Capítulo XLIX

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—¿Te gusta tu personaje? Es igual de gruñón y atractivo que tú—le dije a Nicholas, tecleando nuevamente la descripción de su personaje.

Había pasado una semana desde que pude verlo y llevaba unos cuantos minutos con él, luego de que sus papás salieran de verlo. Los doctores nos habían autorizado más tiempo y eso fue maravilloso para todos. Sus hermanos venían, ya que Jackson logró solucionar lo de Alemania, aunque regresó sin Emma.

Sus amigos venían a verlo y Chris casi todos los días entraba a hablar con él. No dimensionaba lo que sentía lo que estaba sintiendo porque no podía imaginarme perdiendo a Rose.

También el señor Spencer pasaba al menos una hora hablando con él, tomaba su mano, acariciaba su rostro y hace dos días lo descubrí peinando a su hijo. Fue divertido, ya que trató de moverlo con cuidado y se aseguró de que se viera tan apuesto como siempre. Yo no veía al hombre frío y cuadrado de siempre, frente a mí estaba un hombre perdiendo a su hijo y un par de veces lo vi llorar cerca de Nicholas. Tal vez se recriminaba cosas que no sabía nadie y aquello era emotivo.

Me encantaría que Nicholas viera la cantidad de personas que lo adoraban y estaban con él. Incluso la ex loca había venido a verlo, lo cual me molestó.

—Cuando despiertes te contaré la historia de la visita que quería hacerte Madison. No la dejé y no sé si eso te hubiera molestado, pero esa perra me insultó y bueno, le di una probada de su chocolate y tal vez revelé un poco de la noche que hicimos al bebé, lo siento—dije, tratando de imaginarme las posibles caras que hubiera puesto o lo que hubiera dicho.

Cerré la laptop, asegurándome que los ocho capítulos que llevaba escritos se quedaran dónde iban. Según mi planeación tendría treinta capítulos y un epílogo, pero ese no se haría hasta que él despertara.

—Casi cumplo nueve meses y ayer tu papá me ayudó a instalar el asiento del bebé en mi auto. Tu auto quedó destruido y no sé si prefieras comprar otro o que instale el asiento en uno de los otros. —La idea de que mi bebé estaba semanas para salir en cualquier momento me aterraba—. Deberías dejarlo acercarse más, está emocionado por su nieto. No creo que crea que no es tu hijo hoy en día, ¿sabes?

Karen decía que podía esperarlo luego de la semana treinta y seis, luego dijo que no me asustara si el bebé llegaba en la semana cuarenta, que era normal. Esperaba que así fuera, aunque también quería tenerlo conmigo en Navidad para que al menos no fuera trágica esa fecha.

—Acabo de encargar los regalos del bebé para Navidad y me di cuenta que él no tiene nombre aún. —Tomé su mano y besé el dorso, siempre esperando que apretara mi mano o algo—. Si tú decides irte... yo... no le pondré Nicholas porque me dijiste que debía tener un nombre especial, pero Nathaniel me cautivó porque llevaba tu inicial y quiero que sea especial, así que comencé a decirle a la gente que se llamaría Nathaniel.

Mi pequeño se sentía como Nate ahora, podría hacer uso de las cosas de su padre que llevaban las iniciales "NS" y aunque era ridículo, para mí era la forma de conmemorar a su padre en él.

Un par de veces pensé ponerle el nombre de mi padre, pero sería más significativo para el bebé tener algo de Nicholas en su nombre.

—Mi pequeño Nate escucha tu voz en los videos que he grabado y se mueve, Nick. Se siente raro no tenerte en las fotos semanales de mi barriga y me encantaría que estuvieras aquí para la foto de los nueve meses.

Llevé su mano nuevamente a mi barriga, acariciando su dorso y rozando algunos moretones de la cara de Nicholas. Nunca había imaginado que la señora Spencer untara cremas de abuelita en la cara de sus hijos, pero ahí estaba ella, diciendo que servirían para bajar el color morado.

Winter love ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora