Capítulo XLV

5.1K 193 38
                                    

Él no decía nada, solo me observaba, analizando con detenimiento mi cara y frunciendo el ceño al ver los papeles en mi mano.

Encontrar aquella noche los papeles del divorcio me rompió el corazón. Corrí a la habitación, me encerré y lloré durante horas, me quedé dormida y al día siguiente evité salir. No quería verlo y esperaba que él tuviera el valor de decírmelo, pero me equivoqué.

En la mañana luego de hacer unos pastelillos tocaron la puerta y al abrirla me encontré con su abogado. Él me vio con nerviosismo y no dijo nada, solo me entregó los documentos que ya había visto, pero en esta ocasión estaban en orden y los leí con detenimiento.

Volví a llorar y mi cabeza dolió tanto que me quedé dormida rodeada de los papeles del divorcio. Firmé lo que mi abogado me dijo que debía firmar y aunque la cantidad que él me daría mes con mes y las propiedades que añadió al contrato prenupcial eran demasiado.

—Pero antes de que firmes esto, me vas a escuchar. —Él me observó mientras me acercaba a la bañera y con dificultad me metía.

Lo sentí moverse y me importó poco que el camisón que llevaba como pijama se mojara. Era lo único que me quedaba en este punto y con lo único que me sentía cómoda.

—Estas siendo tan infantil y ridículo que me cuesta trabajo entenderte. No, no confié en ti luego de que me dejaras por Madison. Casi pierdo a nuestro hijo y tú prometiste no ir, y aún así fuiste, y yo tuve que entender y aceptarlo, pero tú no comprendes que lo que hice no fue por ti, porque mi mundo no gira alrededor de tus caprichos—comencé a decirle, sentándome e ignorando la mano que me tendió. Estaba furiosa, dolida y por alguna extraña razón quería golpearlo—. ¿Quieres saber qué es conformarse con las migajas de cariño que te da alguien? ¡Veme! ¡Me enamoré de ti! Aún cuando me trataste como mierda cuando nos conocimos me enamoré de ti y me conformé con lo que me dabas a pesar de que trataba de no sentirlo. Me conformé con la atención que me dabas por el bebé y te vi como mi príncipe azul cuando me creíste lo de la paternidad del bebé. Me dijiste que no podáis enamorar de nuevo gracias a esa perra que solo ha arruinado todo, y también tú, por ser un idiota.

En este punto estaba llorando a mares y con la dignidad que me quedaba lo vi a los ojos. Él no decía nada y quería sacudirlo, quería que me dijera algo, al menos mi nombre. Sollocé como nunca antes y me rompí totalmente frente a él. mi bebé estaba bien y sabía que después de esto tendría que descansar para evitar ir al hospital.

—Me enamoré de ti. Te amo como no amé a nadie nunca y temía que me dejaras, pero eso cambió cuando me dijiste lo que sentías por mí y estuvimos juntos en el mejor viaje que he tenido en mi vida—seguí diciéndole, ante su mirada. Él también se veía cansado con las ojeras alrededor de sus ojos y sin aquel brillo en sus ojos—. Estaba segura de que seríamos una pareja enamorada y una familia feliz. Luego llegamos y comenzó el caos. Tú me prometiste no volverla a ver, y no lo cumpliste, pero sí fue un problema para ti que trabajara con un escritor que te hacía sentir celoso. Me has hecho sentir como una traicionera, una mentirosa y me has ignorado por tu maldito ego herido.

—Por eso mereces...

—¡¿El divorcio?! ¿Me lo preguntaste? ¿Crees que yo quiero eso, Nicholas? Has sido un puto egoísta infantil que solo ha pensado en sí mismo y merezco más que eso, pero el problema es que a pesar de que lo sé, sigo queriéndote, sigo queriendo solucionar esto porque he sido feliz a tu lado y tú estás tirando todo lo que dices sentir a la basura—sollocé fuerte, importándome que estuviera gritando.

No sé en qué momento me moví, pero ahí estaba, a menos de medio metro de él, llorando y viéndolo con molestia.

—Estarás mejor sin mí—murmuró tranquilo.

Winter love ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora