Capítulo 13: La cueva secreta

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Kion corrió y corrió, con los ojos cerrados, y al rato los abría, asustado, botando algunas lágrimas. Nunca se había sentido tan triste...
Lo único que quería era llegar a las lejanías y estar al lado de Janja en ese momento.

Ya había oscurecido mucho... y justo el cachorro de león ya había llegado a las tierras lejanas.
Seguía corriendo hasta llegar al territorio de la hiena, y en eso, se tropezó con Janja.
—Ahg —gruñó la hiena sacudiéndose un poco.
Volteo Janja a ver a Kion, y vio que tenía una mirada preocupada, asustada, triste...
—Ehh... ¿pasa algo? —preguntó Janja levantando una ceja.
Kion suspiró.
—Estoy harto de mentirles a todos, y crear excusas para que no se enteren por ahora de nuestra amistad, ya no sé qué hacer... me duele mentirles —miro las praderas —le he mentido a mi abuelo Mufasa, al que me ayuda siempre a proteger las praderas con sus sabios consejos... a mi padre, quien me ha educado... enseñado varias cosas... y a mis amigos, miembros de la guardia del león... quienes me acompañan siempre... —bajo la cabeza.
Janja quería decirle algo pero no encontraba las palabras.
—Creo que será mejor rendirme... —dijo Kion, con la cabeza agachada.
Janja frunció el ceño.
Si él se rendía, todo su plan se acabaría... y ya no podría conquistar las praderas... así que decidió alentarlo, para que siga con el plan, pero no por que se preocupaba por el... aunque muy dentro de él, le daba un poco de pena...
—No —dijo la hiena.
Kion lo miro.
—No te puedes detener, te has esforzado mucho, ademas, nuestra amistad unirá a las hienas y a los leones de una vez por todas —sonrió.
Kion movió la cola.
—Gracias Janja... lo... necesitaba —río un poco —al parecer si has cambiado —le levantó una ceja.
—Uh... si... —miró a otro lado Janja.
Pasó un rato, sin decir nada más, pero Janja rompió el silencio.
—Y... ¿que tienes planeado hacer? —preguntó Janja sonriendo.
Kion río.
—Iremos a las praderas, es la hora para que conozcas las praderas... —pero Janja lo interrumpió.
—Jajajajajaja, al parecer no lo recuerdas pero ya las conozco, cuando iba a cazar, o atacar las praderas, a veces por diversión —rió Janja sonriendo, recordando todos esos momentos que atacaba las praderas o cazaba animales.
—Jeje, pero me refería a conocerlas de verdad —sonrió —ven conmigo —dijo para luego correr hacia el límite de las lejanías y las praderas.
Janja dudo un rato pero luego lo siguió.

Habían unas rocas grandes en el límite, ahí esperaron, hasta que Kion de la señal para entrar a las praderas.
— ¿Ya podemos entrar? —preguntó impaciente Janja susurrando.
Kion miró a todos lados.
Mmm... si... pero has silencio y solo sígueme —susurro Kion.
Janja rodó los ojos y lo siguió.
Caminaron por las praderas, pasaron por los lugares sin ningún territorio de animales, para no ser descubiertos...
Janja veía todo asombrado, de lo hermoso que eran las praderas de noche... ahora podía ver los árboles, colinas... todo era hermoso.
Se sintió... muy bien al ver todo eso...
Una cosa era clara en la mente de la hiena: las praderas eran hermosas.

