El agua fría cae sobre mi cabello, rostro y cuerpo. Dios, que sensación más placentera. Me refriego todo el cuerpo, sacando la mugre que ya lleva pegada quizás cuánto tiempo. Me enguajo unas tres o cuatro veces, y al cerrar el grifo me siento más limpio que nunca. Tomo la toalla que recogí de una de las tiendas y me seco. Luego me coloco la ropa que tomé de otra tienda pequeña y ya estoy como nuevo. Salgo del baño y veo a los demás, que sehabían duchado y cambiado de ropa antes de mí. Ayelén tiene a Raspy en brazos. Es un buen cambio, vuelvo a ver la tranquilidad en el rostro de todos, como si el agua hubiese lavado la mugre y las malas vivencias de los útimos días.
- Eh, Mahe, pero que peludo estás - digo a mi amigo cuando me doy cuenta de que ya tiene barba.
- No como tú, Rubius, que apenas tienes unos pelillos - se ríe Alexby.
- Que tú también tienes pelusilla nada más, no te burles - le respondo.
- De nosotros, Mangel es el más velludo - dice Álvaro, y luego pone voz de Elvisa para agregar - Te pareces mucho a mi padre que es un oso de Narnia.
Mangel frunce el ceño y todos reímos.
- Pueh que el hombre eh como el oso, mientrah máh peludo, máh hermoso - replica Mangel y todos estallamos de la risa.
- Ayelén, a ti ni tanta barba te ha salido - dice Alexby.
- Ah, es que yo me afeito cuando ustedes no me miran - responde la chica tocándose la barbilla, y volvemos a reír con ganas.
Cuando terminamos de reírnos, comenzamos a recorrer el lugar con más calma. Como estábamos desesperados por estar limpios, al llegar solo registramos un par de locales y recogimos ropa, toallas, dentífrico y cepillo de dientes, pero ahora que estamos limpios nos tomamos nuestro tiempo.
Es gracioso, porque hay una tiendas de regalos que venden figurillas de minecraft, Mario Bros, Zelda y otros juegos. Si estuviésemos en una situación menos comprometedora, probabemente habría llenado mi bolso con todas esas mierdillas, pero no puedo ya que cada milímetro de la mochila debe estar ocupado por algo que me ayude a sobrevivir.
Al recorrer cada tienda no nos separamos mucho, pero tampoco estamos muy juntos. Cada uno elige un par de mudas de ropa, y mucha comida y agua. En un momento estoy junto a Ayelén, que aún lleva a mi gata en sus brazos, pero aparte de Raspy, no hay nadie más cerca nuestro.
- ¿Anoche tuviste pesadilas? - le pregunto sin mostrarme muy interesado. Ella deja colgada en un perchero una camiseta que tenía en sus manos, y me responde sin mirar.
- Todos las tenemos, ¿no crees?
No estoy seguro, pero creo que la pregunta le molestó un poco. La chica continúa su camino, así que la sigo y cambio de tema.
- Oye, el pan de pipas de hace unos días ¿lo tomaste tú? Porque Mangel no fue y dudo que Alexby lo haya podido coger, con ese brazo que tenía.
Ayelén se detiene, se gira, me mira a los ojos y me sonríe. Es extraño, en todos estos días nunca la había visto sonreírme así. La he visto reír con los chistacos y tonteras que hacíamos o decíamos, pero no le conocía esta expresión. Toda la dureza que ella pareciera tener, se derrumba con esa sonrisa tan... como decirlo... bonita. Sí, se ve guapa, y no puedo evitar sonrojarme un poco. Que gilipollas soy, sonrojándome en medio de un apocalipsis zombie.
- Sí, fui yo. Sabía que te gustaba... por los videos, claro, y antes de que esa mujer me agarrara la pierna, había tomado el pan de pipas.
Esa mujer que le agarró la pierna fue la primera zombie que vimos. Con ella nos empezamos a dar cuenta de las reales dimensiones de esta pesadilla. Le sonrío de vuelta a Ayelén.
- Gracias - le digo. Ella hace un ademán con la mano, como para restarle importancia.
