30. Sacrificio

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No me lo creo. No me lo creo. Hace menos de una hora, estuvimos riendo, conversando, y ahora Lucía y Francisco están muertos. Siento como si la vida se hubiese detenido. No oigo nada, no siento nada, hasta que una sombra me cubre.

- ¡Putos zombies! - grita Ayelén. Miro y está de pie. De ella proviene la sombra. Tiene una pistola en las manos, y comienza a disparar certeramente a los muertos vivientes que empujan el jeep - ¡Putos zombies! ¡Putos zombies! ¡Putos zombies!

Sacudo la cabeza y oigo un extraño sonido, pero que se me hace vagamente familiar. Es como un zumbido debil... ¿dónde escuché eso antes?... ¡Joder! ¡En el piso de Alexby! ¡Los helicópteros ya vienen a buscarnos! Mierda. Si no hacemos algo, moriremos todos aquí. Agarro a Alexby por el estómago y nos pongo de pie a ambos. 

- ¡Qué haces, Rubius! - protesta Alexby, pero yo no me detengo y me camino con cuidado hacia el capó. Miro la muralla y levanto a Alexby para que se afirme de la aprte superior y logre saltar al otro lado. Por suerte el chico es liviano y no se me hace difícil alzarlo.

- ¡Afirmate, Alexby! - le grito.

- ¡Ya está! - me dice. Lo suelto y lo levanto de los pies hasta que alcanza a sentarse sobre la muralla - ¡Acá no hay zombies, y los helicópteros vienen cerca!

- ¡Salta, coño! - le grito. Alexby me mira con duda, pero finalmente desaparece hacia el otro lado. Uno a salvo. Me doy la vuelta para llamar la atención de los demás - Álvaro, ven aquí.

Álvaro tiene a Raspy en sus brazos, y se acerca. Como es más alto y robusto que Alexby, no podre tomarlo. Le quito a mi gata y me la coloco como bufanda. Raspy se queda quieta. Mientras tanto, Ayelén sigue disparando. ¿De dónde habrá sacado tantas balas? Pero no tengo tiempo para preguntarle, tenemos los minutos contados. Entrelazo mis manos para que Álvaro apoye su pie. Él lo hace y lo levanto hasta que logra afirmarse del tope de la muralla. Salta al otro lado sin mirar atrás. Estupendo. 

- ¡Mangel, ven acá! - le grito a mi amigo. Mangel se acerca a mí. Yo entrelazo mis manos nuevamente y me agacho un poco para que apoye su pie, pero Mangel no se mueve - Date prisa, coño.

- No me voy a ir - dice Mangel. 

- Mangel, debes irte, joder. No quiero que mueras - le digo con urgencia.

- Yo tampoco quiero que muerah Rubiúh - me dice con la voz entrecortada. Me enderezo y veo que las lágrimas corren por su cara. Me acerco más a él y lo abrazo fuerte.

- Eres mi emjor amigo, Mangel, y esta es la única forma de salvarnos - le digo - te quiero mucho, y si algo te pasa, no podré vivir ¿sabes?

- Yo tampoco, Rubiuh. No me imagino una vida sin ti - me responde.

- Siempre estaré contigo, mi Mahe - le digo abrazándolo más. Él comienza a llorar. Lo suelto y vuelvo a entrelazar mis manos. Esta vez, Mangel coloca su pie y lo alzo para que suba por la muralla. Cuando está sentado en la parte de arriba, lo detengo - Mangel, espera. Cuida a Raspy. 

Él asiente y le paso a mi gata.

- Te quiero, Mangel - le digo.

- Te quiero, Rubiúh - me responde y ambos desaparecen hacia el otro lado. Tengo un nudo en la garganta. Los helicópteros están muy cerca. 

Ayelén deja de disparar y tira el arma certeramente hacia el ojo de uno de los zombies. Joder, esta mujer no deja de impresionarme. Me mira y se acerca a mí. 

- Ayelén, estu turno, debes pasar al otro lado - le digo.

- No lo haré - me responde.

- ¿Pero qué dices? ¡Claro que lo harás! - le replico.

- Rubius, yo no tengo a nadie. Si me salvo, no tendrá sentido. Tú en cambio tienes familia, amigos, gente que te quiere. Si tú mueres, muchos sufrirán. Si yo muero, a nadie le va a importar...

- A mí sí - la interrumpo - no podría vivir sabiendo que moriste para salvarme.

- Yo tampoco - me dice. Joder. Sería tan facil salir de aquí y dejarla, pero no puedo, joder. No puedo. Intento levantarla a la fuerza, pero no me deja. Para ser tan delgada, tiene más fuerza que yo. Joder, joder, qué hago. 

Los zombies vuelven a empujar el jeep, cada vez con más violencia. Así que así acabará todo. Miro a Ayelén y le tomo las manos. Ella me mira y yo le devuelvo la mirada. Sus ojos grises son preciosos. Me acerco a su rostro. Si vamos a morir ahora, que sea haciendo algo bueno. Ella se acerca a mí y juntamos nuestros labios. Me duele. Con la emoción del momento, había olvidado mi herida. Pero no me importa. Ayelén se separa de mí y me sonríe. Tiene los labios cubiertos con mi sangre. Parece vampira. Le sonrío de vuelta y le limpio la boca y el mentón con mi mano. 

Un movimiento brusco y violento nos desestabiliza. Ayelén comienza a caer sobre los zombies. La veo en cámara lenta, igual que con Lucía, pero no dejaré que caiga. La sujeto firme de las manos y la tiro hacia mí. Se queda de pie en el borde del capó y da un grito fuertísimo y agudo. ¿Qué cojones? miro hacia abajo, y veo que un zombie la tiene sujeta de la pierna y la esta mordiendo ¡Hostia puta! Me acerco y pateo al zombie en la cara lo más fuerte que puedo. El cabrón suelta a Ayelén y me la llevo al techo del jeep. Los helicópteros ya deben estar aquí, porque se oyen muy fuertes. 

Ayelén se sienta, yo me arrodillo a su lado y le miro la pierna. Joder, joder, joder, tiene una herida horrible que no para de sangrarle. Me saco la sudadera y se la coloco sobre la herida. Ella hace presión y me mira con angustia. Mierda. La abrazo, no tengo nada más que hacer. Solo es cuestión de tiempo para que ambos estemos muertos. Siento un viento muy fuerte y una extraña sombra nos cubre. Algo pesado cae sobre mi hombro y luego al techo del jeep. Miro y es una cuerda. Más bien, una escalera de cuerdas. Miro hacia arriba y hay un helicóptero del cual se asoma Mangel. Tomo a Ayelén de la cintura y me sujeto confirmeza de la escalera. Lentamente comenzamos a subir. 

Youtubers en Zombie Land [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora