Despierto tranquilo. Me encanta este momento en el que abro los ojos y no sé ni quién soy, pero estoy cómodo, abrigado y con una vaga sensación de felicidad. Pero a medida que los segundos pasan, los recuerdos de esta última semana se van agolpando en mi mente desordenadamente. Adiós felicidad.
Me levanto con cuidado para no despertar a Ayelén. Camino despacio y salgo. En el salón Mangel sigue durmiendo con el pie apoyado en la mesita de centro. No quiero despertarlo, así que voy hacia la ventana y lo que veo es deprimente. El cielo está gris, ocultando el sol de la mañana, haciendo que todo se vea más oscuro y terrible en lo que queda de Madrid.
Oigo unos pasos detrás de mí, me doy la vuelta y veo a Alexby, que tiene cara de sorpresa cuando me ve.
- ¿Qué te pasa, tío? Parece que hubieras visto un... - iba a terminar la frase diciendo "muerto", pero coño, que hemos visto miles de ellos, así que prefiero quedarme callado. Alexby me sonríe de lado.
- Pues que como es tempranísimo, pensé que no habría nadie levantado. Y bueno, menos tú - me dice. Joder, que sinceridad. Lo admito, nunca me levanto antes del medio día. Estos últimos días lo he hecho porque hemos dormido en ese sótano y tal, pero ahora que he dormido en una cama, no sé qué me hizo madrugar, así que solo levanto los hombros.
Alexby sonríe y se coloca junto a mí, mirando el triste espectáculo que alcanzamos a ver por la ventana.
- Creo que va a llover - le digo apuntando las nubes que cada ves son más oscuras y compactas. Alexby asiente.
- He encontrado algo que nos va a subir un poco el ánimo a todos - me dice - ven, vamos a la cocina.
Sigo a Alexby por el corto trecho que nos lleva a ese lugar. Entonces recuerdo algo y no puedo evitar preguntarle.
- ¿Cómo sabes que tu familia está bien?
- Mi madre me dejó una nota - me responde, y saca de uno de los bolsillos de su chaqueta el mismo papel que ayer tenía en su mano. Me lo pasa y veo que dice "Hijo, tuvimos que irnos. Es peligroso estar aquí. Te ama, mamá".
Es increíble cómo tan pocas palabras escritas a la rápida pueden mantener viva la esperanza. Le devuelvo el papel a Alexby y él lo guarda con cuidado. En la cocina hay un reloj que marca las 8:30. Madre mía, sí que es temprano.
- ¿Y qué me ibas a mostrar? - le pregunto a Alexby. Después de haber visto la hora, me han entrado unas jodidas ganas de volverme a acostar.
- Esto - dice abriendo un mueble y sacando un par de cajas rojas. Las miro bien y sonrío. Es verdad, esto sí que nos va a subir el ánimo a todos. Son chocolates - voy a esperar a que despierten todos y los reparto.
Alexby vuelve a guardar la caja. Yo hago el intento de quitársela de las manos, pero emi amigo no me deja. Joder, lo hago de coña, pero de verdad que se me hizo agua la boca al ver chocolate de verdad frente a mi cara, sobre todo porque ayer casi no probé bocado. Estoy impaciente para que todos los demás despierten.
Salimos de la cocina. Alexby vuelve a la habitación de sus padres, pero deja la puerta abierta, y me lanza una mirada asesina. Este tío se creerá que robaré los chocolates cuando no se de cuenta. Joder con estos amigos que no confían en mí. Yo le devuelvo mi mejor cara de cachorro inocente y me dirijo a su habitación.
Ayelén sigue durmiendo, y decido tumbrame a su lado nuevamente. Tenía ganas de seguir durmiendo, pero ahora que estoy acá, no puedo. Coloco mis manos bajo la nuca y me quedo mirando el techo. Si no puedo dormir, por lo menos descansaré. Oigo unos pequeños y suaves golpes en la ventana. Está empezando a llover. Suspiro. Que ganas tengo de estar en mi piso, jugando a la consola, con comida chatarra. Cierro los ojos y recuerdo la última vez que llovió.
Me puse a grabar un juego, no recuerdo cuál era, pero era entretenido. Era de noche y la lluvia golpeaba más fuerte que ahora. Estaba abrigado, me reía de todo, y también puteaba al jodido personaje que se moría a cada rato... bueno, era yo el que lo hacía morir. ¿Qué será de todos aquellos que me seguían acá en Madrid? Espero que hayan escapado, por lo menos la mayoría.
Joder. No había pensado en el futuro. ¿Qué será de mí si salimos de esto? No tengo casa y mi único trabajo era subir videos a youtube. Ahora que lo pienso, no creo que mi vida vuelva a ser igual. Estos putos zombies arruinaron mi vida y la de todos. Me cago en el gobierno y sus malditas ansias de poder. ¿Crear un virus que asolará Madrid? Sí, qué podría salir mal. Malditos todos.
- Me gusta cuando llueve.
La voz de Ayelén me sorprende e interrumpe mis pensamientos. No me había dado cuenta de que había despertado. Bueno, me está dando la espalda, no tenía como saberlo. La chica se da vuelta y nos miramos unos segundos. Ella sonríe de lado y se pone de pie.
- Quisiera saber qué hora es - dice.
- En la cocina hay un reloj - le respondo. Ella asiente con la cabeza y se coloca las zapatillas - Oye, lo que me contaste anoche... ¿se lo vas a decir a los demás?
Ayelén me mira, seria, y niega con la cabeza.
- No es necesario que nadie lo sepa. No debí contarte tampoco, solo quería desahogarme. Lo siento.
- No importa - le digo, sonriendo - me gusta que confíes en mí.
Ayelén me devuelve la sonrisa, se pone de pie y estira la mano hacia mí. Yo se la tomo y me pongo de pie a su lado. Ella se demora en soltarme, y yo tampoco la apuro. La miro de reojo, pero la chica está con la vista baja. No necesitamos mirarnos, solo basta estar aquí, juntos. Además su mano es suave, y me siento menos solo junto a ella. Bueno, es normal, si estamos en una ciudad abandonada y llena de muertos vivientes, es natural que busque cercanía humana y viva. Finalmente me suelta y salimos juntos de la habitación de Alexby.
En el salón, Mangel está despierto con el pie sobre la mesa de centro. A su lado están Alexby y Álvaro ¿A qué hora se levantaron todos? Oigo que la lluvia cae cada vez con más fuerza, pero en este lugar estamos bien. Esta mañana estamos todos bien.
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Youtubers en Zombie Land [Finalizada]
FanfictionRubius, Mangel y Alexby se darán cuenta de la peor manera que todas las horas que gastaron jugando y viendo películas no serán suficientes a la hora de sobrevivir en una ciudad llena de muertos vivientes. Con la ayuda de Ayelén, una chica que vende...