Llegaron a un lugar un poco oscuro, Janja parecía perdido, pero Kion sabía muy bien por donde iba.
— ¿A donde quieres ir cachorro de León? —preguntó Janja.
Kion sonrió.
Estaban al frente de unas lianas, que al parecer llevaban a algún lugar...
Kion, con su pata movió las lianas a un lado, para mostrar un hermoso paisaje...
una luz cubrió el lugar y se logró ver un pequeño charco con agua, flores alrededor, un tronco al costado del charco de agua, pequeñas plantas... todo era lindo... y lo mejor era de que ahora se podía ver claro todo esto...
Todo esto se encontraba en una cueva mediana.
Kion entró y Janja lo siguió.
Y... eh... ¿que es este lugar? —preguntó Janja asombrado.
—Es una cueva secreta, donde vengo aquí con Bunga aveces, pero no se molestará de que estés aquí conmigo, y tranquilo, ya no es necesario susurrar, aquí nadie nos escuchará —respondió Kion sentándose al frente del charco.
Janja también se sentó junto a Kion, miró el agua, y se lamió la boca con su lengua.
— ¿Tienes sed no? —preguntó Kion sonriendo, pero a la vez preocupado.
—Mucha —respondió.
—Toma —dijo.
Janja no lo pensó más y empezó a beber rápidamente, estaba sediento.
Kion también tomó, pero no tanto como Janja.
— ¿Todavía quieres gusanos? —preguntó.
—Si —respondió.
Kion se acercó al tronco, y con sus garras rompió el tronco, donde salieron varios gusanos de diferentes colores.
Janja sonrió y empezó a comerlos.
Kion sonrió de felicidad al ver a su amigo feliz.

Termino de comer, y se echaron, mirando el techo de la cueva, que tenía como unas pequeñas luces brillantes.
—Gracias —agradeció Janja.
—De nada —dijo Kion —es lo que hacen los amigos.
Janja miró a otro lado... sabiendo de que en realidad... el no lo consideraba su amigo... tal vez Kion si... pero el no...
Hubo un largo rato de silencio.
Kion se sentía un poco incómodo... y decidió hacer algo... que nunca imaginó hacerlo ante su antiguo enemigo...
—Hakuna Matata... una forma de ser... Hakuna matata... nada que temer... sin preocuparse... es como hay que vivir... a vivir así... yo aquí aprendí... hakuna matata...
Janja volteó a verlo asombrado... y sonrió.
— ¿Hakuna matata eh? —rió Janja.
—Jaja si, me lo enseño mi papá, y bueno, le enseñaron sus tíos a él —explicó Kion.
Pero luego... suspiró con una mirada triste.
— ¿Sucede algo? —preguntó Janja.
Kion volteó a verlo.
—Todavía me siento mal por hablarle mentido a mi padre... ahora... no sé qué haré para regresar a la roca del rey... —dijo Kion.
Janja pensó un rato... lo que pensaba no le iba a gustar ni a su clan, ni a él, pero tenía que hacerlo.
—Puedes quedarte en las lejanías por mientras —dijo Janja.
— ¿Eh? —exclamó Kion.
—A mi clan no le molestará —mintió Janja sonriendo.
—Janja... yo... —Kion pensaba por un lado que era una buena idea... pero por otro lado... sentía que podía ser una trampa..
—Tranquilo, confía en mí, no te haré nada —dijo Janja como si le hubiera leído la mente a Kion.
Kion, finalmente asintió, y se dirigieron a las lejanías.

Cuando llegaron, Kion trago saliva, estaba nervioso.
¿Quedarse a vivir unos días en las lejanías? Eso no se lo esperaba.
Entraron... ahora solo Janja tenía que decirle a su clan... esta nueva noticia...
Solo será por unos días...

...

—Que raro... Kion dijo que vendría... ¿le habrá pasado algo? —preguntó Beshte preocupado.
— ¿Que no te das cuenta? —preguntó Fuli furiosa — ¡Kion nos mintió! ¡Nunca iba a venir! ¡Está ocultando algo y tiene que ver con las lejanías! —gritó.
—Fuli tiene razón —dijo Ono.
Bunga entró en nervios.
—No lo creo —río nervioso —no sería capaz...
Pero Fuli lo interrumpió.
— ¡Iremos con Simba a hablar con el! ¡Ahora! —gritó Fuli.
—P-pero... es de noche...
— ¡No me importa si es de noche Bunga! ¡El debe estar enterado sobre esto! —gritó Fuli — ¡entonces vamos!
Los demás miembros de la guardia asintieron y corrieron hacia la roca del rey, mientras Bunga corría lento, por los nervios que pasara más adelante...

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