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« Es como que quieren que yo sea perfecto, 

pero ni siquiera saben que me está doliendo.

La vida no es fácil, no estoy hecho de acero.

No olviden que soy humano, no olviden que soy real.

Actúan como si me conocieran, pero nunca lo harán.

Esa es la única cosa que sé con seguridad.»

⌛Justin Bieber, I'll show you🎤   

Para ella, él era un libro abierto. Había desarrollado, en el poco tiempo que se conocían, la capacidad de leerlo a la perfección. De leer sus estados de ánimo, de leer que estaba pensando, si algo le angustiaba o si algo le tranquilizaba.

Así que cuando la llamaron aquel lunes a su visita semanal y vio a su mejor amigo sentado solo en una de las mesas, con su mirada perdida y su rostro pálido, supo que algo no andaba bien. Se hizo camino con prisa y cuando se sentó frente a él, Luke fracasó al entregarle una sonrisa.

—¿A quién le doy patadas en el culo? —exclamó antes que Luke la abrazara de saludo, entregándole un ramo de flores. El rubio hombre dejó caer sus brazos a los costados de su cuerpo y suspiró. Hayley si que lo conocía.— No...—el rostro de la muchacha se relajó mientras su mirada se perdía.— El sábado tuviste una cita con Michael, no me digas que resultó mal y...

—La cita fue maravillosa...—la frenó Luke de inmediato, sacando la capucha que cubría su cabeza. Sus rizos se hicieron presentes, enmarañados. La muchacha se levantó y comenzó a ordenarlos mientras se disponía a escuchar a su mejor amigo.— Incluso el viernes tuve una pijamada con Max y el sábado, la mamá de Michael quiso que nos conociéramos. Fuimos a un restaurante al lado de la playa, conversamos, nos besamos, vimos el atardecer sentados en la arena sin importarnos nada. Me sentí normal, me sentí como cualquier hombre de 25 años que iba a una cita, que disfrutaba el tiempo con la persona que le gusta, que desea, que quiere y que está dispuesto a amar en el futuro.

—¿Pero? —murmuró Hayley, orgullosa de su trabajo arreglando el cabello de Luke, sentándose otra vez frente a él.

—Pero subí una foto de él a mis redes sociales y todo explotó. Michael y Maddox solo merecen cariño, amor, pero no, en su lugar recibieron odio, como poco menos Michael se estaba aprovechando de mí, de mi fama, de mi dinero y de mi vulnerabilidad, cuando en realidad, él ha sido la primera luego de tanto tiempo, de verme como una persona, no como una estrella. Y me dio mucho miedo, me dio mucho miedo que se alejara de mi para proteger a su hijo y no lo culparía, jamás. Maddox no merece sufrir, no, él menos que nadie, pero tampoco quiero que mi vida en el ojo público no me permita ser feliz como corresponde.

Cuando Luke terminó, Hayley lo observó fijamente y luego buscó su mano para entrelazar sus dedos, dedicándole una tímida sonrisa.

—Luke, quiero decirte algo y quiero que se te grabe bien en esa cabecita tuya, aunque dudo que sea rápido luego de toda la cocaína que quedó ahí dando vueltas.—Luke rodeó sus ojos y una sonrisa de diversión cruzó su rostro. A Hayley era la única persona que le aguantaba soltar bromas acerca de sus adicciones, porque además, era la única suficientemente valiente para hacerlas.— Conociste personas en Heaven, te vimos en tu peor momento y no lo digo en el estado vulnerable con el síndrome de abstinencia mientras llorabas en tu habitación para que llegaran tus píldoras, poder molerlas y aspirarlas. Te conocimos en el peor momento, cuando eras un idiota, estúpido, insensible, terco, desagradable...

Best Years » MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora