MÁS QUE ESO

Diecisiete (+18)

Tessa

Podía sentir su desesperación, la manera en la que me tocaba y me besaba, el necesitaba esto tanto como yo, trate de alejar los pensamientos malos de mi cabeza y me deje llevar, sabía que me arrepentiría de esto, pero no había vuelta atrás, este hombre me ponía demasiado caliente, despertaba emociones, que pensé jamás sentir, sentí como me levantaba, automáticamente mis pernas se enrollaron en su cintura, camino con migo en brazos por la amplia oficina, su boca devoraba mis labios, su erección rozaba con mi feminidad, creando fricción, me separe de sus labios, la ropa comenzaba a estorbar, me sentía perdida, estaba cayendo en su juego, de un solo tirón se deceso de mi vestido, seguido de eso sentí como lentamente mis bragas se deslizaban por mis muslos y mis piernas hasta verlas tiradas en el piso, sabía que no había vuelta atrás. Michele desabrocho su pantalón y lo bajo junto con su ropa interior, liberando esa aberrante erección, fije mí vista en él, Michele era un hombre grande, serio, varonil y no era para nada delicado, sentía sus labios por cada parte de mi piel, acaricie su cabello mientras lo veía como bajaba sus besos a mi centro, húmedo y necesitado de él, sentí su lengua y los gemidos comenzaron hacerse más fuertes, su lengua se movía de una manera experta devorando todo a su paso, mordí mi labio para callar los gemidos, me sentía cerca del abismo, cuando se separó de mí, pero que demonios hacía, subió sus besos hasta llegar a mis labios, sentir mi propio sabor era algo extraño, correspondí a su beso, sus manos abrían un poco más mis piernas, mientras se posicionaba sobre mí, lo more a los ojos, mordí mi labio, con su mano derecha tomo su polla, rozando el glande contra mi clítoris.

Todo se volvió rojo, los dos estábamos demasiado excitados, sus ojos estaban totalmente negros, sin previo aviso se deslizo rápidamente dentro de mí, sentí como su gruesa polla me hacía pedazos. Grite en voz alta, apoyando mi frente sobre su hombro, mi respiración era agitada y sentía un horrible dolor, él se mantenía estático y al igual que yo su respiración era irregular, levante mi rostro, lo vi, sus ojos eran aún más oscuros y su mirada estaba tensa, sabía que estaba molesto. — Sigue.... Por... favor...— susurre besando su cuello, después de una pausa larga su toque fue directamente a mi cuello, me apretó e hizo que lo mirara a los ojos, mientras sus caderas se comenzaban a mover de una manera profunda, me queje un poco por el dolor, pero los movimientos siguieron hasta que ese dolor fue convertido a placer, lo mejor que alguna vez pude sentir, sus movimientos eran duros, firmes y eran acompañados de gemidos y quejidos por parte de los dos — Michele— gemí, sentí como sus caderas se movían más fuerte, mientras apretaba mis senos y mi cintura, no podía más, sentía todo a mi alrededor dar vueltas — ¡Joder!— su polla entraba y salía con dificultad, pude sentir como me contraía absorbiendo cada vez más su pene dentro de mí— ¡Joder!.... Que apretada nena —su rostro era la imagen más caliente que mis ojos habían visto, los dos estábamos a punto de llegar, lo sabía ya que sus mejillas se tornaron rojas y apretó de más sus dientes, como un tornado, un poderoso orgasmo estaba llegando, grite sentía todo mi cuerpo temblar, estaba sudada y mareada, sentí algo caliente y liquido correr dentro de mí, él se había venido justo después de mí.

Nuestras respiraciones aún eran irregulares, salió lentamente de mí, yo aún no recuperaba la noción, sus brazos me levantaron adentrándome de nuevo al cuarto de baño, abrió la regadera y nos puso a los dos debajo de esta, levante mi mirada y pude ver su rostro debajo del agua — porque no me lo dijiste — estaba serio, bastante serio — no creí que fuera algo necesario — mis piernas estaban alrededor de su cintura y mis brazos colgados de su cuello— eres tan frágil....... — susurro besando mis labios— piccola... no merezco lo que acabas de hacer...— la yema de sus dedos acariciaba mis mejillas— con migo solamente te romperás...— se separó de mis labios y junto nuestras frentes— quiero correr el riesgo...—susurre, sus ojos buscaron los míos, su cuerpo me pego contra el frio vidrio de la bañera, sentí como nuevamente entraba en mí, follandome duro y fuerte, con un movimiento hábil, cambio mi posición, mi espalda pegaba contra su pecho mientras él seguía hundido en mí, mis manos estaban pegadas al frio vidrio de la bañera, que estaba ligeramente empañado con el calor de nuestros cuerpos— Michele — gemía fuerte, mientras sus dientes mordían mi cuello, sus movimientos se aceleraron, llevándonos a los dos a un lugar no antes conocido, pude sentir su liquido caliente llenándome y como mis piernas comenzaron a temblar a causa de la intensidad del orgasmo..