11. Historia

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Estamos todos en silencio. Álvaro mira la foto y pasa el dedo por el rostro de las personas que hay en ella. Afuera está oscuro. Lo sé porque hay una pequeña ventana que da hacia el exterior.

- Ya recuerdo - dice Alexby de pronto - este lugar me sonaba muy familiar, y claro, me invitaste a tu casa hace dos años, ¿recuerdas?

Álvaro lo mira, sonríe de lado y asiente con la cabeza.

- Pero hay algo que no entiendo - dice Mangel - si la ehplosión fue por el centro de Madrid, ¿por qué acá ehtá todo dehtruído también?

- Pero no fue solo una explosión - responde Álvaro - hubo dos o quizás más.

Lo miro con sorpresa. ¿Dos o quizás más? Eso quiere decir que el ataque... o lo que fuera... no fue solo donde estábamos nosotros, sino que en otras partes de Madrid, quizás incluso por toda España. Hostia puta, eso quiere decir que los zombies están por todos lados. No importa qué tan lejos vayamos, estamos rodeados. No tenemos salida.

- ¿Y qué le pasó a tu familia? - pregunta suavemente Ayelén, sacándome de mis lúgubres pensamientos.

- No lo sé... supongo que están bien - responde Álvaro.

- ¿No estaban aquí contigo? - pregunta Alexby.

- Sí, lo estaban, pero se fueron.

- ¿Te abandonaron? - pregunto yo.

- No, no... es que... a ver... mejor les cuento toda la historia, pero antes hay que impiar aquí. No vais a querer que los ratones correteen cerca de sus cabezas mientras duermen - dice Álvaro. Yo hago una mueca de asco, y Ayelén pone cara de pánico.

Nos levantamos. Álvaro va a buscar una escoba y una pala mientras yo recojo las cajas de cereal, y junto todo lo que ha sobrado en una sola, que se la paso a Mangel. Luego de guardar y ordenar todo, Álvaro nos pasa unas mantas a cada uno. Yo me cubro con la mía y los demás me imitan. Nos volvemos a sentar en círculo. Raspy se acurruca en mis piernas entrecruzadas. A mi derecha está Ayelén, a su lado Alexby. Frente a mí está Álvaro y a mi derecha, Mangel.

- Bueno, ayer un poco antes de medio día, estaba con mis padres y mis hermanos viendo la televisión - comienza Álvaro - No había nada muy bueno, así que mi hermano decidió salir a comprar algunos chuches, pero cuando abrió la puerta, sentimos un temblor muy fuerte y una ráfaga de viento que casi rompe las ventanas. Nos juntamo todos bajo el dintel de la puerta, pero el temblor acabó a los pocos segundos. La televisión se fue a negro. Mi padre salió a buscar una radio a baterías. Cuando la encedió, solo se oía estática, pero en una estación, el presentador decía algo de que teníamos que salir de Madrid lo más pronto posible. Yo abracé a mi hermana. Mi padre nos dijo que buscáramos lo escencial para irnos. Fui a mi pieza, y saqué una chaqueta... la que tengo puesta ahora.

Álvaro se abre la manta para que podamos ver su chaqueta negra. Se vuelve a abrigar y continúa narrando.

- Cuando estaba llegando al salón, comenzó a temblar de nuevo y una extraña luz blanca y cegadora entró por las ventanas. El temblor se hizo más fuerte y me tropecé. Luego vino el viento... la verdad es que no recuerdo bien, pero mi casa comenzó a desmoronarse. Caían pedazos del techo, caían los muebles, los adornos, todo.

Siento que Ayelén se estremece y se acerca un poco más a mí. Creo que piensa lo mismo que yo. La explosión en la tienda. Lo que pasó aquí es igual a lo que pasó allá, y el recuerdo es aterrador, porque así fue el inicio de esta pesadilla.

- El temblor terminó, y yo llegué al salón para juntarme con mi familia, pero faltaba mi hermano. Lo fui a buscar a su cuarto... y... estaba tirado, con un pedazo del techo enterrado en el estómago, desangrándose... grité su nombre y me acerqué a él. Mis padres y mi hermana llegaron. Mi madre se agachó junto a él y bueno... pues... él... murió. Mi padre seguía con la radio encendida, y el locutor volvió a repetir que había que abandonar Madrid, pero no podíamos dejar a mi hermano... entonces, el locutor, como si viese nuestra situación dijo que había que abandonar a los muertos, alejarse de ellos. Pero no podíamos.

Álvaro se queda en silencio unos momentos, mirando la foto que tenía entre sus manos, y la vuelve a acariciar con suavidad. Siento cómo se me aprieta el corazón con su historia.

- Entonces mi hermano comienzó a moverse. Bueno, mientras todo esto pasaba, la casa seguía cayéndose a pedazos. Mi hermano abrió los ojos y movía los dedos, pero seguía blanco, era muy extraño. Mi mamá se sorprendió y lo abrazó, entonces mi hermano movió lentamente sus brazo, y con sus manos rodeó el cuello de mamá, la empezó a ahorcar.

Ayelén se acerca más a mí. Tiene muy abiertos los ojos. Su cara expresa miedo y algo más que no puedo definir.

Youtubers en Zombie Land [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora