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« Tú y yo,

ni siquiera los dioses de arriba pueden separarnos,

no, nada puede interponerse entre

tú y yo.»

⌛You and I, One Direction🎤

—Pero, ¿papi estará bien? —consultó Maddox mientras Luke lo recostaba en la cama que pertenecía a la habitación que había decorado para él. Luego de una semana desde el accidente, luego de todas esas noches dormir juntos, por fin se separaban.

—Sí corazón, tu papá estará bien, pero no puedes dormir con nosotros porque tu bota puede lastimarlo y no queremos eso, ¿no es así? —aclaró el rubio cantante, cubriéndolo con las colchas. De inmediato la cama se estremeció por el salto de Petunia, que se abrió paso con cuidado, para recostarse al lado del niño. Luego se volvió a estremecer la cama por el salto de Moose, que se recostó al lado de la cadera de Maddox, para luego bostezar.

—No, no quiero que vuelva al hospital Ricitos. Lo extrañé mucho —confesó el niño, abrazando con fuerza su muñeco de Iron Man, Luke asintió, completamente de acuerdo a sus palabras.

—Creo que llegó tu hora de dormir Max, creo que fue demasiado con la celebración del alta de Michael y sabemos que aquí, nadie puede emocionarse mucho luego de lo que vivieron. Descansa corazón y recuerda que si necesitas algo, debes llamarme, yo vendré en seguida porque aún tu pie no está preparado para que pises. Si necesitas ir al baño, me gritas y te apuesto que si no logro escucharte, Petunia o Moose ladrarán y me despertaran —murmuró Luke, acariciando el rostro del niño de quien no se había despegado en ningún minuto los últimos días. Su rostro estaba sanando y prometía que el hematoma no dolía. Ya no tenía pesadillas y no había tenido accidentes en la cama, cosa que enorgullecía a Luke.

—Está bien Ricitos, buenas noches —se despidió Maddox, bostezando. Luke le sonrió y se inclinó, besando su frente.

—Buenas noches Max —se despidió, apagando la luz de la mesita de noche. Las cortinas de la habitación de Max estaban abiertas y había luna llena, por lo tanto, aquella luz sería suficiente como para que no se asustara. 

Luke caminó hasta la puerta y antes de cerrarla a sus espaldas, Maddox lo interrumpió.

—¿Ricitos? —llamó en un susurro. Luke se volteó sobre sus talones.

—Dime corazón.

—Te quiero mucho —dijo en un bostezo.

Luke sonrió y su corazón latió con fuerza.

—Yo te quiero mucho más, Max. Ahora dulces sueños, corazón.

Luke dejó entreabierta la puerta y caminó por el corredor, pasando por la habitación de Hayley, quien tenía la puerta abierta y estaba recostada leyendo un libro, escuchando música tranquilamente.

—Ley-Ley, Max ya está en su cama. Si me llama y no escucho, ¿puedes ir por mí? Ni se te ocurra cargarlo —advirtió Luke. Su mejor amiga elevó su mirada y asintió, rodeando los ojos.

—Puedo cargar a un niño de 6 años...

—Sí que puedes, pero no en recuperación —recordó Luke para luego lanzarle un beso.— Buenas noches.

—Buenas noches, creo que por fin descansarás luego de todo —sonrió Hayley, notando como ahora en el rostro de su mejor amigo solo existía tranquilidad, sobre todo después que, hace 4 días, Michael despertara sin secuelas del golpe en la cabeza.

Best Years » MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora