Capítulo XXV

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—¿La fidelidad aplica para los dos, cariño? —le pregunté a Nicholas con una ceja alzada.

Él rio y llevó una cerveza a sus labios.

—¿Por qué tener Ninas cuando tengo una Jess?

—¿Tienes miedo de que te engañe? —Mi pregunta lo hizo entrecerrar los ojos y negar.

—Puedes engañarme cuando se te dé la gana, Jessica. Lo único que pido es que haya fidelidad pública. No necesito que me humillen de nuevo. El único beneficiado sería yo generando lástima, pero no es necesario recordarte que tú no correrías con la misma suerte—me explicó y volví a leer el acuerdo. En ningún sitio decía que podíamos tener amantes—. Lo mismo pasaría conmigo.

—¿Tendrás amantes?

Él rio y negó.

—Sé cumplir un acuerdo, Jessica y una vez que salgamos en público, todos querrán saber de nosotros y el acoso de la prensa no nos dejará ponernos los cuernos.

—Pero lo harías si pudieras—le confirmé.

Él se inclinó hacia mí y con una sonrisa arrogante raspó su nariz contra la parte trasera de mi oreja, poniéndome la piel de gallina y dos botones en mi pecho duros.

—No miento cuando digo que no vale la pena tener Ninas cuando tengo a una Jess para mí solo.

Mis mejillas ardieron y me sorprendió cómo había aumentado de temperatura en la habitación. Tragué saliva con dificultad y él se separó de mí riendo.

—Yo... ah... Nicholas, basta—le pedí y él se encogió de hombros.

—Podemos obtener beneficios, Jess. Nos deseamos.

—¡Shh! Mi abogado está ahí y también el tuyo—me quejé, viendo a los hombres de traje reír mientras seguían discutiendo algunos puntos sobre un caso famoso que días atrás salió en el periódico.

Edward, mi abogado y amigo era un hombre de piel oscura, cabello rizado y uno de los mejores que conocía. Según una revista de Derecho era de los mejores y confiaba en él, ya que me ayudó con el asunto de los Gibbs, aunque coqueteó con Chloé y Daniel parecía querer arrancarle la cabeza del cuerpo.

—Es mucho dinero, Nicholas. —Él volvió a reír y lo vi con una ceja alzada mientras nuestros abogados hablaban.

—¿Te molesta?

—Si tu familia y los demás se dan cuenta de esto me seguirán catalogando como una cazafortunas. —La idea de aquello me causó un escalofrío.

—Nadie tiene porque saber, Jessie.

—Ni siquiera sabemos nuestro segundo nombre o más cosas de una pareja, Nicholas.

—Jessica Noel Campbell Lewis, naciste el quince de abril, te gusta el azul pastel y eres sexy, hermosa y muy inteligente, lo que me impresiona más—respondió con una sonrisa de lado.

—Nicholas...

—Samuel Spencer Bale—respondió y me sentí mal por no recordarlo.

Había escrito su nombre cuando trabajé con él y era la peor novia falsa.

—Me gusta Samuel.

—Es por mi abuelo. Su nombre es Blake Samuel Spencer—respondió, dándole un último trago a su cerveza.

—Tu color favorito es el azul marino. Siempre usas trajes de ese color y en tu casa hay mucho azul marino—murmuré, dejando las hojas sobre la mesa de centro de Nicholas.

Winter love ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora