9. Sobreviviente

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Mientras más corremos, pareciera que disminuye la cantidad de zombies que nos siguen. El colchón-escudo fue una buena idea. Soy un genio. Doblamos a la izquierda y la calle está vacía. No más zombies, por el momento. Con el rabillo del ojo veo a mi derecha una mancha negra corriendo a mi lado... ¿Raspy?

—Pero qué co... —interrumpo la mitad de la frase y veo hacia atrás. No hay nadie. Me paro en seco, haciendo que Mangel se tropiece .

—¿Qué pasa, Rubiúh? —me dice Mangel incorporándose.

—Alexby y Ayelén no están —respondo preocupado —se quedaron atrás, con los zombies.

—Y qué hacemoh, ¿Volver con elloh?

Joder.

Si no volvemos, lo más seguro es que terminen muertos. Pero si volvemos, quizás los cuatro terminemos muriendo. Joder, me cago en todo.

Miro hacia adelante. Es tan tentador, ni un zombie a la vista. Miro hacia atrás. Cada segundo que pierdo acá, menos posibilidades hay de que los otros estén vivos. Cierro los ojos y me lanzo a correr sin pensar en nada.

Avanzo.

Abro los ojos.

Ayelén y Alexby están sobre un auto, mientras que decenas de zombies los rodean. Ayelén pega patadas a cada muerto que intenta subir a su improvisado refugio, mientras que Alexby está sentado, pálido y con el brazo sangrándole profusamente.

—¡Eh, putos muertos, venid a por mí! —grito.

Funciona. Los zombies me miran uno a uno. Logro ver la putrefacción en sus rostros. A algunos les falta un ojo, a otros, la mandíbula se les cae y les cuelga de unos pocos músculos. La visión es tan horrible que me quedo paralizado unos segundos, pero inmediatamente me sobrepongo. Sé valiente, Rubén, joder. Comienzo a caminar de espaldas, lo suficientemente rápido para que no me alcancen, y lo suficientemente lento para que los muerto no pierdan el interés en mí.  Grito un par de veces más hasta que estoy seguro de que todos me siguen.

A lo lejos, veo que Ayelén se sienta junto a Alexby. Bien, ahora solo debo alejar a los zombies lo suficiente para que tenga tiempo de curarlo y escapar. Oigo unos pasos a mi derecha. Es Mangel, que lleva a Raspy en brazos. 

—¿Qué haceh, tío? —me pregunta en voz baja, caminando a mi lado.

—Es que son fans... ¡Verdad que me seguís porque me queréis! —grito. Algunos zombies hacen una especie de sonido gutural, que por un momento me dan ganas de reír. Me contestan los hijos de puta estos.

—Rubiúh, nunca cambieh —me dice Mangel sonriendo. Yo le devuelvo la sonrisa.

—Mira, allá atrás están Alexby y Ayelén sobre un auto. Ve a ayudarlos —le digo a Mangel —vete lentamente, da una vuelta por la calle vacía en la que estábamos y llega donde ellos, ¿está bien?

—Jodéh, tío, que pareceh mi jefe... pero vale, vale —me responde Mangel, y se reira lentamente de mi lado. Algunos muertos pareciera que lo van a seguir, pero yo grito nuevamente, y vuelven a fijarse en mí. Miro hacia donde está Mangel, que cuando llega al callejón en el que estábamos comienza a correr. A los pocos segundos da la vuelta completa y llega a ayudar a los demás.

Sigo avanzando y tropezando de vez en cuando con los escombros, mientras busco la manera de escapar. Miro hacia atrás y me siento palidecer. A mis espaldas, vienen más zombies, acercándose lentamente. Mierda, no se me ocurrió que con mis gritos atraería a muertos de otros lados. Miro hacia los edificios, y por las ventanas veo que también hay movimiento. Más zombies. 

Tropiezo con algún escombro y caigo sentado. Es mi fin. Intento ponerme de pie, pero sé que es inútil. No podré pelear con toda esta horda. El miedo me paraliza nuevamente, hasta que siento una mano sobre mi hombro. Estoy jodido.

—Eso que hiciste fue muy valiente, o muy estúpido, flipao —dice una voz de hombre que me parece familiar. Me doy vuelta pero el chico ya me está dando la espalda. Lleva una mochila a la espalda y un bate de béisbol en la mano. Aún sin verle la cara, lo reconozco.

—¿Álvaro?

—Si quieres, puedes llamarme Elvisa —me responde. Joder, jamás creí que iba a estar tan feliz de ver a este sujeto —¿Ves ese espacio que hay por allí?

Álvaro me indica hacia la derecha, donde el círculo de zombies no es tan compacto, y hay un espacio vacío. Asiento con la cabeza.

—A la cuenta de tres, salimos corriendo por ahí —me dice —uno, dos, ¡tres!

Corro detrás de Álvaro como si se me fuera la vida en ello y bueno, así es. Nos acercamos a los zombies y mi amigo levanta el bate.

—En este video... —dice Álvaro golpeanzo a un zombie en la cabeza —os voy a enseñar... —golpea a otro en el pecho —cómo deshacerte... —empuja a otro de una patada —de los zombies... —entierra el bate en el ojo del último y salimos del círculo. Corremos hacia la derecha, llegamos a una calle vacía y seguimos corriendo. Doblamos nuevamente y vemos de lejos a Mangel y los demás, que están junto al auto. Álvaro deja de correr y comienza a caminar. Yo hago lo mismo.

—Espero que os haya gustado este tutorial —dice colocando voz de Elvisa. Yo, de puro contento, lo abrazo con todas mis fuerzas. Este gilipollas me acaba de salvar la vida.

Youtubers en Zombie Land [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora