Capítulo VII

3.6K 208 27
                                    

Me reprendí mentalmente por décima vez en lo que llevaba esperando a Nicholas afuera de su oficina. Mis cinco minutos de valentía y estupidez me trajeron hasta Spencer Entertainment vestida un poco... ¿reveladora? Ni siquiera sabía si era reveladora.

Llevaba puesto un saco negro de lana, un vestido azul marino ajustado a mi cuerpo que llegaba unos cuantos dedos arriba de mis rodillas y unas medias negras que no me cubrían nada, se podía ver el color de mi piel, aunque no eran de red. No era el lugar para usar medias de red.

Mi vestido formaba un pequeño escote que dejaba ver un pedazo decente de mis pechos y las mangas llegaban poco debajo de mis hombros.

Me sentía nerviosa y su secretaria sonrió pícara en cuanto me vio.

Unos minutos después, unos hombres salieron de la oficina. Llevaban expresiones aterradas y ni siquiera me vieron, se dirigieron al elevador, revisando papeles y murmurando cifras y fechas.

—Puede pasar, señorita Campbell. —Mi boca se secó y le sonreí nerviosa a la secretaria de Nicholas.

—Gracias.

Me puse de pie como resorte y caminé con mis zapatillas con tacón de aguja y alto hasta la puerta. Sin duda usar tacones me mataba, pero era parte de verme formal.

El perfume de Nicholas fue lo primero que me atacó en cuanto entré. Una tenue luz le daba un aspecto cálido a la oficina y las cortinas estaban abajo. La calefacción era deliciosa y el olor a café me emocionó.

Amaba el café.

Nicholas estaba viendo fijamente unos documentos y carraspeé cuando llegué frente a él. Mis mejillas ardieron cuando sus ojos recorrieron mi cuerpo sin pudor, aunque su expresión seria seguía siendo la misma.

Mordí mi labio y sonreí nerviosa cuando sus ojos por fin encontraron los míos.

—Buen día.

Él se puso de pie y estrechó mi mano estirada.

—Jessica, por favor siéntate—me indicó y luego descolgó el teléfono—. ¿Quieres chocolate, café, té o agua?

—Chocolate.

Amaba el café, pero no venía preparada para contrarrestar el mal aliento.

—Dos chocolates, por favor. Sí, gracias.

Sonrió, acomodó su saco y volvió a tomar asiento.

—¿La calefacción está bien?

Asentí.

—Incluso tengo calor—respondí avergonzada, poniéndome de pie y quitándome el saco ante sus ojos. Siguió cada uno de mis movimientos y aunque recorrió mi cintura, mis caderas, el escote y mis piernas, no vi deseo en sus ojos.

Rose me metía en aprietos y yo no era capaz de negarme.

Nicholas no sonreía coqueto o no me veía lujurioso y lo entendía. Él salía con mujeres hermosas. Yo era una chica ordinaria con suerte que conoció a Chloé, quien confió en mí y pude catapultarme a un puesto mejor, aunque mi primer trabajo era con un hombre imponente y aterrador como Nicholas Spencer.

—¿Saldrás el día de hoy? —preguntó cuando ambos nos sentamos.

Me enderecé en la silla y junté mis piernas.

—¿Salir? —pregunté confundida.

—Olvídalo, no te había visto usar medias en estos meses—dijo y alcé una ceja.

Ah, ¿no? Y en Halloween cuando me viste las piernas, ¿qué viste?

—Sé que me visto como una vendedora de enciclopedias, pero no creí que usar vestido y medias fuera para salir—respondí incómoda.

Winter love ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora