cuatro

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Michele 

El tener sexo con Nicollet, verdaderamente me hacía liberar tensión, pero tengo que admitir que nunca me satisface, siempre hay algo que falta, me siento en la cama y respiro hondo, verla dormir tan plácidamente me hace ver que la deje bien satisfecha, lástima que ella no me satisface a mí.

Al llegar a la mansión es cuando veo la hora en mi celular, las 2:00 AM, subo las escaleras directo a mi habitación, todo perfectamente ordenado y limpio, entre a mi vestidor para comenzar a quitar mi ropa y darme una ducha tibia. El cambio que daría a mi vida lo pensé mucho, dejar Italia ha sido complicado, Un gran amigo mio al igual que Dimitri, me ayudara con la empresa en Italia, solo que prefería tener a Dimitri a mi lado en NY. Mis padres no estuvieron muy de acuerdo en mi decisión, pero lamentablemente no les pedí su opinión, inhale y exhale aire comprimido en mis pulmones. Irina era un tema el cual no quería volver a tomar en mi vida, los tramites del divorcio me tenían cansado, aun no encontraba una suma adecuada para que me dejara en paz, al parecer lo único que a ella le importa es el dinero, jamás le importaron sus hijos. Nunca me imaginé siendo padre, Irina era mi amante en turno cuando salió embarazada del primero, tiempo después me di cuenta que ser padre ha sido lo mejor que me ha pasado.

Salí de la ducha y prepare todo para dormir, mañana sería un día algo largo, mis hijos llegaran de Italia y quiero tener todo sumamente preparado.

El sonido en mi celular hizo que abriera los ojos, estire mi mano y con una voz ronca conteste la llamada. — Michele, ya conseguí todo para la llegada de los pequeños, lamentablemente la agencia de niñeras no tiene disponible en este momento — suspire tan temprano y ya me estaba comenzando a cabrear. — Pensé que podías hacer el trabajo Dimitri, tienes que encontrar una niñera a más tardar mañana, no quiero que a mis hijos los cuiden las de limpieza — conteste un poco a la defensiva — está bien — dijo, sin más corte la llamada, me levante a darme una ducha rápida y cambiarme para ir a la oficina, solo a firmar unos papeles ya que tenía que estar preparado para la llegada de mis niños.

Salí del vestidor y una taza de café ya estaba en mi peinador, tome un sorbo totalmente negro como me gustaba, termine de peinar mi cabello y baje con la taza de café a la mitad.

— Mis hijos vuelven hoy— mencione a las cocineras— aparte de mi comida preparen otra cosa para ellos — dije por último y Salí de casa.

Llegue a la empresa y entre directo a la oficina, toco unas teclas del teléfono — me traes mi café negro — le pedí a mi secretaria, corte la llamada. Estaba muy concentrado leyendo el acuerdo con la empresa alemana, cuando Dimitri toca la puerta. — conseguiste niñera? — lo mire, el suspiro— no, aun no, pero ya me puse en contacto con otra agencia. — dijo, sabía que lo hacía para tranquilizarme, pero me estaba alterando el que no ese hicieran las cosas como yo las pedía, ¿a quien había que sobornar por tener una maldita niñera? — pues más vale tener una para mañana — dije sin más — nunca me has fallado Dimitri, sabes que si las cosas no se pueden conseguir legalmente, se tiene que usar lo ilegal — mencione, mi secretaria entra no sin antes tocar la puerta deja el café y ofrece uno a Dimitri quien acepto— lo se Michele y créeme que lo he hecho pero no hay alguna con las características que tu buscas, tendré que buscarla en un strip club — yo reí amargamente— no dejare que a mis hijos, los cuide una prostituta — lo mire el rió al igual que yo — nadie más que yo sabe lo difícil que eres de complacer, — dijo y suspire— no por nada eres mi mano derecha, nos conocemos desde que éramos unos mocosos— suspire mi celular suena y contesto, al parecer mis hijos estaban por aterrizar.

Salgo de mi oficina junto con Dimitri, llamo a mi ascensor pero no funciona, — Laura, porque mi ascensor no funciona? — pregunte a mi secretaria, me estaba comenzando a cabrear. — señor, los técnicos vinieron esta mañana al parecer hubo una falla técnica — menciono con miedo, Dimitri no me dejo contestar cuando ya me estaba jalando hacia el otro elevador, una vez dentro lo mire mal — vamos la chica no tiene la culpa de lo que le paso al ascensor, ya tranquilízate— dijo, mi rostro estaba neutro, puse mis gafas de sol antes de salir, iba caminando hacia la entrada cuando algo pequeño y frágil  golpea contra mi pecho, del impacto mis lentes de sol caen al piso y esto aumenta mi enojo.

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