Capítulo XXXVIII

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Nicholas

Volví luego de casi una hora de caminar por la orilla, topándome con los vecinos de las residencias vecinas y evitando hablar más de lo normal, justo como evité las llamadas de Madison un día después de la boda.

No me arrepentía de lo que estaba pasando en mi vida. Por algo sucedió todo y estaba más que agradecido de tener a Jessica y al bebé en mi vida. Ella me trajo a Kira, a mi hijo y a ella, el premio mayor.

Ella era el tesoro que me esperaba al final del arcoíris.

Al entrar a la mansión el olor a carne inundó mis fosas. Caminé dejando atrás los colores rosados con tonalidades naranjas que nos anunciaban que la noche llegaría muy pronto.

Llegué a la cocina, viendo a Jess moverse de un lado a otro con un enorme bote de Nutella abierto, una cuchara en su boca y fresas, plátanos y uvas junto a pastelillos.

Solía admirar lo mucho que comía Jess, pero no por la cantidad, sino por los antojos extraños que tenía. Creí que complacería a mi mujer con pizza, sushi, hamburguesas y más cosas exquisitas, pero nada saludables, pero no. Había muchos vegetales y frutas de por medio. Algunas ocasiones atacaba la alacena y subía a nuestra habitación con bolsas de papas fritas que ambos engullíamos.

Observé a mi esposa bailar, mover las caderas de una manera que me hizo alzar una ceja y reí entre dientes al verla tararear una canción, dándome cuenta que llevaba sus AirPods. Con cuidado me acerqué a ella y puse sus manos en sus caderas, ella saltó y reí, besando su cuello.

—¿Qué haces? —le pregunté, pasando mi lengua por detrás de su oreja.

Ella sonrió y se quitó sus audífonos. Se dio la vuelta y besó mis labios cortamente antes de regresar a cuidar lo que cocinaba.

—La cena, le pedí al chef que me dejara la cocina. Hoy comerás de lo que yo preparé, mi amor. —Su humor me indicó que todo estaba bien entre ambos y que Madison no había hecho de las suyas—. Tu bebé eligió la cena hoy y comeremos pastel de salchichas y preparé budín de Yorkshire.

—Mucho Yorkshire, Jess.

—Mi papá era de Bradford, pero se mudaron a Bristol cuando era un niño. Mi familia paterna hace estas delicias como nadie y me encantan—respondió, tomando una uva y acercándola a mi boca, me vio con una sonrisa preciosa y la comí—. Mi abuela me enseñó la receta antes de morir y fueron de los platillos que mamá me preparó en mi cumpleaños, ¿lo recuerdas?

Asentí.

—También preparé vegetales con especias. Es mucho, pero este amiguito y su madre disfrutan la comida—dijo, tocando su barriga y riendo.

—Lamento haberme ido por...—Me detuve y alcé mi muñeca para ver mi reloj—. Dos horas.

—Necesitabas espacio y yo fui a un supermercado. Traje un montón de frituras mexicanas que probaremos el resto de nuestros días, Nicholas. aunque tal vez tú ya las conozcas, es tu casa y es obvio que has estado aquí, pero yo nunca había visitado el continente americano.

Observé los vegetales en la sartén y mi estómago gruñó. Jess cocinaba bien, había descubierto que solía entretenerse en la cocina de vez en cuando. Incluso llegué a ver a mi hermana, su mejor amiga y mi esposa cocinando juntas antes de la boda.

Kate, lógicamente, leía la receta y no participaba como Chlo y Jess, pero era entretenido verlas.

—¿Sabes lo sexy que te ves?

—¿En la cocina? —preguntó con tono mordaz.

—Bailando—le respondí, besando su cuello mientras soltaba gemidos bajitos.

Winter love ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora