Sin quererlo, mis ojos se me llenan nuevamente de lágrimas, pero esta vez de felicidad. Ayelén se acerca y me pasa a Raspy. Pobre, está asustada, pero cuando la tomo en mis brazos, comienza a relajarse.
—No te preocupes, Raspy, soy yo. No te voy a dejar —le susurro mientras la acaricio. Mi gata deja de temblar y se acurruca en mis brazos. Eres mi hogar, Raspberry, lo único que me queda. No te abandonaré.
—Debemos irnos —dice Alexby, y nos ponemos en camino hacia el Carrefour. Con las emociones había olvidado lo sediento y hambriento que estoy, y por las caras de los demás, la falta de agua y comida también los debe estar afectando.
Cuando llegamos al Carrefour noto con alivio que está casi entero. Entramos y es como llegar al paraíso. Toda la comida y demás cosas están disponibles para nosotros. No hay nadie vigilando, aunque si sacamos algo, no se le puede llamar robar. Lo hacemos para sobrevivir.
—Jodé, otro muerto —dice Mangel. Es una mujer, está boca arriba. Los ojos abiertos y desorbitados, la quijada quebrada hacia un lado, los brazos sobre su cabeza, un charco enorme de sangre seca que sale de una de sus piernas, reventada por un bloque de concreto. Mirarla me da escalofríos, así que prefiero no entrar por el pasillo en que está su cadáver. Voy al pasillo de los bolsos y joder, me cago en todo, hay como siete u ocho muertos más tirados en el suelo. Veo unas mochilas que nos servirán para cargar comida y las cosas para la herida de Alexby. Si quiero vivir, tengo que ser valiente. Además, son muertos, no pueden hacerme nada más que darme asco. Me tapo la nariz porque el olor es repugnante, cierro los ojos y paso sobre los cuerpos. Agarro cuatro mochilas y salgo cagando hostias.
Mangel se acerca a mí con varias botellas de agua. Abro una y me la tomo en pocos tragos. Mangel hace lo mismo.
—Dios, tenía demasiada sed, Mahe —le digo a mi amigo.
—Yo también, Rubiúh.
—Eh, chavales, qué prefieren, dulce o salado —dice Alexby acercándose con varias latas y conservas de frutas y carnes.
Guardamos las cosas en las mochilas. Sacamos más comida y botellas de agua, por si acaso.
—¿Y Ayelén? —pregunto al darme cuenta de que hace varios minutos que no veo a la chica.
Un grito nos pone los pelos de punta. Es ella. Corremos a buscarla. Ayelén vuelve a gritar.
—Viene de allá —nos dice Alexby apuntando un par de pasillos a la derecha, y corremos hacia ese lugar. La encontramos, pero no está sola. Mierda, nada me preparó para esto.
Ayelén está tirada en el suelo, y a sus pies, la mujer rubia que vimos al entrar aquí la tiene agarrada de la pierna. Joder, es la puta muerta agarrando la pierna de Ayelén. Me quedo de piedra, pero Mangel va hacia la chica y tira de ella para zafarla de las garras de la muerta.
—¡Rubius, reacciona! —me grita Alexby. Yo sacudo la cabeza y lo miro. Él tiene un palo de escoba en sus manos, pero no puede sostenerlo bien debido a su herida. Le paso a Raspy y él me pasa la escoba. Voy hacia Ayelén y Mangel y aplasto la mano de la mujer con el palo de la escoba. Golpeo una, dos, tres veces hasta que le rompo los dedos y suelta a la chica. La mujer levanta la cabeza y nos mira con sus ojos desorbitados. O creo que nos mira, no lo sé, coño, que está muerta. Mangel levanta a Ayelén con facilidad, toma otra escoba y golpea a la mujer en la cabeza.
—¡Corred! —grita Mangel y le obedecemos inmediatamente. Salimos por los pasillos, y por el rabillo del ojo veo que los demás muertos que habíamos visto están levantándose. Joder, joder, coño, hostia puta, me cago en todos los muertos de los cojones.
Salimos los cuatro, pero seguimos corriendo. ¿Dónde ir? Alexby señala un edificio que aún está en pie y tiene una escalera por fuera. Corremos hacia allí, y subimos. Primero Ayelén, luego Alexby, después Mangel y finalmente yo. Cuando ya voy por el segundo piso, miro hacia atrás. Las calles que hasta hace menos de una hora estaban vacías, comienzan a llenarse de personas. De muertos. Es que no me lo creo, joder. Sigo subiendo hasta llegar a la azotea, donde ya están los demás.
Me siento en el suelo y respiro agitado. Que mal estado físico tengo. Alexby se sienta a mi lado y me pasa a Raspy. Yo abrazo a mi gata.
—Eso... eso no es normal —jadea Ayelén.
—Estaban muertos, coño —dice Alexby.
Mangel se sienta frente a mí y Ayelén a su lado. Nos miramos con miedo. Qué cojones está pasando.
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Youtubers en Zombie Land [Finalizada]
FanfictionRubius, Mangel y Alexby se darán cuenta de la peor manera que todas las horas que gastaron jugando y viendo películas no serán suficientes a la hora de sobrevivir en una ciudad llena de muertos vivientes. Con la ayuda de Ayelén, una chica que vende...