trece

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Tessa

No quise moverme de donde estaba, apreté mis ojos cerrándolos, pude sentir el tacto de esa persona que se encontraba tras de mí, sus manos estaban calientes y se deslizaban por mis brazos para después apretarlo y girarme de un solo movimiento, ahí fue cuando pude verlo, tan cerca de mí, fue hasta ese momento que mi respiración comenzaba a ser irregular

— Creí que Dimitri había dejado claras las indicaciones— murmuro, mientras apretaba más su agarre en mi brazo.

— Si lo hizo, es solo que yo... necesitaba hacer ejercicio — estaba apenada, realmente y el parecía disfrutar de la situación — ¿Dónde quedo la piccola malcriada?, sabía que no mordías cucciolotto — se estaba riendo de mí en mi propia cara— me hace daño, señor. —mire su mano y el me soltó— te quiero en mi despacho en 15 minutos— con mi mano acaricie la parte afectada, mi piel era muy delicada y seguro esto dejara un moretón, Salí de ahí para ir a la habitación donde me estaba quedando, me di una ducha rápida y helada, sentía mi cuerpo hirviendo.

Baje las escaleras lentamente, tenía un poco de miedo por lo que fuera a pasar, no quería perder el trabajo por ser imprudente y ahora menos tendría esa pasantía, mi padre estará decepcionado de mí, sacudí mi cabeza, tenía que dejar de pensar en todas esas cosas, camine con paso decidido al despacho, toque la puerta y con una voz ronca dijo — pase— entre tímidamente, lo mire, dios su cabello estaba mojado y peinado hacia atrás, mientras llevaba una camisa blanca con los primeros botones, sin abotonar. Si la tentación tuviera rostro, sería el de Michele definitivamente. — Siéntate — su voz autoritaria sonó en toda la oficina, tome asiento juntando mis piernas y jugando con mis dedos.

— Dime solo un motivo, que pueda salvar tu trabajo en esta casa piccola— levante mi mirada y lo vi a él, mirándome con sus ojos tan intensos, mientras su mano jugaba con su barbilla— yo... de verdad lo siento, no pensé que fuera tan enserio eso de no poder pasar al gimnasio, no pensé bien las cosas — las palabras apenas salían de mis labios — sí, me di cuenta que no pensaste, vamos a dejar ciertas cosas claras— se levantó de la silla y camino lentamente haca mi— no puedo quitarle otra cosa a mis hijos, ya ha sido mucho el cambio — decía mientras caminaba por toda la oficina con las manos en los bolsillos del pantalón— no quiero volver a verte en los lugares prohibidos, nadie puede entrar ahí, solo las de limpieza, o, mi personal de seguridad — me gire para verlo y asentí a todo lo que me decía— tampoco quiero verte vestida así — señalo mi ropa con su dedo— que tiene de malo mi ropa, señor. — dije con reproche— vas provocando a mis empleados, no quiero correr a ni uno más— no sabía de qué demonios estaba hablando— yo... yo, no sé de qué habla— lo mire a los ojos— Non ci crediamo dei tuoi giochi da ragazza inocente — su mirada estaba fijamente en mi — no... entiendo... — aclare, no entendía que era lo que quería decirme— tu vienes aquí a cuidar a mis hijos, solamente y espero que eso te quede claro. —volvió a sentarse frente a su escritorio, mi mirada seguía todo sus movimientos.

Los niños jugaban en el jardín con la pelota, yo estaba muy pensativa por todo lo que había pasado esta mañana, de verdad me intrigaba demasiado este hombre. — ¿qué tanto piensas? —Dimitri se sentó a un lado de mí— Michele me dijo lo que paso —lo mire apenada, pase la palma de mis manos por mi rostro— en serio no fue mi intención, es solo que, — me costaba decirlo, nadie sabía esto, solo mis padres y Khokho sufro de ansiedad, lo único que me calma es el gimnasio, desde que tome este trabajo no había podido asistir, las chicas de limpieza me dijeron que había uno aquí,  el señor no estaba, pensé que no se daría cuenta — baje mi rostro, el me miro, no quería que nadie me viera así, pero no podía evitar sentirme mal, por romper las reglas, yo siempre me esforzaba para ser perfecta, pero ya estoy cansada, sentí como sus brazos me envolvieron de verdad necesitaba de un abrazo— yo hablare con el.— trato de darme una sonrisa, yo baje mi rostro y limpie unas cuantas lágrimas.

Los pequeños se veían tan tranquilos, se habían quedo dormidos a la mitad de un cuento — peque...— Michele se quedó en silencio cuando vio a los pequeños dormir, él se acercó a la cama, me moví incomoda, ¿olvide mencionar que los niños se quedaron dormidos recargados a mi cuerpo y yo en medio de ellos?, con cuidado y ayuda de Michele, logre salir de en medio, salimos de la habitación.

— Creo que esta mañana, deje clara las cosas — lo mire, mientras cruzaba mis brazos — y créeme engatusar a Dimitri, no servirá para cambiar nada —lo mire sorprendida— yo, yo... no estoy tratando de engatusar a nadie, señor. — me hago la ofendida— te lo dije y no pienso repetirlo — rodé los ojos, me iba ir de ahí no soportaba más su mal genio y me dispuse a bajar las escaleras, sentí que jalo de mi brazo fuertemente, mientras me pegaba al barandal de la escalera — no vuelvas a hacer eso— pego su rostro al mío, sentía como olía mi cuello, su toque me ponía a temblar— si estas tratando de llamar mi atención Tessa, dejame decirte que lo estas logrando— su cabeza estaba dentro de mi cuello, mientras yo miraba al otro extremo de la casa, de pronto sentí un ligero cosquilleo, su barba picaba, los labios del señor Rossetti, estaban haciendo un caminito hasta mis labios, me miro a los ojos— quisiera follarte— no me dio tiempo de responder, cuando sus labios comenzaron a besar los míos, el beso era demandante, eso me obligo abrir mi boca, dando paso a su lengua, sentí sus manos en mi cintura, su toque era caliente, y de tanto que me apretaba sentía que me quedaría sin aire.


Michele Rossetti, ¿que les parece? ¿les gustan los protagonistas de esta historia?, cambie el nombre de los protagonistas, ya que no me sentía contenta con ellos. ¿quieren una foto de Dmitri y khloe?

 ¿quieren una foto de Dmitri y khloe?

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