No sé cuánto tiempo permanecí sentada sobre el frío suelo de mármol del hall de la enorme casa casi vacía.Solo sé que el silencio se volvió ensordecedor, hasta que Senna lo rompió acercándose a mí con una mirada furiosa en su rostro adusto.
Llevaba consigo su abrigo y dos maletas.
—Me voy —dijo parándose frente a mí.
Levanté la mirada para enfocarme en la mujer que desde su altura me observaba con desprecio.
—¿Por qué te vas?
—No tengo nada más que hacer aquí. Se han llevado a Leah y ella era todo lo que me ataba a esta casa.
—Leah volverá —espeté con seguridad —Hablaré con J.J. y la recuperaré.
—¿Es que aún no te enteras? Esto no lo arreglarás con dinero ni con la ayuda de tus estúpidos amigos —gruñó la mujer alterada —No te das cuenta. Eres una tonta drogadicta. Lo peor que pudieron hacer vuestros padres fue dejaros esa estúpida enorme cantidad de dinero. Todo ese dinero no te servirá para recuperar lo único que podría mantenerte viva, Leah. Has perdido lo único que tenía valor en tu vida, tu hermana.
—Voy a recuperar a Leah —aseguré.
—Si es lo que quieres realmente, entonces madura. Crece de una vez. Deja realmente de drogarte. Deja de andar con esos imbéciles que tienes por amigos, que en realidad no les importa en absoluto nada de lo que pueda sucederte, siempre que puedan follarte. Deja de culpar a tus padres por ser tan decadente. Coge las riendas de tu vida, demuestra que puedes hacerlo, que puedes ser una mujer seria y responsable, si es que puedes y recupera a tu hermana e intenta darle la vida feliz que se merece y nunca ha tenido.
Sin decir más, cogió sus maletas y se marchó dejándome sola en la enorme mansión de quinientos metros que se sentía más vacía que nunca, pero paradójicamente me oprimía como si las paredes se estuviesen cerrando a mi alrededor.
No sé cuánto tiempo estuve allí sentada simplemente sin pensar.
Necesitaba fumarme algo, pero por primera vez en mi vida manejé la posibilidad de que tal vez, sí tenía un problema y no sabía cómo salir de él.
Tenía que hablar con mi abogado pero sospechaba que si no dejaba de consumir de una vez y para siempre, no habría nada que pudiese hacer.
No sé cuántas horas llevaba allí cuando el timbre de la casa sonó. Podían irse al demonio porque no fuí capaz de levantarme para abrir la puerta.
Mi visitante no tenía ánimo de esperar porque escuché claramente cómo se abría la puerta de entrada.
Cuando levanté la mirada me encontré con el maldito cabrón del inspector Jeon recostado en el vano de la puerta y mirándome con compasión.
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En tus brazos | Lizkook ✔
FanfictionUna vida segada en una noche. Dos vidas unidas por una pérdida irreparable. ¿Cuánto más puedes caer cuando ya has tocado fondo? ¿Qué opciones tienes, más que levantarte y salir adelante? Lisa tiene un enorme reto que superar, y de ello dependerá su...