Capítulo XXXII

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Había pasado una semana donde Nicholas y yo llegamos a vivir a la mansión. No me acostumbraba a comer lo que los chefs nos preparaban o no hacer nada de quehaceres domésticos. Mi vida solo era despertar, bañarme, elegir un atuendo bonito y maquillarme para bajar a desayunar e irme a trabajar.

Dormíamos juntos en una cama enorme y un par de veces despertamos pegados, él con su mano en mi cadera y yo contra su pecho. Despertar así era agradable y era mejor cuando Kira se unía a nosotros.

Lo que se suponía sería una despedida de solteras en Londres, sería una escapada de fin de semana a París. Al principio me alarmé, pero Nicholas me dijo que al menos eso no lo hacía sentir culpable, ya que él se iría a Portugal.

Me encontraba caminando hacia la oficina de Nicholas, todos veían mi anillo, mi vientre y luego a mí, lo que me hacía sentir incómoda y los comentarios eran peores. Los chismes decían que era la periodista que se había acostado con Nicholas solo para estar cerca de los Spencer, divorciarme y sacar algún libro donde hable cosas malas de la familia.

La incomodidad se esfumó una vez que llegué al piso de mi prometido. Había privacidad y según Ronie, estaba con algunos productores de una nueva serie en uno de los canales y en cuanto terminara, me atendería.

—Lo haces feliz—dijo Ronie en el escritorio de la secretaria de Nicholas—. Él ha estado más feliz desde que llegaste y puso una foto tuya en su escritorio.

Mis mejillas ardieron y sonreí de forma tímida.

—¿Una foto mía?

—Sí, estás tocando tu vientre en ella.

—¿No tenía fotos de su ex novia en el escritorio? —pregunté y Ronie se tensó.

Vi la incomodidad en su rostro y eso respondió mi pregunta.

—Solo mantiene a lo más importante de su vida en su escritorio o en los cuadros de su oficina—respondió con cautela—. Algunas personas salen de esos lugares, pero otras vienen para nunca salir.

Iba a responder, pero la puerta se abrió y con una amplia sonrisa busqué a Nicholas, pero lo único que encontré fue a un montón de hombres.

—¡Ahí está la nueva señora Spencer! —exclamó uno de ellos, acercándose a mí para saludarme cálidamente.

Mis cejas se alzaron y mi boca se abrió cuando el señor me dio un abrazo. Todos los señores sonreían y reían entre ellos, pero ninguno de ellos era un hombre alto y con una cabellera rubia oscura.

Cuando al fin todos me saludaron, Nicholas apareció con un hombre a su lado, el cual era castaño y con ojos verdes. Era apuesto, muy apuesto y se reía de algo que Nicholas le había dicho.

Mis ojos se pasaron por el hombre, quien iba vestido con un traje. El hombre despegó los ojos de Nicholas y se fueron a mí, donde me recorrieron y una sonrisa se formó en sus labios. Fue algo extraño, mis mejillas ardieron y cuando choqué con unos ojos azules, una pizca de molestia se asomó en ellos. Una de las cejas de Nicholas estaba alzada y me veía con seriedad.

—Señores, mi prometida Jessica Campbell—me presentó, caminando a mi lado. Creí que me daría un beso o un abrazo, pero no, solo me dio una mirada vacía—. Jessica, ellos son productores de la nueva serie y él es Dean Watts...

—¿Dean Watts? ¿El escritor? —pregunté asombrada—. ¡Yo he leído algunos libros de usted!

Nicholas frunció el ceño y asintió.

—Un placer conocerla, señorita Campbell—dijo Dean, estirando una de sus manos en mi dirección—. No le digo señora Spencer porque aún no lo es.

Winter love ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora