Youtubers en Zombie Land [Finalizada]

1. El inicio

Abro los ojos, pero lo mismo hubiese dado si los mantenía cerrados, ya que todo está totalmente a oscuras. Odio la oscuridad. Estoy tirado en el suelo, boca arriba y siento que hay varias cosas sobre mi cuerpo ¿qué cojones ha pasado? Intento ponerme de pie, pero una mano se coloca sobre mi pecho y me empuja hacia el suelo.

—No te muevas —susurra una voz de mujer.

Obedezco al instante. No entiendo nada, ¿cómo fue que llegué a este sitio en este estado?

Esta mañana había quedado con Mangel para comprar chuches e ir a ver una película en su casa con Alexby y Cheeto. Como siempre, llegué un poco tarde a la cita.

—Jodé, Rubiúh, que llevo horah ehperándote —me reprochó Mangel cuando nos encontramos frente al Carrefour.

—Lo siento mi Mahe —le respondí poniendo cara de cachorro.

Entramos y compramos chocolates, papas, cheetos "Cheetos para Cheeto" había dicho Mangel al coger la bolsa, algunas birras, sodas y cabritas. Salimos con un par de bolsas en cada mano y nos dirigimos a casa de Mangel, hasta que sonó mi celular. Era Alexby.

—Eh, Alexby, qué pasa —dije cuando contesté.

—Tío, qué pasa. ¿Estás con Mangel? —dijo Alexby desde el otro lado de la línea.

—Sí, ¿por?

—¿Podrían esperarme en algún sitio? Que estoy en el centro de Madrid y me di cuenta que se me ha olvidado el dinero.

—Joder, chaval, que gilipollas eres —le dije riendo —vale, vale, espéranos allí, que ya vamos.

Corté la llamada y miré a Mangel.

—Alexby dice si lo podemos ir a buscar al centro, que no lleva dinero.

Mangel frunció un poco el ceño pero no dijo nada. Caminamos unos 15 minutos, llegamos y nos encontraron con Alexby.

—Gracias por venir, chicos, que buenos sois —dijo Alexby simulando secarse una lagrimilla —oigan, ¿vieron la nueva tienda de videojuegos que se instaló por aquí cerca?

—No —respondimos con Mangel al mismo tiempo.

—Es que se han perdido la mitad de su vida, que mola un huevo, joder.

—¿Ehtá mú lejoh? —preguntó Mangel.

—A unas dos o tres manzanas —respondió Alexby.

—Pues yo no estoy apurado, ¿qué tal si vamos? —dije alegremente. Los otros dos asintieron y fuimos a esa nueva tienda.

Al llegar, me di cuenta de que Alexby no exageraba. La tienda era enorme, parecía un búnquer por fuera, al interior tenía miles de juegos ordenados por tipos de consola, estatuas gigantes de Minecraft, Zelda, Mario Bros, figurillas coleccionables. Todo era fantástico.

—Si muero, este será mi cielo —comenté emocionado.

Empezamos a ver todo el lugar, a rebuscar entre los juegos, a ver las estatuas, sacar fotos. Una chica delgada de pelo negro y ojos grises que trabajaba allí se acercó a nosotros.

—¿Les puedo ayudar en algo?

—¿Cómo hacemos para vivir aquí? —respondió Alexby. La chica se rió discretamente.

—Vivir aquí no se puede... si quieren, pueden dejar curriculum y trabajar. Como está empezando el negicio, necesitan a expertos en videojuegos como vosotros —dijo la chica —os reconozco por sus vídeos en youtube.

Me gusta que me reconozcan por mis vídeos, pero mucho más que digan que soy experto en videojuegos, incluso cuando en algunos soy tan manco.

—Oye, y cómo te... —comencé a decir, pero no pude terminar la frase.

El suelo empezó a temblar, y una extraña luz cegadora entró por las ventanas. La chica me agarró del brazo y también a Mangel. Empujó a Alexby y nos llevó a los tres detrás del mostrador. Los estantes comenzaron a caer, y la gente que estaba en la tienda corrió hacia la puerta.

—Agáchense —gritó la chica. El temblor se hizo mucho más fuerte, y un fuerte viento terroso rompió los cristales. Me tiré al suelo junto a Mangel, Alexby y la chica tras el mostrador. Entonces, sentí como un rugido desde arriba. El techo del local comenzó a desmoronarse, y los escombros caían por todos lados. La extraña luz cegadora terminó, pero el viento se hizo mucho más fuerte.

Levanté un poco la mirada. Los escombros del techo seguían cayendo, miré a Mangel que se cubría la cabeza con las manos. Intenté acercarme a él, pero algo cayó sobre mi cabeza y perdí el conocimiento. Y ahora estoy aquí, a oscuras y sin saber qué coño pasó.