Youtubers en Zombie Land [Finalizada]

25. Muerte

La mujer grita nuevamente, pero ahora puedo ver su rostro. Su expresión me congela el corazón, veo en su cara una mezcla de miedo y angustia. Me cago en todo, no sé qué hacer para salvarlos. Siento que a mi lado alguien sale corriendo. Miro hacia atrás, y veo que Alexby se aleja rápidamente de nosotros y los zombies. Menudo niñata está hecho.

- ¿Qué hacemoh? - dice Mangel. 

- Distraerlos, alejamos a los zombies de ellos para que tengan alguna oportunidad - contesta Ayelén.

Asentimos, vuelvo a mirar la horda. La mujer casi desaparece bajo todos los zombies que están sobre ella.

- Tapaos los oídoh - dice Mangel. Lo miro y veo que tiene la pistola en sus manos y apunta hacia un zombie. Le obedezco y me agacho. Oigo el disparo a través de mis manos. Un zombie cae a suelo y los demás se dan vuelta. Joder, joder, nos han visto. 

- ¡Corran! - grita Ayelén mientras los zombies se dirigen hacia nosotros. 

 Me doy la media vuelta y corro lo más rápido que puedo, Mangel va a mi lado y un poco más atrás, va Ayelén. Joder, joder, joder, corre, corre, corre. No sé por dónde voy, pero oigo tras de mí los pasos de los zombies, y no quiero detenerme a pensar qué camino será mejor. Solo me quiero alejar. 

- ¡Rubius! - grita Ayelén. Miro hacia atrás y me detengo en seco. La chica está en el suelo. Mierda. Voy hacia ella. Los zombies están muy cerca. Le tomo la mano y la ayudo a ponerse de pie. Un par de balazos pasan junto a nosotros, impactando a un zombien en el ojo y a otro en el cuello, haciendo que sangre podrida y pedazos de piel vuelen por los aires. Mangel llega junto a nosotros y comienza a disparar a los zombies. Bien, eso nos da tiempo, pero creo que se acercan más zombies.

Volvemos a correr, pero ahora también hay zombies frente a nosotros. Nos rodean, coño. Es como el primer día, cuando Álvaro me salvó, solo que ahora hay más. Joder, joder, joder. Es nuestro fin. Abrazo a Ayelén y a Mangel por los hombros. Veo cómo los cuerpos semi-destruidos de los muertos vivientes se acercan a nosotros, siento el olor de la putrefacción que nos rodea. No. No quiero que esto sea lo último que vea. Bajo la mirada y miro a Mangel que tiene los ojos cerrados, y luego a Ayelén, que en ese instante me devuelve la mirada. Lo último que veré en esta vida serán sus ojos grises. No es tan malo, depués de todo. Cierra los ojos y yo la imito. Adiós.

Oigo un sonido extraño. Un momento, ¿es un motor? Abro los ojos y delante de nosotros, atropellando todo a su paso, se estaciona un jeep. Me quedo perpelejo unos segundos hasta que se abre la puerta de adelante.

- Apuraos, coño, que no tenemos todo el día - dice Alexby que está en el asiento del conductor. Menudo cabrón, no había escapado, fue a buscar un auto. Maldito, nos salvó la vida. Siento que lo amo. 

Nos subimos rápidamente y Alexby avanza y reotrocede varias veces hasta atropellar al último zombie que nos perseguía. La sangre salta y los miembros del cuerpo también, pero nada me importa, estoy feliz de estar vivo. Cuando termina de matar a todos los zombies, dobla por una esquina y vuelve hasta el punto donde estaba la mujer y los dos hombres, pero ahora solo está ella. Ya no hay ningún zombie, así que nos bajamos y nos dirigimos hacia la mujer. 

Ayelén va de las primeras y se arrodilla junto a la mujer. ¿Qué habrá pasado con los otros dos? Pateo algo blando y miro al suelo. Dios, es un brazo. Me detengo y mi respiración se agita, siento un frío que me recorre la espalda hasta la cabeza. 

- Mierda - dice Mangel, que está frente a uno huesos cubiertos con pedazos de carne. Más allá hay algo que creo que son dedos y hacia la izquierda unas cuantas tripas desparramadas. El suelo está cubierto de sangre. Joder, los zombies debieron haberse comido a los otros dos hombres, y no quedó nada de ellos, salvo estos pocos restos de su cuerpo. 

Seguimos avanzando hasta donde está la mujer acostada, pero el panorama no mejora. Ayelén está arrodillada, se saca la chaquet que llevaba puesta y cubre el estómago de la mujer, del cual, estoy seguro, salen algunas tripas. Ayelén acaricia la cara de esa mujer, que es una de las pocas partes de su cuerpo que está intacto. Hostia puta, le faltan ambas piernas hasta la altura de las rodillas, y sobre eso está cubierta de sangre. También le faltan ambas manos. y tiene muchas heridas en los brazos. No sé si acercarme. Está muriendo. 

- No te preocupes - susurra Ayelén - no estás sola. 

La mujer emite una especie de ronquido y respira con dificultad. Alexby se acerca y se coloca tras Ayelén. Mangel lo sigue y hace lo mismo. Yo dudo un poco, pero los imito. Estamos los cuatro viendo morir a esa mujer. Ella nos mira y creo que, entre sus ahogos, sonríe. 

- Ahora estarás en un mejor lugar, ¿sabes? - continúa hablando Ayelén en susurro - Ya no tendrás dolor, estarás tranquila y serás muy feliz.

La mujer empieza a respirar más agitada, a ahogarse. Levanta el brazo y dirige su muñón hacia el rostro de Ayelén. La chica toma la extremidad con suavidad  y la acaricia. Ahora estoy seguro, la mujer sonríe. Vuelve a ahogarse, mira hacia el cielo, convulsiona un par de veces y baja el brazo pesadamente. Se queda totalmente quieta. 

Ayelén le cierra los ojos, saca la ístola que tenía guardada en su mochila y le dispara a la mujer en la frente. Así evita que se convierta en zombie. Nos quedamos quietos y en silencio un momento. Ayelén se pone de pie.

- Debemos irnos rápido, el sonido de la bala podría atraer más zombies - dice mientras avanza hacia el jeep. Nosotros la seguimos.

Mangel se coloca de conductor y Alexby en el asiento del copiloto. Atrás nos sentamos Ayelén y yo. No decimos una palabra hasta que encontramos a los demás.

- ¡Estáis vivos! - dice Álvaro cuando abrimos la puerta.

- Entrad rápido si queréis que sigamos así - dice Alexby.

Estar cinco personas en un lugar para tres no es fácil. Ayelén se sienta bien adelante, para ocupar menos espacio. A su lado estoy yo y Álvaro se aprieta a mi lado, pero último se suben Francisco y Lucía, que se sienta en sus piernas con Raspy en sus brazos. Cierran la puerta y avanzamos entre los escombros.