Capítulo I

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El sonido de las computadoras siendo tecleadas es irritante luego de mucho tiempo de estar ahí. Mi cuello duele debido al mal sueño que tuve ayer. El olor a café y depresión está presente en el salón donde pequeños compartimentos forman las oficinas. La fotografía familiar al lado de mi computadora es lo único sonriente en mi entorno. Me removí en mi silla, sintiendo el crack que hizo mi espalda y gemí de dolor cuando volví a recargarme en el respaldo que incomoda luego de algunas horas.

Luego de pasar tres años en redacción, al fin pude pasar a ser periodista con algo de reconocimiento. El caso de los Gibbs me dio el impulso que necesitaba para estar aquí. Los críticos dijeron que las estructuras y la manera en la que manejé el artículo fueron buenos, a tal grado de que mi jefe me ascendió. Ahora soy jefa de redacción.

Los últimos meses fueron los más caóticos de mi vida, nunca imaginé que aquel septiembre cambiaría mi vida. Conocí personas amables y me enseñaron que el dinero no lo era todo, luego estaban los que me hicieron agradecer no estar en ese círculo social.

La vista de mi nueva oficina es de toda la ciudad, mientras las gotas recorren la ventana, el humo de mi café acaricia mi barbilla y mis dedos se aferran a la agenda que está en mis manos.

Mi nueva oficina es más grande que el compartimento que tenía en el área de corrección, mis amigos están felices de que esté aquí, dicen que es el sueño de todos; era el mío, aunque me siento fuera de lugar al ver el ritmo de trabajo de los demás. Soy la más joven y he recibido un sinfín de comentarios negativos de mi artículo y mi llegada a este puesto. Todo es nuevo para mí y no hay día en el que no agradezca la confianza de Chloé al contratarme todo lo que me impulsó al éxito y a ella le dio libertad.

Decir que nos conocimos en un bar donde me contó todos sus problemas con su ex novio y el drama de su familia, era poco. Ella al enterarse de mi trabajo, no dudó en contratarme, a pesar de mi inexperiencia.

El señor Morgan, mi jefe, se negó lo que me hizo publicarlo como reportera independiente. Luego de que Chloé metió la demanda en contra de Richard y su familia, mi artículo salió en primera plana al día siguiente. Todo fue un éxito para ambas; ella se deshizo de aquel chico y por fin se unió a su actual novio y mejor amigo, luego yo obtuve este ascenso y un amplio reconocimiento entre los periodistas y reporteros de todo Reino Unido.

Pegué un brinco cuando escuché los golpes en la puerta de mi oficina y antes de que pudiera decir pase, el cuerpo de mi jefe se interpuso en mi campo de visión. Aquello fue una manera agresiva y poco convencional de sacarme de mis pensamientos.

—Jessie, buenos días—saludó animadamente mientras abrochaba su traje—. Tengo un trabajo para ti.

Mi jefe era un hombre bajito, con una barriga que sobresalía de su anatomía, una capa de canas cubría su cabello café. Sus ojos verdes adornaban su hinchado rostro que, con cualquier exposición al sol, se tornaba rojo.

—Hola señor Morgan, buenos días—saludé, enderezándome en mi silla y ofreciéndole asiento frente a mí.

—Estoy bien así, hija. Esto es rápido—respondió mientras acariciaba el pequeño arreglo floral que mi madre me había enviado ayer. Se dio la vuelta y caminó hasta estar frente al sofá que estaba atrás de las sillas frente a mi escritorio.

—¿Qué pasa, señor? —pregunté sin despegar mis ojos de él.

—Tengo un encargo para ti. Se trata de los Spencer—anunció, sonriendo.

Maldición, los Spencer. Me había quedado con un sabor agridulce con esa familia.

—¿Qué tengo que hacer? —Este sería mi primer trabajo con mi nuevo puesto. No me sentía cómoda al escuchar que los Spencer estaban de por medio.

Winter love ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora