Capítulo 2♡

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Tenía dieciséis años cuando mi hermano Suho murió

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Tenía dieciséis años cuando mi hermano Suho murió.

Suho tenía veintiuno.

Siempre habíamos estado muy unidos, al menos hasta que él cumplió dieciocho y conoció a Irene, su novia.

Irene era una linda rubia de veinticinco que deslumbró y volvió loco a Suho.

Solo tres meses después de conocerla, y a pesar de la firme oposición de Amy y Kang -mis padres- , Suho abandonó sus planes de ir a la universidad y se fue a vivir a casa de Irene.

Mi hermana, Somi, acababa de nacer y mi madre se había volcado al cuidado de la niña, pero la relación con Suho se volvió tensa y eso la desestabilizaba.

Así fue que me encontré en medio de la relación entre mis padres y mi hermano.

Yo entendía las ganas de Suho de independizarse pero había algo en Irene que no acababa de gustarme.

Suho no lo aceptó y eso llevó a que nuestra relación se fuera deteriorando a pasos agigantados.

No servía que yo viera la forma en que mi hermano cambiaba a lo largo de esos tres años. Y no para bien.

Su cuerpo, siempre atlético y musculoso se fue debilitando. Bajó abruptamente de peso y su rostro se volvió macilento.

Su mirada era vidriosa y vaga. Ya no hablaba casi conmigo, y las pocas veces que lo hacía era de forma incoherente.

Fumaba y bebía y más de una vez lo había encontrado completamente borracho.

Cuando ese estado se le pasaba, se volvía agresivo y malhumorado.

Poco a poco nuestra vida se fue volviendo tensa.

Yo no podía evitar ver a mi madre consumirse lentamente y discutir con mi padre cada noche.

Y siempre el detonante era Suho.

No fue sino hasta después de su muerte que supe las razones de estas constantes discusiones.

Kang acabó prohibiéndole a Suho que viniera a casa, y a Amy que fuera a verle.

Cada día, cuando volvía del instituto, me encontraba a mi madre hecha un ovillo en el sofá del salón llorando desconsolada.

Y yo no sabía qué hacer.

Por mucho que intentara hablar con Suho, éste se cerraba y se negaba, según decía, a hablar con un chiquillo sobre los problemas de los adultos.

Sus palabras me dolían.

Mi hermano. Mi idolatrado hermano mayor se estaba convirtiendo en una persona que yo desconocía.

Algunas veces discutíamos hasta llegar a golpearnos, pero nunca llegábamos a ponernos de acuerdo.

Pero nuestra relación se desintegró el día que me quedé viéndolo follar con su novia.

En tus brazos | Lizkook ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora