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«Te di un millón de razones para alejarte, 

pero construiré una casa fuera del desastre y de todas las piezas rotas.

Voy a compensar todas tus lágrimas.

Te daré los mejores años »

⌛Best Years, 5 Seconds of Summer🎤

Un año después

—Buenos días Michael —saludó Maggie, una de las enfermeras de la planta mientras que el hombre de cabellos grises caminaba por el corredor, dispuesto a llegar a la estación de enfermería del centro del piso. Su rutina diaria los últimos 8 meses desde que salió del centro de salud mental 'Sunflower'.

—Buenos días, ¿hoy no hay noticias de él? —consultó guardando su teléfono mientras que la mujer lo acompañaba en su camino, con la diferencia que ella llevaba una tableta en sus manos, seguramente terminando los controles de signos vitales matutinos.

—No, sigue en coma inducido —se lamentó Maggie, llegando a la estación, caminando tras el mostrador, sentándose frente a una computadora.— Pero Lucy es demasiado fuerte, lo sabes. Ha tenido muchísimas quimios y ciertos trasplantes de médula. Es una niña demasiado fuerte para tener apenas 5 años.

—Es que precisamente por eso, tiene 5 años, no debería estar viviendo esto —se lamentó Michael, para luego suspirar.— Iré a hacer mi ingreso y me cambiaré a mi uniforme. Luego iré a verla en la unidad de cuidados intensivos y le preguntaré a la doctora Musli sobre sus avances —avisó Michael, volteándose aún con su bolso deportivo en su mano. Maggie asintió con una sonrisa a su jefe, antes de volver su mirada a la computadora y fijarse de las rondas de exámenes que tenía que hacer.

Michael, una semana luego de su alta médica en Sunflower, recibió la llamada de Jennifer Jackson, la directora del departamento de oncología del hospital infantil más grande de la ciudad. Había compartido juntos, ella le enseñó ciertos trucos en su primer día como enfermero y fueron una gran dupla en cuidados en los pocos meses que Michael duró en un recinto hospitalario. Jennifer le informó que estaba sin jefe de enfermería de su área y había pensado inmediatamente en él, conociendo que estaba cesante y había salido de un centro, incluso lo había ido a visitar un par de veces. Michael aceptó de inmediato. Su lugar ya no pertenecía en centro de rehabilitación, era un bucle infernal infinito que solo le hacía daño, y la verdad, es que amaba su trabajo.

Siempre le gustó trabajar con niños y, a pesar de que su planta era una de las más difíciles, le encantaba animar a los pequeños y como ellos tenían una energía sorprendente. Él mismo les hacía trucos para darle las medicinas, mezclándolas en sus postres de chocolate. Ese era un truco que los niños amaron. También jugaba con ellos en la sala común, charlaba con los padres y de vez en cuando, traía a Maddox al lugar, quien lejos de ser tímido, tenía un increíble desplante con los niños que estaban hospitalizados.

Lo triste de su trabajo, era cuando uno de los niños empeoraba. Eso le rompía el corazón y aún no se acostumbraba. En esos 8 meses, como equipo ya habían perdido 5 niños y, a pesar que las enfermeras dijeron que era una cifra pequeña, para él era aún desgarrador. Cuando vio esas pérdidas, cuando declaró esas muertes, al llegara a casa abrazaba a Maddox con fuerza, agradeciendo que estuvieran juntos y sanos ambos.

Michael se cambió y guardó sus cosas en el casillero, solo quedándose con su teléfono en los bolsillos, revisándolo por última vez para saber si habían novedades. Susan le confirmó que aquella tarde Lily podía ir a casa a jugar con Max y una pijamada, lo cual dejó tranquilo a Michael porque el niño desde hace semanas  había pedido una pijamada con su mejor amiga y por temas de horarios, no podía organizarse, hasta aquella noche.

Best Years » MukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora