Veintiuno

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Tessa

Los días pasaban y todo se volvía como una rutina, no sabía cuándo Michele volvería así que tuve llevarme una gran maleta a la mansión, para estar más al pendiente de los pequeños, que ya habían entrado a clases los primeros días fueron difíciles, pero se fueron acostumbrando, ellos esperaban con ansias las llamadas que hacia Michele por las noches a veces duraban horas hablando y riendo, él era otro cuando hablaba o estaba con sus hijos.

El ginecólogo por fin vio mis estudios y todo estaba en orden, no quería que mis padres se dieran cuenta que tomaba pastillas anticonceptivas así que de las opciones que me dio preferí las inyecciones, una cada mes sin falta, no me siento la misma Tessa de hace unos meses, definitivamente no lo era, ahora veía la vida totalmente diferente y puede que suene absurdo pero me di cuenta que el mundo no es color de rosa, bueno mejor dicho mi mundo nunca lo fue, mi cuerpo estaba cambiando mis caderas estaban más anchas y mis pechos hinchados, tenía mucho miedo al pasado y ahora más que nunca me siento sola.

— ¿Terminamos? Me tengo que ir — esa voz áspera me saco de mis pensamiento, lo mire tratando de encender un cigarrillo— aún falta la opinión personal de cada uno, conclusión y bibliografía — dije mientras con una mano trataba de quitar el humo de mi rostro— tengo que irme, te parece si lo hacemos mañana? —

— El trabajo es para mañana Stephen —dije seriamente, yo había hecho la mayoría y estaba comenzando a molestarme— bien... bien, gatita no te enojes — rio, yo no encontraba nada divertido en esto— te vez linda enojada ¿lo sabias? —rodé mis ojos —tendremos que juntarnos por la noche para terminar, te llamo más tarde—tome mis libros y mi laptop y comencé a caminar a mi auto, tenía que recoger a Marcus y Bruno en su escuelita.

Espere unos minutos dentro del auto para poder bajarme por ellos, cuando el reloj marco la hora adecuada fui a buscarlos, mis pequeñitos corrieron hacia mi, sonrei y los abrace— ¿como les fue? — pregunte mientras los abrazaba—muy bien... tengo mucha hambre — rei— mmh que tal si ¿vamos a comer a mc donald's?

— Que es eso? — respondieron los dos al mismo tiempo.

— Oh no... no me digan que ¿no saben que es mc donald's? — estaba algo impresionada, después recordaba que eran italianos. — mis pequeños italianitos—rei camine con ellos tomados de la mano hasta mi auto y los acomode a los dos con el cinturón de seguridad. Maneje por la gran ciudad hasta encontrar un Mc donald's cerca de la mansión, baje junto con los niños les ordene una cajita feliz y fuimos a sentarnos— tu ¿no comerás Tessa? —decía Bruno mientras comia una papa frita— mmh no tengo apetito pequeños —la pantalla de mi telefono celular se ilumino con el nombre de Dimitri, conteste de inmediato.

— ¿Dónde están? — pregunto algo ¿preocupado? — oh hola Dimitri, traje a los peques a Mc donald's, siento no avisarte—estaba apenada, Dimitri no había cambiado su actitud hacia mí aún seguía enojado por lo que sucedió y lamentablemente lo entiendo, lo que hice no habla para nada bien de mí, incluso no es algo apto para una señorita de mi edad.

— Que no vuelva a suceder, sabes que me tienes que avisar cualquier cosa que planees con ellos—se notaba su desesperación.

— Lo sé, lo siento. Ellos estaban tan emocionados al igual que yo, me deje llevar, ¿sabías que nunca habían venido a un mc donald's? — no podía creerlo.

— ha Michele no le gusta que coman esas cosas, así que cuando vuelva espero que los niños no digan nada —trague en seco, dios tendría otro problema. — bien te dejo, nos vemos —dije cortando la llamada, volví mi vista a los italianitos que estaban encantados comiendo sus Nuggets y papas fritas.

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