Capítulo XXIX

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—¡Te ves hermosa! —chilló la maquillista.

Me vi en el espejo y sonreí.

El vestido rojo de lana se ajustaba a mi cuerpo, resaltando cada curva y con un escote sensual y elegante. Mis ojos azules brillaban gracias al maquillaje y un labial rojo resaltaba mis labios. Incluso mi cabello peinado hacia un lado con ondas al estilo de los cincuentas me gustaba.

—Gracias.

—Solo maquillaré un poco aquí...—anunció e hice una mueca cuando su esponja golpeó levemente mi brazo en la marca que dejó James—. Oh, lo siento, yo...

Ella me vio con lástima y alcé una ceja.

—Mi prometido no me golpea si es lo que pasa por tu mente—dije y ella palideció.

—No, yo... ah...

—La futura señora Spencer se ve divina—dijo un hombre entrando a la habitación donde estábamos.

Le sonreí avergonzada mientras mi madre entraba emocionada atrás de él.

—¡Eres hermosa! —gritó.

—Yo...

—Nicholas está impaciente, quiere a su chica a su lado—comentó el hombre, quien iba vestido con un traje rojo muy extravagante—. Está como todo un león queriendo a su leona con su cachorrito a su lado.

Podía decir lo mucho que me divertía esa comparación porque era cierta. Algo cambió en Nicholas en el momento en el que vio el problema que sería James y estuvo a mi lado, quedándose a dormir incluso conmigo. Lloré y él estuvo ahí, abrazándome y escuchándome. Sus brazos fueron mi refugio y sus manos limpiaron cada lágrima que derramé por miedo, por lo débil que era y por no haber gritado o luchado lo suficiente.

Alcé una ceja con su comentario mientras mi madre me veía de pies a cabeza.

Luego del percance de con James, Nicholas estuvo a mi lado hasta hace dos días, que fui a que me arreglaran las uñas, el cabello y me hicieran algunos tratamientos en la piel.

Mi cabello seguía siendo del mismo color, pero se veía brilloso, sedoso y olía delicioso. Mis uñas eran de color piel y según el hombre frente a mí, la atención caería en el anillo, el cual casi me mata luego de que vi el precio gracias a un descuido de Ronie.

Ese hombre tenía las respuestas a todo en su iPad.

La llave al corazón de Nicholas estaba ahí.

—Nicholas se morirá cuando te vea—dijo mi madre y todos la apoyaron.

Mis mejillas ardieron y le agradecí a la asesora cuando me ayudó a ponerme los tacones. Incluso mis pies estaban arreglados.

—Llevamos horas y dicen lo mismo con cada cambio de ropa—dije nerviosa y todos rieron.

—Él también dice lo mismo.

Las cosas se habían puesto raras luego de lo de James. Él era más protector, estaba al pendiente de mí y no había vuelto a molestarse por algo, aunque habían pasado algunos días nada más.

Mis suposiciones me decían que era por mi madre en la ciudad, pero durante tres días seguidos enormes arreglos florales me sorprendían al llegar a mi oficina, mensajes de él casi cada hora y un Nicholas relajado, como el de mi cumpleaños, se la pasaba a mi alrededor.

—Vamos a que ese hombre vea a su prometida, está como loco preguntando si estás bien.

Reí y me puse de pie, caminando nuevamente a través de la mansión donde nos estaban tomando fotos. Llegué al salón principal donde había un sofá y él estaba ahí, de pie y volteando a la cámara mientras le tomaban fotos.

Winter love ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora