Best Years » Muke

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Era irresponsable, desordenado, indiferente, inmaduro, egoísta, caprichoso, orgulloso, terco. Fue un adicto, cuantos años estuvo en el mundo de las drogas, cuantos años estuvo alcoholizándose todos los días: al despertar, cada una de sus comidas diarias, y en las noches en donde la única forma de dormir era o estar totalmente ebrio, o drogado al nivel de ser un bulto.

Pero eso era antes.

Luke vio como Michael hablaba un par de cosas con su mamá luego de dejar a Maddox en su casa. Seguramente dándole algunas instrucciones, aunque conociendo el niño, seguramente convencería a su nana de burlar las reglas de su padre y conseguir sus caprichos. 

Todo lo que tenía en su mente, era el pasado. Sus malas costumbres, sus errores, su depresión, sus inseguridades, pero todo eso estaba atrás. Ahora era responsable, tenía una familia: era lo suficientemente atento con su familia en Australia, pero también sabía que cada noche lo esperaría Michael, Maddox y Ley-ley. Sabía las manías de Michael, los trucos de Maddox y como Hayley se comportaba cuando tramaba cosas. Ya no era su vida un caos, tenía un equilibrio, tenía responsabilidades y sabía como continuar en los escenarios pero a la vez, como era volver a casa. Podía seguir siendo orgulloso y terco, pero jamás con sus amigos o familia, lo había aprendido. Y ya nada más de alcohol o drogas para dormir, para él era suficiente sentirse dichoso de tener a tantas personas buenas en su vida y que el siguiente día, era uno nuevo de aventuras y recuerdos por hacer.

—Sé que tendremos una cita y que no está permitido nada de trabajo, pero necesito tener mi teléfono a mano por si ocurre algo con Desiree —comentó Michael cuando volvió a arribar a la camioneta de Luke, cerrando la puertas a sus espaldas y poniendo su cinturón de seguridad.

Desiree. Una bebé inocente, cariñosa, fascinante. Alguien que estaba sola en ese mundo y que Luke comprendía en cierta manera, porque cuanto tiempo estuvo sumergido en la completa soledad. Desiree, una bebé que solo merecía amor, un lugar seguro donde crecer, un lugar donde fuera prioridad.

Luke seguía teniendo un gran desprecio con los niños, pero había descubierto con el paso de los años y por Max (quien siempre terminaba rompiendo todas las barreras de Luke, a pesar del tiempo), que no odiaba a los niños siempre, sino al principio, cuando apenas los conocía. Cuando no entendía su forma de actuar, sus extrañas formas de descubrir el mundo. Quizás por lo mismo más temprano que tarde, terminó amando a Maddox. Al principio fue sumamente directo, algo que molestó a Luke, pero que también lo ayudó a comprender que tan mal estaba, que tan triste y solo se sentía. Maddox fue la llave con la que Luke descubrió el mundo, a su propio ritmo y a su propia manera. 

Y Luke estaba dispuesto a enseñarle a todo Desiree, a ayudarle él mismo a descubrir el mundo, a aprender cada detalle, a responder cada pregunta que ella tuviese en un futuro. Él sería la llave para que aquella criatura viviera-

El camino al restaurante fue uno donde tanto Luke como Michael mantuvieron una charla respecto a su próximo viaje a Asia. Comentarios básicos acerca de que cosas harían y la agenda que Luke mismo estaba organizando para poder equilibrar bien su trabajo y el tiempo que quería pasar con Michael y Maddox siendo turistas y conociendo los países.

Llegaron al restaurante y entre todo el proceso de entrada, confirmación de reserva y más, mantuvieron un silencio cómodo mientras sus dedos estaban entrelazados. Luke intentando formular todo lo que tenía en su mente, todo lo que Maddox le había dicho y todo lo que él pretendía. Y Michael estaba pensando en muchas cosas, desde si Desiree estaba bien en el hospital o lloraba por extrañarlo, hasta en Maddox y que travesuras haría con su abuela. Solo esperaba que no comiera demasiadas cosas porque todos odiaban cuando a Max le daban sus gastritis por comer demás o salirse de su dieta.