- Chavales, mi bolso está a reventar - dice Alexby detrás de mí. Me giro y se acercan Mangel y Álvaro también. La verdad es que los bolsos de todos están muy llenos. Creo que ya ha terminado nuestra expedición por este pequeño conjunto de locales chinos.
- Esperen, que yo encontré algo flipante - dice Álvaro, y nos guía a una extraña tienda que parece estar escondida en la semi oscuridad. No veo bien lo que hay en la vitrina, pero son cosas negras y alargadas, como escobas extrañas. ¿Por qué nos trajo a una tienda de escobas?
Ayelén estira el brazo y atraviesa la vitrina a través de una rotura que hay en el vidrio, saca algo y ahora comprendo todo. Vuelvo a ver bien lo que hay allí. No son escobas, son escopetas, y Ayelén tiene una pistola en sus manos y me la pasa a mí. Dios, como mola esto, me siento como en Trouble in Terrorist Town.
La chica saca un arma para cada uno, y Álvaro saca varias cajas con balas.
- Creo que no sé muy bien cómo usar armas - comenta Alexby.
- Solo apunta y dispara - le digo en broma. Alexby ríe y Mangel también.
- Es fácil- dice Ayelen, y nos enseña rápidamente cómo cargar las balas y apuntar al objetivo - y finalmente aprietan el gatillo. Éstas son semiautomáticas, por lo que, si mantienen apretado, dispara tres balas, así que mejor disparan una vez.
Estoy sorprendido. Miro a los demás y todos tienen la misma cara de asombro que debo tener yo.
- ¿Dónde aprendiste todo esto? - pregunta Álvaro.
- Por ahí - contesta Ayelén. ¿Por ahí? Me cago en todo, es la puta ama de las armas. Pero ya veo que es de las que no contestan lo que no quieren decir, así que digo algo que me preocupa más.
- ¿Qué hacemos ahora? - pregunto a nadie en específico.
- Pueh, podríamoh ver cómo quedó mi piso... si eh que el edificio no se ha derrumbao - dice Mangel con un tono de amargura en su voz - estamoh cerca, de todah formah.
Claro, por eso Mangel conocía este lugar. Tantas veces he ido a su apartamento y nunca me había fijado que estaban estos locales tan cerca. Ayelén también supo lo que era, quizás ella también viva cerca.
- Yo creo que podríamos ver la casa de Mangel y luego la mía... - propone Alexby con algo de duda.
- Es una buena idea - dice Álvaro - así sabremos si algo se salvó. Porque creo que a ustedes aún los retiene la duda, y por eso no se quieren ir de la ciudad.
Joder, es verdad. Lo único que sabemos que ya no tiene vuelta son mi edificio y la casa de Álvaro, pero los demás quizás tengan la esperanza de encontrar sus casas de pie o algo. Aunque con la destrucción que hay a nuestro alrededor, lo dudo mucho, pero prefiero guardarme mis pensamientos pesimistas.
- ¿No quieres ver tu casa también, Ayelén? - pregunta Alexby.
- No. Mis padres están... bien - responde ella con seguridad.
- ¿Cómo lo sabeh? - pregunta Mangel con sorpresa.
La chica nos mira y se muerde el labio, reemplazando la seguridad de su respuesta anterior por un aire de duda, como si escondiera algo. Coño, no. Paranoias mías, otra vez.
- Porque no están en la ciudad - dice ella finalmente.
Yo miro a Mangel que me devuelve la mirada como extrañado, luego miro a Alexby que levanta los hombros. Qué más da, Ayelén es extraña y punto.
Con las mochilas llenas, los cuerpos limpios, la ropa nueva y las armas cargadas, salimos nuevamente a la calle.
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Youtubers en Zombie Land [Finalizada]
FanfictionRubius, Mangel y Alexby se darán cuenta de la peor manera que todas las horas que gastaron jugando y viendo películas no serán suficientes a la hora de sobrevivir en una ciudad llena de muertos vivientes. Con la ayuda de Ayelén, una chica que vende...