Capítulo 40: La revelación

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Kion había enfrentado las más grandes batallas de su vida —no de las praderas —, pelear contra su amigo, salvar a sus amigos, ayudar a todos, salvar territorios, había sido todo un héroe. Un verdadero héroe.
Nunca en su vida había pasado por su cabeza, que en un poco futuro se convertiría en un héroe, en el líder de la nueva guardia del león.
El solo pensaba, cuando era pequeño, que sería príncipe y ayudaría de vez en cuando a su hermana en su reinado, por obligación, pero el no tenia esos planes, como todo un cachorro, solo pensaba en diversión y jugar.
Teniendo a Bunga como mejor amigo y más fiel compañero, ir por aventuras en las praderas, y jugar siempre.
Eso era lo único que tenía en mente, pero de un día para otro, un día de lo más normal, jugando con Bunga, terminaron en las lejanías donde enfrentaron a las hienas y Kion tuvo que usar por única opción el rugido, donde fue el inicio de la nueva guardia del león...

Al inicio Kion se sentía confundido y a la vez emocionado... nunca había pensado en que le otorguen un puesto tan importante.
Fue... muy impactante, y aun así lo acepto y se propuso defender las praderas. De cualquier amenaza, hienas, buitres, chacales...
Luego, nunca tuvo la idea de hacerse amigo de alguien que había hecho cosas malas... y buenas —pero más malas —, pero sabía que dentro de esa hiena, solo había una hiena confundida.
Aún así, era su amigo.

No había hablado mucho con su abuelo Mufasa todo este tiempo... ha estado... ocupado con proteger las praderas de los ataques. Para el, sonaba como si eso fuera más importante que su abuelo... No sabía si era cierto, o falso, pero algo era seguro, que su abuelo lo iba a comprender.
Subió una colina lentamente, y mientras lo hacía, se daba cuenta de como había madurado todo este tiempo... hace un tiempo era un león cachorro juguetón que solo pensaba en jugar, y ahora, era líder de la guardia del león quien hacía lo posible para cumplir su deber.

Suspiró. Lo admitía, había madurado mucho desde el día en que le ofreció a Janja su amistad, y además aprendió cosas nuevas, lecciones, historias, leyendas...

Como acostumbraba, llamo a su abuelo Mufasa, y el antiguo rey de las praderas, el más sabio, hermano del león más malvado de las praderas, apareció en las nubes, con una mirada de orgullo... y al mismo tiempo... tristeza.
Kion sabía lo que significaba la mirada de orgullo: la mirada del orgullo por todo su trabajo y por haber traído la paz a las praderas, y cambiar a los desterrados para una mejor forma de vida.
Aunque la mirada de tristeza aún no la sabía...

—Kion, estoy orgulloso de ti, lograste traer paz a las praderas, ayudar a los animales y salvarlos del mal... lo lograste... —dijo su abuelo con una sonrisa en su rostro.

Algo más quería decir aquel sabio león... algo que le costaba decir porque sabía que podía traerle a Kion tristeza, molestia, o confusión.

— ¿Abuelo? ¿Pasa algo? —preguntó algo preocupado Kion. Quería saber que era lo que sucedía.

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