El agua estaba tibia. Dios, cómo extrañaba esto. Me demoro más de 15 minutos, disfrutando al máximo cada gota de agua que cae sobre mi cuerpo. Al salir de los baños estoy limpio, peinado, afeitado y con ropa nueva, que me queda algo grane, pero está bien. Madre mía, que cambio. Aunque mi cara sigue angulosa y delgada en extremo, ya no parezco un vagabundo... ni huelo como uno. Estupendo.
Ayelén me está esperando en la banca donde la dejé. Al verme se pone de pie con dificultad y se acerca a mí.
- Ahora sí te pareces al Rubius - me dice sonriendo.
- Vuelvo estar to' guapo - le respondo alzando y bajando las cejas. Ella se ríe y niega con la cabeza.
- Eres tan subnormal, Rubius.
Yo le sonrío. Es tan guapa esta chica. Joder, ¿qué estoy pensando? Siento que mis mejillas enrojecesn un poco, así que dejo de mirarla y dirijo mi rostro hacia el frente, para que no se de cuenta de mi rubor. Caminamos hacia los ascensores.
- ¿Te parece si recorremos este edificio? - le digo a Ayelén. Hay muchos pisos para recorrer y no quiero estar sentado las próximas dos horas hasta que lleguen Mangel y los demás.
- Claro. Yo empiezo - me responde ella y aprieta un botón al azar. Bajamos hasta el piso tres. Al abrirse las puertas del ascensor, veo que hay pesas, corredoras y toda clase de máquinas para hacer ejercicios. No salimos del ascensor. Digo, ¿qué haremos? ¿correr? No, gracias, ya he corrido lo suficiente en Madrid, escapnado de los zombies. Aprieto otro botón del ascensor. Esta vez subimos.
Al abrirse la puerta, encontramos una sala con muchos ordenadores. Todos están siendo usados por distintas personas. Por un momento me dan ganas de revisar mis redes sociales. Dios, nadie sabe que estoy vivo. Todos mis fans deben pensar que estoy muerto... lo mismo que Willy, Luzu y los demás. Miro a Ayelén y ella asiente con la cabeza. Nos bajamos en este piso y caminamos entre los ordenadores hasta encontrar un vacío. Me siento frente a él. Está encendido. Me tiemblan las manos al empezar a teclear. Ayelén se sienta a mi lado.
Abro Facebook y Twitter. No se qué colocar. Reviso las menciones. Joder, tenía razón. Hay mucha gente que colocó cosas tristes y despedidas para mí. Miles de fotos, videos, mensajes de esperanza, pero la mayoría cree que estoy muerto. Decido despejar toda duda y decirle al mundo que estoy bien. Comienzo a escribir en twitter. Queridas criaturitas, estoy vivo. Mangel, Alexby y Elvisa también lo están. Gracias por preocuparse. Es corto y preciso. Vuelvo a estar vivo para el mundo. Repito el mismo mensaje en facebook. Casi al instante, Vegetta me habla por interno. le cuento que estoy en Los Ángeles y que podría ir a visitarlo. Me da su dirección. Tomo un lápiz y un papel que hay sobre la mesa, la anoto y me la guardo en el bolsillo. No sé por qué, pero no quiero seguir en internet, no tengo ánimos de contestarle a nadie más, así que cierro todo, miro a Ayelén y volvemos al ascensor.
Ayelen aprieta un piso, pero pasa algo extraño. Una voz de mujer suena y nos dice "password, please". Ayelén me mira y yo le devuelvo la mira, extrañado. Aprieta el piso siguiente y la voz de mujer vuelve a repetir la misma frase.
- Creo que debemos volver - le digo y ella aprieta el número del piso donde estuvimos el día de ayer.
Volvemos al enorme salón blanco. Avanzamos unos pasos, y el otro ascensor se abre y aparece el padre de Ayelén, que viene muy agitado. Se acerca a nosotros y abraza a su hija. Le dice algo al oído, le entrega un papel y se va corriendo a su oficina. ¿Qué cojones? Ayelén mira el papel y se lo guarda en el bolsillo.
- ¿Qué es eso? - le pregunto.
- No lo sé, es una especie de código - me responde ella. Mira hacia todos lados y baja la voz - Ven, hablemos en otro lugar.
Volvemos al ascensor y nos dirigimos al comedor nuevamente. Elegimos una mesa que esté algo apartada y nos sentamos.
- Rubius, mi padre me dijo que tuviese cuidado. Algo pasa acá, algo terrible - me dice Ayelén en voz baja. Joder.
- ¿Algo terrible? Hostias, Ayelén, qué pasa ahora - le digo frustrado.
- No lo sé. Mira - saca el papel que le dio su padre y me lo muestra. Dice 16fl-ZSbewarewar-ZS. Qué cojones.
- Es una especie de código o algo - le digo. Pero joder, no entiendo qué puede ser. Esas letras y números no me dicen nada. Mierda, ¿por qué la gente no puede ser mas clara para dar mensajes?
Nos quedamos en silencio unos minutos. Joder, en qué nos estaremos metiendo ahora. Me restriego los ojos y miro a mi alrededor. La gente que está aquí parece muy tranquila, conversando y riendo. Aunque hay un grupo más bien silencioso. Supongo que todos trabajarán aquí, todos se pondrán batas blancas al ir a cada uno de sus pisos. Miro el ascensor. Estamos en el piso 23. Que alto. No se nota. Un momento. Piso 23. 23 Floor. 23 fl. Vuelvo a mirar el papel de Ayelén.
- Ayelén, ¿recuerdas esos pisos que no pudimos abrir porque nos pedía contraseña?
- Sí.
- ¿Qué pisos eran?
- Creo que dieciocho, diecisiete, no lo rec... - Ayelén no termina la frase y abre mucho los ojos. También lo ha comprendido. Se pone de pie con dificultad y vamos a ascensor. Al entrar, nos siguen un par de sujetos más. Joder, no pueden saber lo que vamos a hacer, así que esperamos a que ellos aprieten su piso y nosotros apretamos uno más alto.
Esperamos a que ellos se bajen y apretamos el piso 16. Nuevamente la voz de mujer nos dice "password, please". Ayelén me mira y responde con voz insegura.
- Beware war.
No pasa nada.
- Password please - vuelve a decir la voz de mujer. ayelén vuelve a mirar el papel y responde nuevamente.
- Zed es beware war.
El ascensor conmienza a moverse. Hostia puta, funcionó. Bajamos lentamente hasta que la pantalla marca piso 16. Se abre la puerta y salimos. Está vacío. Solo hay un enorme pasillo con muchas puertas. Avanzamos mirando las puertas, casi todas tienen letras. Ayelén se detiene frente a la penúltima puerta. Me coloco a su lado. Mi corazón late muy rápido. En la puerta dice "ZS". Joder, joder, espero que no nos metamos en problemas. Ayelén me mira y yo asiento. Tomo la manilla y abro la puerta.
No puede ser.
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Youtubers en Zombie Land [Finalizada]
FanfictionRubius, Mangel y Alexby se darán cuenta de la peor manera que todas las horas que gastaron jugando y viendo películas no serán suficientes a la hora de sobrevivir en una ciudad llena de muertos vivientes. Con la ayuda de Ayelén, una chica que vende...