Capítulo XLII

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Nicholas

Mentirle a Jessica no estaba dentro de mis planes, pero ahí estaba, ocultándole información por su bien por una última vez. Le había prometido salir a buscar unos pastelillos que le gustaban de una pastelería de su antiguo vecindario, pero antes de comprarlos decidí hacer una parada rápida en un lugar que no le gustaría en lo absoluto.

Corría peligro al entrar a la mansión de los padres de Madison, sabía que lo hacía. Éramos presas de la prensa y darle otra preocupación a mi esposa, quien atravesaba el último trimestre del embarazo no era buena idea.

Debía acabar con Madison, cerrar lo que debí cerrar hace mucho y darle punto final al capítulo de mi vida en el que ella formó parte por última vez. Creí que podía ayudarla y estar con el amor de mi vida al final del día sin ningún problema, pero era mentira. Descuidé a Jessica y obtuve más problemas de los que quería.

Detener el vehículo deportivo en el espacio que solía usar cuando venía con Maddie se sentía raro. Muchas cosas habían pasado en esa casa, muchos momentos que para mí fueron felices y muchos dramas también.

Bajé del auto y caminé a la entrada, escuchando las gomas de los tenis deportivos y tratando de ocultar la incomodidad de hacer esto.

¿Qué debía decirle?

"Hey, Mad. No volveré a verte, intenta no.... ¿morir?"

Estar con ella en los últimos días fue aburrido. Solo hablábamos, jugábamos juegos de mesa y huía cuando ella recordaba nuestra relación. No quería hablar de eso, no era correcto cuando yo tenía una esposa con quien estaba formando una nueva historia de amor, una familia y una relación que se estaba volviendo complicada gracias a problemas.

—Nicholas, hijo, qué gusto verte—me dijo la madre de Maddie al abrir la puerta.

La mujer, rubia como su hija, y de ojos grises me recibió con entusiasmo, besando mis mejillas y abrazándome para luego verme como una madre orgullosa.

—Buenas tardes.

—Pasa, no te vi en los últimos tres días—murmuró, dejándome pasar.

Sabía que esa mujer me quería al lado de su hija a toda costa. Lo podía sentir e incluso tuve que pedirle que respetara mi matrimonio un par de veces cuando insinuó que no hablaría de nada de lo que viera o escuchara.

No engañaría a Jess, la amaba tanto y la respetaba del mismo modo.

—Mi mujer tuvo una amenaza de aborto—le informé con rapidez.

—¿Y está bien?

—Se está recuperando. Ella y el bebé están bien—respondí incómodo.

Observé la sonrisa falsa en sus labios y alcé una ceja.

—Vine a ver rápidamente a Madison, ¿dónde está?

—En la piscina. —Asentí, caminando sin verla hacia el patio trasero.

No tardé mucho en llegar y en cuanto la rubia me vio, salió del agua. Su cuerpo brillaba gracias a la humedad y su cabello se hizo más oscuro, pegándose a su cabeza mientras me veía con esa sonrisa inocente que ponía cada que tramaba algo.

La observé con una ceja alzada y el cuerpo que alguna vez causó deseo en mí ahora solo causaba incomodidad. Ella se movió con la sensualidad que la caracterizaba, exprimiendo su cabello y escaneándome con esos ojos verdes llenos de brillo.

Podía recordar muchos escenarios con ella. Desde los más incómodos de recordar como peleas, hasta aquellos prohibidos que no debía imaginar cuando tenía a Jess como esposa y quien satisfacía esos deseos hoy en día.

Winter love ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora