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« Y no me avergüenzo de decirle al mundo:

Estoy verdaderamente, locamente,profundamente

tontamente, completamente enamorado.

Y de alguna manera derribaste todas mis barreras.»

⌛Truly,madly, deeply. One Direction🎤

Michael con sigilo abrió la puerta de la casa de su madre mientras escuchaba como el vehículo que lo trajo, iba directo a su siguiente ruta. Lo primero que se topó fue el silencio y galletas con un vaso de leche en una mesita al lado del árbol de navidad. Suspiró con alivio y cerró la puerta a sus espaldas, acercándose a la mesita para poder comer lo que habían dejado sus hijos y sus sobrinos para Santa Claus.

—Eso no es para ti —susurró una voz femenina, obligandolo a elevar su mirada y a tragar rápido las galletas.

—Contribuyo con mantener la fantasía de nuestros hijos viva respecto a la navidad —susurró en respuesta a su hermana, tomando de inmediato medio vaso de leche.— ¿Tu esposo fue a buscar los regalos ya?

—Sip, se fue hace 10 minutos, no creo que demore mucho más. ¿Cómo te fue en tu turno? ¿Complicado como cada noche buena?

—Tuve que ponerle a todos mis pacientes calmantes. La tristeza era demasiada en ese ambiente, quien de todos tenía más ganas de interrumpir su tratamiento solo para ir a ver a su familia, pero sabes que no se puede hacer eso —respondió Michael en un susurro, tendiendo el plato de galletas a su hermana, quien robó un par. Ambos comieron en silencio.

—Osea que, ¿hoy conozco al grandísimo Luke Hemmings? ¿puedo pedirle una foto así como para subirla a mi Instagram y que mis colegas en la oficina se llenen de envidia porque mi hermanito sale con el gran Luke Hemmings? —cambió de tema Madonna, sonriéndole a Michael quien ya sentía sus mejillas arder.

—Sí. Vendrá por mi y Max a medio día, quiere que almorcemos con su familia que vino desde Australia. Todos extrañan a Max, no sé como mierda voy a poner controlar el desorden de juguetes que va a tener por esta navidad entre los de aquí y los que reciba de Luke —comentó el enfermero. Su hermana asintió, entregándole una sonrisa.

—Parece que van muy en serio. Estoy muy feliz Michael, desde hace tiempo te faltaba un cómplice, un compañero, alguien con quien contar. La paternidad y el trabajo no lo son todo, también tienes que vivir tu vida, no es que seas un hombre de 50 años, tienes 27, tienes que viajar, disfrutar, vivir.

Michael observó a su hermana fijamente. Su palidez, su nariz redonda, sus ojos verdes, su cabello castaño oscuro herencia de su padre. En sus ojos se podía ver lo feliz que era, como su vida iba de maravilla, como había madurado, cómo había crecido y dejaba atrás su pesado tan tormentoso, su adolescencia sumergida en la tristeza, en la soledad, en las drogas. Todo eso había quedado atrás, se había superado, había crecido, había vivido.

Y Michael pensó en sí mismo, desde la pérdida de Meredith toda su atención se concentró en Maddox y darle lo mejor, pero cuando su pequeño hijo dormía o no estaba, se sumergía en su tristeza, en el pasado. Notó que jamás había dejado lo que lo ataba, atrás. Siempre el pasado lo persiguió, siempre lo asfixió, hasta la llegada de Luke, quien lo sacó de la oscuridad y le empezó a demostrar que merecía ser feliz, que merecía vivir.

Ahora Michael podía sentirse como Madonna, podía ser feliz, podía aspirar a más, podía darse más libertades. Siempre estuvo a cargo del dolor de otros, de ser un apoyo para los demás, y ahora alguien había aparecido para quitar carga de sus hombros y eso lo hacía sentir tan bien.

Best Years » MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora