22. Extraños

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Ayelén está durmiendo junto a mí, pero yo no puedo imitarla. Estoy demasiado nervioso y ansioso por el plan para salir de aquí que se me ha espantado el sueño. Estuvimos toda la tarde ideando estrategias de escape y rutas, a la ciega, la verdad, porque no sabeos cuántos zombies hay ni dónde habrá más abundancia de ellos. También nos conseguimos armas improvisadas. Fue extraño, porque entramos a otros apartamentos buscando qué cosas nos servirían para protegernos, y había algunos donde había palas, picotas y cosas así. ¿Quién cojones tiene una pala en su apartamento? Bueno, la cosa es que tenemos más elementos para protegernos.

Joder, la ansiedad no me permite quedarme dormido. Por suerte la lluvia se detuvo y afuera está despejado. La débil luz de la luna que entra por la ventana proyecta extrañas imágenes en el techo de la habitación, pareciera que veo manos y piernas mutiladas, dientes, huesos... todo lo que nos encontraremos en las calles mañana que salgamos. Cierro los ojos e intento vaciar mi mente. Necesito dormir esta noche, ya que probablemente sea la última que pasaré tranquilo antes de que nos rescaten. 

 Alguien me mueve el hombro con suavidad y abro los ojos. Hostia puta, me parece que no dormí más de cinco minutos, pero afuera ya hay luz. Ayelén está de pie junto a mí, me observa un segundo y me da la espalda.

- Apúrate, Rubius, que ya vamos a partir - me dice antes de salir por la puerta. Me estiro para desperezarme y doy un largo bostezo. Me calzo las zapatillas y salgo.

En el salón ya están todos. Los saludo con la mano y voy al baño. Me miro al espejo y joder, soy un jodido desastre. Estoy demacrado, tengo ojeras, mi barba ya es poco más que pelusilla, aunque no es tan abundante como la de Mangel. Deben ser los genes noruegos. También noto que estoy más delgado, aunque bueno, comiendo una mierda de porciones todos los días desde hace una semana, no iba a engordar. Menuda dieta de zombie. Joder, eso se oyó como si estuviera comiendo zombies o humanos. Debo dejar de pensar gilipolleces.

Después de que salgo del baño, comemos algo más contundente para tener energías el resto del día, nos colocamos las mochilas y tomamos nuestras nuevas armas. Yo cojo una pala, Alexby una picota, Álvaro se queda con su bate, Mangel toma unas enormes tijeras de podar y Ayelén toma varios cuchillos y se los coloca en el cinturón. Menuda chica esta, parece que estuviera viendo a Lara Croft o algo. Raspy maúlla, como si me estuviese olvidando de ella.

- Raspy, no podría irme sin tí, tontaina - le digo tomándola en brazos y colocándomela en el cuello. Es una buena bufanda. 

- Muy bien, chicos. Ya es tiempo - dice Álvaro y camina hacia la puerta. Todos le seguimos. El último en salir es Alexby, que mira hacia su casa unos segundos antes de cerrar la puerta. Sabe que probablemente nunca más volverá. Lo sabemos todos.

Bajamos las escaleras rápido, y salimos del edificio. Álvaro nos guía, hizo un mejor mapa que los garabatos de Ayelén y sabe dónde tenemos que caminar. Está todo muy tranquilo, como si los zombies ya no existieran. Quizás murieron con el frío, porque hace un hielo que te cagas. 

- Eh, cuida'o - susurra Mangel que va detrás mío - a la derecha tenemos compañía.

Miro hacia la derecha y joder, ahí están, vivos... muertos... zombies. Son unos cinco, y caminan lentamente , pero sin rumbo aparente, no nos siguen. Creo que aún no nos han visto, por suerte. Sin querer pateo una piedra que hace mucho ruido. Mierda.

- Rubius, en silencio, joder - me dice Ayelén que va frente a mí.

- No lo hice a posta, coño - respondo.

- Callaos los dos - dice Alexby detrás de Mangel.

- Dios, con ustedes no se podría hacer ni una misión espía de verdad, sois unos ruidosos - dice Álvaro.

Me sonrío. Estoy demasiado ansioso y cualquier estupidez podría hacerme enojar o algo, y tengo la impresión de que todos tenemos los sentimientos a flor de piel. Que bueno que Álvaro calmó las cosas con su comentario.

Seguimos avanzando, y pongo cuidado en cada paso que doy, no quiero ser la causa de que los zombies nos vengan a seguir. Poco a poco, las calles comienzan a llenarse de muertos vivientes, y a pesar de que avanzamos lo más silenciosos posible, algunos de ellos ya nos han visto, y nos empiezan a seguir lentamente. 

- Joder, qué hacemos ahora - dice Ayelén en voz baja.

- No os preocupéis - responde Álvaro - son demasiado lentos para hacernos nada. 

Seguimos avanzando, y poco a poco los zombies se van acercando a nosotros. Dios, esto es peor que al principio. Esta semana ha hecho que sus cuerpos estén horriblemente descompuestos.  Cuando recién comenzó esto, los zombies tenían más cara de humanos. Ahora ya se nota que están muertos, están pálidos, con la piel pegada a los huesos y las heridas negras. Hay uno que tiene una herida en su hombro llena de gusanos. Joder.

Me da la impresión que los zombies caminan cada vez más rápido, y nosotros también apuramos el paso, doblamos por una callejuela en la que aparentemente no hay nadie. Cuando llegamos a la calle siguiente, Álvaro mira hacia la derecha y se cubre la cara con los brazos y una milésima de segundo después, un par de personas que venían corriendo choca con él y todos caen al suelo. Nos acercamos a ayudar a nuestro amigo y ver quiénes son los otros.

- ¡Corran, gilipollas! - dice con pánico el chico que chocó contra Álvaro, poniéndose de pie rápidamente y ayudando a poner de pie a la chica que cayó junto con él.

- ¿Pero qué cohoneh pasa? - pregunta Mangel.

- Los zombies nos vienen persiguiendo, no hay tiempo, gilipollas - dice el chico que ya está de pie y apunta en la dirección por la que venía.

Cien zombies o quizás más vienen hacia nosotros, pero no lentos como los que hemos visto hasta ahora. Estos están casi corriendo, joder, y cada vez están más cerca. Bajo a Raspy de mi cuello y la tomo entre mis brazos para que no caiga, miro a Mangel y veo con pánico que ya está comenzando a correr, junto con Alexby, ÁLvaro y los otros dos. El miedo me paraliza. Cierro los ojos. Si voy a morir, será en este momento.

Ayelén me toma del brazo.

- Que corras, Rubius - me apremia la chica y me tira para correr junto a ella. Mis piernas vuelven a responderme y corro como si no hubiese mañana. Joder, creo que ya no hay mañana para nosotros. Putos zombies.

Youtubers en Zombie Land [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora