarlo, a lo que él respondió con un gruñido.
— ¡Y-y K-Kion está aquí! —exclamó nervioso Cheezi.
—Si cerebro de paja —dijo Janja rodando los ojos —Se quedará aquí a vivir unos días —explicó, y al decir esto las dos hienas se pusieron nerviosas, pero Janja les mando una mirada amenazante.
Janja se dirigió a una cueva cerca y señaló esta con su pata.
—Acá te puedes quedar —dijo Jabja.
Cheezi y Chungu salieron corriendo, a su guarida.
—Está bien, gracias —agradeció Kion.
La cueva no estaba tan mal, olía un poco mal, no estaba tan grande ni tan pequeña, no habían lianas colgando o plantas como en su cueva de la guardia del león, y mucho menos pinturas, ¿pero que podía esperar? Estaba... en las lejanías... y tenía que acostumbrarse un poco.
Antes de que el cachorro de León entrara en la cueva, Janja se acercó a él rápidamente.
—Y... eh... ¿podemos ir a cazar? —preguntar esto fue raro para Janja.
Kion le lanzó una mirada... triste...
—Perdón Janja pero no... no podemos dejar que te vean en las praderas a ti y a tus hienas, ¿y si te hacen algo? Como preguntarte sobre el plan... mejor no —dijo Kion.
A Janja le daban ganas de lanzarse contra Kion y obligarle a decirle que si, pero... se le ocurrió otra forma.
Agacho sus orejas y puso unos ojos "tristes"... a lo que Kion noto.
—Está bien... lo comprendo... pero mi clan y yo no hemos comido casi nada —dijo retirándose con una expresión "triste", mientras por dentro sonreía. Kion suspiró.
—Está bien, si puedes —dudo Kion.
Janja sonrió.
— ¡Si! —gritó Janja feliz, pero volteó a ver a Kion, que todavía tenía una mirada preocupada.
—Pero... es que no quiero que te vean... no quiero arriesgarme... —dijo preocupado.
Janja rodó los ojos y se le ocurrió otra idea.
—Ya se, le dire a Mzingo que vaya con su parlamento a las praderas, y traigan la comida, así las hienas no iríamos —sugirió Janja.
—Mmm... me suena bien —sonrió nerviosamente Kion.
Janja ya iba a alejarse corriendo hacia el árbol de Mzingo, pero Kion lo paró.
—Pero solo traigan un animal —dijo.
—Ahg, bien —gruñó Janja siguiendo su camino.

Janja llegó al territorio de Mzingo y le contó todo lo que debía hacer.
El buitre asintió y fue con los demás buitres a las praderas, a traer algo para comer...

...

— ¡Jasiri! —gritaba una voz femenina en las lejanías llamando a la hiena.
Jasiri salió de una cueva no tan oscura, al ver al animal que la llamaba, se sorprendió... ¿que haría ella en las lejanías? Y sola...
Le pareció muy raro.
Se acercó a ella, y habló.
— ¿Fuli? ¿Sucede algo?

...

A la mañana siguiente, Bunga corría y corría con sus pequeñas patas, hasta llegar a las lejanías, al lugar muerto y oscuro.
— ¡Kion! ¡Donde estas! —gritó Bunga llamando a su amigo.
— ¿Bunga? —dijo Kion acercándose — ¿qué haces aquí? —preguntó.
— ¡Tus padres! ¡Todos te buscan! —exclamó.
— ¿¡Que!? ¡No! —gritó Kion.
— ¿Tienes un plan no es así Kion? —preguntó Bunga nervioso.
—Si, me quedaré aquí en las lejanías unos días, hasta que esté listo para contarle a la guardia y a mi familia sobre esto —explicó.
—Está bien, esta idea es In-Bunga-creíble, pero saldrá bien —sonrió Bunga —espero....
Los dos se encontraban en el límite de las lejanías y praderas... pero... escucharon pasos cerca...
Kion olfateó el lugar, y lo que logró olfatear, no era ni una buena señal...
Oh no... —susurró Kion.
Bunga miró a Kion asustado.
¿Oh no que? —preguntó Bunga.
Kiara...

Tú Puedes Cambiar | La Guardia Del León Donde viven las historias. Descúbrelo ahora