Treinta y seis

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Tessa

Llegamos a la casa de playa en Sperlonga no fue un camino tan largo y al igual que la mansión en roma, esta casa era espectacular, tenía una hermosa vista y su playa privada... estaba fascinada con todo lo que mis ojos estaban viendo, Ára me mostro la mayoría de la casa no era tan grande como la otra pero aun así era hermosa, los niños estaban lo que le sigue de emocionados y querían meterse a la piscina a esta hora,  los empleados llevaron nuestras cosas a las habitaciones Michele les daba instrucciones en Italiano yo me acerque para platicar un momento con los niños, por otra parte Irina estaba pegada a Michele como todo este tiempo desde que salimos de Roma... sabía que no tenía que molestarme ya que ellos tenían una historia y era algo que no podía cambiar, pero no lo podía evitar, ella los abandono y ahora estaba aquí como si nada, como si aún perteneciera a esta familia.. La puerta abrirse acompañada de una voz masculina era un chico alto, cuerpo perfectamente definido, piel bronceada, ojos caramelo y cabello entre café claro y oscuro, era bastante guapo no podía negarlo.

—Hermanito—se acercó Irina a saludarlo de beso— llegas justo a tiempo —sonrió

—Cuñadito—saludo a Michele, con el típico saludo de hombre, también saludo a Ára y a las hermanas de Michele— Donde están mis sobrinos favoritos —cargo a los dos pequeños poniéndolos en sus hombros mientras giraba con ellos en el aire, no pude evitar sonreír al verlos tan contentos se notaba que querían a su tío, no como Michele que tenía una cara totalmente seria desde que llego, después de unos segundos dejo a los pequeños en el piso aun riendo y su mirada se centró en mí, no podía evitar ponerme nerviosa ¿Por qué me estaba viendo así? Acomode un poco de mi cabello detrás de mi oreja y le sonreí tímidamente— ¿tú eres? —pregunto con un perfecto acento italiano

—La niñera —dijo de pronto Feliccia no muy contenta

—Bella Ragazza—tomo mi mano para besarla—soy Enzo

—T...T...Tessa — ¿Por qué demonios estaba nerviosa?

—Mucho gusto Tessa—susurro mi nombre

—Quiero ir a la piscina —interrumpió Bruno, yo solté mi mano del agarre de Enzo poniendo atención a lo que pedía el pequeño

Los empleados llevaron a cada quien a su habitación, para así poder cambiarnos y hacer nuestras necesidades antes de bajar a la piscina, cuando termine de subir las escaleras sentí un brazo jalarme a dirección opuesta a mi habitación, camine detrás de Michele por un largo camino.

— ¿A dónde me llevas?  Tengo que ir a cambiarme —intente resistirme, pero era inútil parecía que no escuchaba lo que hablaba. Subimos otras cuantas escaleras hasta llegar a una puerta la cual se abrió dejando a mi vista una habitación enorme, con colores neutros, la cama se veía demasiado cómoda y fresca. Camine un par de pasos antes de llegar al balcón—Es hermoso—dije sintiendo la brisa en mi rostro

—Tessa... —dijo mi nombre sobre mi oído mientras sus manos abrazaban mi cintura, podía decir que era un momento romántico pero sabía que Michele no era de las personas más románticas del mundo. Gire mi cuerpo aun entre sus brazos y lo mire a los ojos, esos hermosos ojos avellana adornados de hermosas y largas pestañas, era perfecto.

—Michele yo... —calle por un momento y baje mi rostro— recuerdas ese día ¿en el restaurante? Tú me pediste que te enseñara a ser diferente—mordí mi labio— sé que hemos pasado por muchas cosas... pero... me gustaría intentarlo —lo mire, en sus labios se dibujó una sonrisa... pocas veces lo veía sonreír y debo decir que su sonrisa es una de las más hermosas que eh visto— quiero intentarlo contigo —susurre, sentí como su frente se pegó con la mía al mismo tiempo que sus manos acunaban mis mejillas.

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