21. Huir

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El helicóptero está sobre este edificio. Estoy seguro. Está detendo, pero el motor sigue sonando. Madre mía que angustia. ¿Habrán llegado los demás al techo? Al parecer, no nos tirará ninguna bomba, pues ya ha pasado mucho tiempo desde que está aquí arriba. Un momento. Se está alejando. Miro a Mangel y le sonrío, intentando darle ánimos y escondiendo la angustia que siento. Mangel también me da una sonrisa tan falsa como la mía.

El helicóptero se oye cada vez más despacio. Los minutos avanzan y no pasa nada. El helicóptero casi no se oye, ya debe estar muy lejos. Joder, ¿por qué no llega nadie? ¿dónde están los demás? Joder. ¿Y si se fueron? Hostia puta, como nos hayan dejado abandonados a Mangel y a mí aquí... Me cago en todo. Me siento junto a Mangel y muevo la pierna. Me agarro el flequillo y lo tiro hacia arriba.

- Rubiúh, ¿creeh que noh han abandona'o? - me pregunta Mangel. Yo lo miro con tristeza. Coño, estamos solos en una ciudad infestada de zombies. Estamos muertos. Pero prefiero mentir.

- Claro que no, Mangel, no seas gilipollas - le respondo con seguridad. Con falsa seguridad. Sé que no lo engaño, pero Mangel también finje creerme y sonríe de lado.

Me tiro hacia atrás y tapo mi rostro con ambas manos. Joder, me da tanta impotencia que nos hayan abandonado. Los odio a todos. Si tan solo no me hubiese quedado con Mangel... si hubiese tenido la certeza de que nos iban a rescatar, quizás yo también me habría escapado. ¿Habría abandonado a mi mejor amigo? Soy un hijo de puta al pensar así.

Entonces la puerta de entrada se abre de golpe, y oigo varios pasos acercarse. Me saco las manos de la cara y me pongo de pie. Entonces aparecen Alexby, Álvaro y Mangel. Dios, que alivio. Estoy tan contento que podría besarlos a todos.

- ¿Por qué cohoneh se demoraron tanto? - preguntó Mangel claramente enojado.

Alexby va a su habitación apresuradamente.

- Lo siento, Mangel. Pero es que... ah, joder, puede que estemos salvados - contesta Ayelén atropelladamente.

Alexby vuelve con un lápiz y un cuaderno que le pasa a Ayelén, que se sienta y comienza a garabatear algo.

- ¿Es en serio? - digo abriendo mucho los ojos, sin creer lo que la chica dijo.

- Sí, pero debemos ser rápidos - dice Alexby.

- No entiendo - les digo - qué pasó arriba, joder.

- A ver, calmaos todos, y sentémonos para que podamos explicaros bien todo - dice Álvaro. Muy razonable. Todos nos sentamos en los sillones. Estoy ansioso. Por fin saldremos de esto. Ayelén deja de dibujar. Miro de reojo qué es lo que hizo, pero son unas rayas, cubos, rectángulos y flechas a las que no le encuentro ningún sentido.

- Bueno, pues nada, que llegamos al techo y gritamos e hicimos señas para que el piloto nos viera - comienza a relatar Alexby - al principio parecía que nos iba a ignorar, pero entonces viró hacia nosotros.

- Fue como un milagro - continúa Ayelén - se puso justo sobre el edificio, muy cerca de nosotros, y dejaron caer una escalera de cuerdas, entonces bajó un sujeto. Nosotros corrimos hacia él, pidiéndole que nos sacara de aquí.

- Claro que hablábamos todos a un tiempo, y el pobre sujeto no entendía nada - interrumpe Álvaro - así que nos pide silencio. Nos callamos y yo le dije que si nos podía sacar de acá, que había un montón de zombies y que era nuestra única esperanza. Y el señor dijo que sí.

- ¡¿Dijo que sí?! - exclamo.

- Cálmate, Rubius, y por favor, siéntate - me dice Alexby. Coño, no me di cuenta de que me había puesto de pie. Asiento con la cabeza y me vuelvo a sentar.

- Nos dijo que sí - cuenta Ayelén - pero solo podía llevar a dos de nosotros. 

Los chicos se miraron entre ellos.

- Ya habíamos pasado por mucho juntos - sigue Alexby - y estábais ustedes dos abajo. No podíamos separarnos, abandonar al grupo. Así que le dijimos que éramos cinco, y nos dijo que no podía llevarnos a todos.

- ¿O sea que ehtamoh perdidoh? - pregunta Mangel con voz quebrada.

- No, flipa'o - dice Álvaro - el señor del helicóptero nos dijo que en tres días volverían con un avión más grande, pero que no podían aterrizarlo en la ciudad.

- Así que nosotros debemos ir a las afueras de Madrid - completa Ayelén - luego nos dijo que el helicóptero tomaría la dirección a la que debíamos dirigirnos, se despidió y subió nuevamente. Por eso nos demoramos, porque trazamos un mapa mental que dibujé aquí.

Ayelén señala el cuaderno lleno de garabatos. Por su puesto, es un mapa. 

- Es nuestra única esperanza - dice Alexby.

- Entonceh debemoh hacer un plan - propone Mangel. Los demás asentimos. 

- Mañana en la mañana hemos de partir apenas salga el sol - dice Ayelén con autoridad - Mangel estará bien y tendremos luz para cuidarnos bien. Seguiremos el mapa que dibujé. Al parecer los límites de MAdrid no están a más de 20 kilómetros. En menos de dos días estaremos fuera de la ciudad.

Madre mía, no me lo puedo creer. De verdad saldremos de aquí. Solo dos días más y seremos libres. Pero nos queda un largo camino. Volveremos a cruzarnos con zombies. Joder, putos zombies. Pero por lo menos ahora tendremos un objetivo claro, una esperanza real, ya no estaremos a ciegas, si no que escaparemos sabiendo que algo nos espera más allá. La salvación.

Miro a Mangel, que parece muy decidido. Alexby gira su cabeza hacia la ventana, probablemente pensando en reencontrarse con su madre y su novia... hasta con Max, quién sabe. Álvaro se muerde las uñas con los ojos entrecerrados, estoy seguro de que está visualizando nuestra huida. Choco mi mirada con la de Ayelén, que me mira atentamente y muy seria, yo le devuelvo una mirada de duda.

- Nos llevarán a Estados Unidos. No volveremos a Madrid en mucho tiempo... eso si es que alguna vez volvemos - dice la chica. Los demás la miran con sorpresa, pero yo no. Ahora comprendo su mirada. Iremos donde está su padre. La vuelvo a mirar fijamente, serio. Ella alza una ceja y yo asiento de una forma apenas perceptible. Su secreto está a salvo conmigo. Pase lo que pase, no la dejaré. A ninguno. Estamos juntos en esto.

Youtubers en Zombie Land [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora