16. Disparo

3.6K 316 23
                                    

Joder. Me cago en todo, joder. Cheeto y Máximus, coño. Hace una semana estaban bien, joder. Los miro atentamente para convencerme de que son ellos. Hostia puta, por qué pasa esto. Por qué ellos.

Cheeto está de pie, avanzando lentamente hacia nosotros. El lado derecho de su cara está cubierto de sangre. Máximus se arrastra por el suelo, me parece que no tiene piernas. Joder.

Ayelén dice algo, pero no la escucho bien. Ver a mis amigos acercándose como muertos caminantes me bloquea. Me cuesta respirar y tiemblo, incluso la vista se me nubla un poco. Mangel está muy quieto a mi lado. Miro a los ojos de Cheeto, pero ya no brillan, son una mera cáscara, una marioneta de lo que alguna vez fue mi alegre amigo. No estoy preparado para esto. Se me hace un nudo en la garganta.

- ¡Que dispares! - dice Ayelén. ¿Pero qué cojones me está pidiendo? ¿Que mate a mis amigos? Cierro los ojos, la risa de Cheeto se oye como un eco vacío en mis recuerdos. No. Ese zombie no es mi amigo. Cheeto está muerto, y nada de lo que haga lo podrá salvar.

Sin abrir los ojos tomo la pistola e intento apuntar, pero la mano me tiembla descontroladamente. Abro los ojos, intento apretar el gatillo, pero no puedo. Ayelén está a nuestro lado. Si no hacemos algo, los zombies de nuestros amigos nos podrían convertir en uno de ellos. No puedo. No puedo disparar. Pero tengo que hacerlo. Por nosotros, para sobrevivir.

Intento apuntar nuevamente. Cheeto y Máximus están muy cerca, casi nos pueden tocar. Agarro el arma con fuerza. No son ellos. Están muertos. Si les disparo, los liberaré. Vuelvo a mirar los ojos de Cheeto, y la vista se me nubla.

Dos disparos rompen el silencio.

Abro bien los ojos. Veo a Cheeto caer en cámara lenta. Recuerdo cuando lo conocí, las miles de veces que jugamos online, los días en que nos cocinó algo, todas las risas que me sacó, los buenos y malos momentos. Es como un torbellino de imágenes y sonidos que se agolpan en mi memoria. Y todo termina cuando el cuerpo de Cheeto cae pesadamente hacia atrás, con un certero agujero de bala entre ceja y ceja. A su lado, Máximus también está en suelo, con la misma herida en la frente.

Oigo un pitido. El ruido de los disparos me ha dejado un poco sordo. Miro hacia mi izquierda, y veo a Ayelén con la mirada fija y el arma en las manos, apuntando sin moverse al lugar donde estaban mis amigos. Entonces me doy cuenta de que yo no he sido. No apreté el gatillo, no tuve las agallas. Pero ella sí, quizás porque no los conocía como yo.

- ¡Qué habéis hecho, puta! - grita Mangel soltándose de mí y abalanzándose sobre Ayelén, pero cae por culpa de su pierna mala.

Ayelén mira a Mangel con los ojos desorbitados, abre un poco la boca y suelta el arma como si le quemara las manos. Se arrodilla, cabizbaja y se toma la cabeza, agarrándose el cabello. Yo tomo a Mangel y lo llevo a la boca del agujero. Álvaro me ayuda a subirlo. Luego me acerco a Ayelén, me agacho junto a ella y le tomo el hombro. Ella me rechaza y se tapa la cara.

- Ayelén, tenemos que salir de aquí - le digo, pero ella no reacciona, así que, como puedo, la tomo en brazos. La chica ni siquiera se mueve. Por suerte no pesa mucho, y Álvaro me la recibe igual como hizo con Mangel.

Doy una última mirada a los cuerpos de mis amigos, me froto los ojos con energía para evitar las lágrimas que amenazan con brotar y salgo rápidamente hacia afuera, pero afuera el panorama no es mejor. A nuestro alrededor, se acercan decenas de zombies. El ruido de los balazos debe haberlos atraído.

- Tenemos que salir de aquí - dice Alexby con urgencia. Yo asiento con la cabeza, pero veo que Mangel y Ayelén no están en condiciones de moverse. Mi amigo llora sentado en el suelo con el pie cada vez más inflamado, y la chica está arrodillada con las manos en la cara.

- Alexby, Álvaro, ¿pueden llevar a Mangel? - pregunto a los chicos. Será una tarea difícil acarrear a estos dos y escapar de los zombies, pero asienten. Me acerco a Ayelén para ver si puede reaccionar, pero creo que tiene un ataque de nervios, porque está llorando y parece no saber qué pasa a su alrededor. La vuelvo a tomar en brazos. Miro hacia atrás. Alexby y Álvaro sostienen a Mangel entre los dos. Ahora el reto es salir sin morir.

- Rubius, sube a la chica en un hombro y agarra el bate, para que podamos salir - me dice Álvaro pasándome el bate que trajo consigo desde su casa. Le obedezco, subo a Ayelén en mi hombro izquierdo de modo que su cabeza queda hacia atrás y la afirmo de las piernas. Con el otro brazo agarro el bate.

Comienzo a avanzar primero y hago lo mismo que hizo Álvaro hace unos días cuando me salvó. Golpeo con el bate a todo zombie que se me cruce por delante, veo como vuelan los sesos, como se rompen los cráneos, cómo se revientan los ojos de estos muertos caminantes. Siento asco y ganas de vomitar cuando me llega el olor de la sangre podrida, pero no me puedo detener. Siento a través de la vibración del bate los huesos quebrarse. Estoy muy cerca del final de esta horda. Cada vez que siento alguna mano fría y putrefacta agarrarse a mi cuerpo, golpeo con el bate.

- Vamos a mi piso, que es el que se ve más completo - dice Alexby cuando por fin logramos salir de la manada de zombies y alejarnos lo suficientemente rápido de los muertos caminantes. Yo asiento con la cabeza y nos guío por calles cada vez menos destruidas y con menos zombies.

Al parecer la o las bombas tienen un límite de destrucción, pues después de unas diez u once manzanas, los edificios parecen estar sin daños. Cuando reconozco el edificio de Alexby, me sorprende un poco lo entero que está. Quizás llegamos al final de esta pesadilla. Quizás hasta aquí llegaron los zombies, las bombas y la destrucción. No sé por qué, pero ver que el edificio de Alexby está prácticamente intacto me da esperanza.

- Hay que subir - murmura Alexby, y lo hacemos con dificultad, ya que él lleva a mi gata en su brazo herido y ayuda a Álvaro a llevar a Mangel con el otro brazo, y yo llevo a Ayelén a cuestas, que creo que se desmayó o algo, porque no se ha movido nada desde que la tomé.

Como es invierno, los días son más cortos, por lo que el sol se está escondiendo cuando llegamos frente a la puerta de Alexby. Él intenta abrirla, pero no puede, así que Álvaro la tira de una patada. Alexby toma mucho aire antes de entrar, como preparándose para cualquier cosa que pueda haber, y poco a poco entramos todos.

Youtubers en Zombie Land [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora