Capítulo XIV

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Tres días más desde que decidí mantener a mi bebé.

Tres días más debatiéndome si decirle al papá o no.

Tres días más con la imagen de Nicholas Spencer en mi cabeza, rondando y recordándome momentos desagradables y apetecibles al mismo tiempo.

Seguía pensando en cómo decirle o si simplemente no decirle. Frente a mí estaba una pequeña caja de cartón con un pequeño pañalero color beige, un par de tenis que me costaron casi como si los comprara para mí que podían ser para ambos sexos. Metí las pruebas de embarazo y ahí iría una ecografía si decidía decirle.

Estaba decorándola para que al menos él se diera cuenta de manera especial, aunque sentía que mi trabajo sería tirado a la basura.

Frente a mí había un tazón con frutas y sabía que no debía dejar pasar mucho tiempo para ir al ginecólogo, decirle a su papá si me decidía a hacerlo e idear un plan para decirle a mis amigos y familia que estaba embarazada.

A pesar de estar en el trabajo, disfrutaba la privacidad de mi oficina y guardé rápidamente las cosas cuando mi jefe caminó cerca, le dijo algo a la persona que atendía mis llamadas afuera y luego me saludó con una sonrisa.

También él debía saber...

—Buenos días, Jessie, ¿está todo bien? —me preguntó con alegría.

Intenté cubrir el tazón de fruta y él negó.

—Está bien, puedes comer. El cuerpo no puede trabajar sin energía y la comida nos la da—dijo, sobando su barriga.

Así me iba a poner.

—Envié el artículo a edición, señor—le informé, entregándole un manuscrito de lo que había enviado.

Él lo tomó y asintió.

—Tu carga laboral llegó y te quité algunos artículos. Vine a ver lo de tus vacaciones, Jessica—dijo, paseándose por mi oficina y viendo los cuadros y flores que mi madre enviaba semanalmente.

—No sé cuándo las tomaré, señor.

Luego de ver mi calendario laboral, prefería juntar mis vacaciones con mi periodo de maternidad para tener más tiempo con el bebé mientras conseguía a alguien que lo cuidara.

—No está bien que trabajes tanto, Jessie—se quejó.

—Lo sé, pero en unos meses pasará algo importante y prefiero postergar mis vacaciones para esos meses—admití con una sonrisa.

—¿Sí?

Asentí y él me dedicó una sonrisa.

—Muy bien, me llevaré esto y espero el artículo sobre los impuestos para el viernes, ¿bien?

—El viernes quería pedirle permiso para ir al doctor—me apresuré a decir.

Él frunció el ceño.

—¿Todo bien, Jessie?

Asentí.

Realmente no sabía lo que haría ese día. Sabía que era el día más ligero de Nicholas y sería un caos agendar una cita para verlo. Tener minutos de su tiempo significaba esperar al menos dos meses para que me escuchara. No sabía si a ese punto mi vientre se notara y él lo creyera.

No te preocupes, solo asegúrate de enviarles el manuscrito por correo a los de edición y todo estará bien.

—Gracias.

Él no dijo nada más y salió con lo que le había entregado, dejándome sola de nuevo para terminar algo que me parecía absurdo, tomando en cuenta que Nicholas no había perdido el tiempo y había encontrado refugio en los brazos de una pelirroja que había estudiado en Yale y era hija del Primer Ministro.

Winter love ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora