MÁS QUE ESO

Treinta y Nueve

Michele.

Lo primero que hice al llegar a NY fue poner una demanda en contra de Nick, necesitaba encontrar a ese Hijo de puta y recuperar el dinero que me robo. Dimitri no podía creer lo que nos había hecho, al igual que yo estuvo de acuerdo a que Tessa fuera encargada del área de finanzas junto a su amiga. El tenerla aquí me serviría para estar más informado de lo que ella estuviera haciendo, tenía ciertas dudas sobre ella aun, le pedí a mi investigador que buscara todo su expediente clínico para saber cuál era la verdadera razón por la cual ella recibe terapias.

Tessa aún no recordaba que le paso el día que ese pendejo la drogo, sentía demasiada impotencia por no saber qué fue lo que le hicieron, el teléfono fue encontrado a la orilla del mar días después, no pude sacar la más mínima información ya que estaba completamente desecho.

Siempre me ha gustado tener todo bajo control y Tessa no era la excepción, me gusta someterla y sentirla sumisa e inocente mientras le entierro mi polla en su apretado coño, sin duda el mejor de los placeres. No me podía permitir dejarla y si tener que formalizar era la única opción para seguir disfrutando de su cuerpo, tendría que aceptar, únicamente con mis condiciones. Desde el primer instante note como ella quería sacar el tema de formalizar, así que tome la decisión de hablar con mi abogado para que hiciera un acuerdo en el cual puntualizaba todo lo que se prohibirá si ella comienza a ser mi mujer oficial. Irina supo jugar y armo bien su estrategia para quitarme un cuarto de mi fortuna, no quería pasar de nuevo todo eso, así que para mí estaría mejor si ella firmara esto.

Ver a mis hijos después de un largo día de trabajo era lo que más amaba en este mundo, hace años atrás moría por tener una familia, ser padre y esposo, aumentar la fortuna Rossetti y que mi legado pudiera seguir con lo que mi padre y yo empezamos, cuando vi a Irina esa noche en ese bar quede deslumbrado, era hermosa para mis ojos, su piel bronceada, sus cabellos ondulados de color café cobrizo. Pedí pasar una noche con ella y solo un instante me basto para ofrecerle abandonar ese trabajo e irse conmigo, ella pensaba que era una broma, pero al verme día con día en ese bar asechándola se dio por vencida y acepto estar conmigo. Su alma libre y despreocupada me envolvió, yo la trate como una reina, todo lo que quería lo tenía, viajes, joyas, autos. La llegada de Marcus fue totalmente inesperada pero evidente, nuestra actividad sexual era constante, nos llenó de felicidad o al menos eso pensé por varios años, me sentía pleno y feliz de que al fin tendría un primogénito barón... poco tiempo después, todo cambio, Irina era más fría y distante, aun si continuamos nuestra relación ella se convirtió en algo totalmente diferente y yo igual, amantes llegaron a mi vida, ella al igual que yo salía por las noches y ninguno brindaba explicaciones, a poco de dos años y medio salió embarazada de nuevo, fue ahí cuando todo se volvió peor, las peleas eran constantes, hasta que un día solo encontré una carta en nuestra habitación.

Entre a mi habitación una vez que mis hijos pudieron conciliar el sueño, quite mi ropa y deje que el agua caliente relajara mi cuerpo y mi mente, después de varios minutos en la ducha Salí envolviendo una toalla alrededor de mi cintura, mientras con la otra secaba mi cabello, la luz de mi celular alumbro el oscuro cuarto, me acerque a paso lento y vi un mensaje de Tessa.

-''Buenas noches Sr. Rossetti''- Espere unos minutos para contestar con la misma respuesta.

-''Buenas noches Srita. Montalbán''- Deje el aparato electrónico sobre mi mesa de noche y fui a mi closet para poder ponerme algo para dormir.

Tessa.

Después de mi cita con el ginecólogo regrese a mi departamento, Koko ya estaba ahí esperándome muy sonriente.

— ¿Por qué esa cara? —pregunte sonriendo, mientras ponía mis cosas sobre la barra y quitaba mis zapatos de tacon.

—Tessa, sé que prometimos vivir juntas hasta que alguna de las dos se casara, pero...—no podía hablar de la emoción.